Mientras todos los habitantes de Urdaibai se recluyen en sus casas por el confinamiento del coronavirus, la naturaleza sigue su curso. Y, a tenor de los últimos acontecimientos, parece que con una fuerza inusitada en Urdaibai. Tanto que dos parejas han formado sus nidos en Gernika-Lumo y en Gautegiz Arteaga. En el primero de los casos, además, con sorpresa para los gernikarras, ya que la pareja ha realizado su nido en lo alto del campanario de la iglesia de Andra Mari, en pleno centro de la villa.

Si bien los ornitólogos deben analizar la llegada de estas cigüeñas, puede que el confinamiento y el menor trajín que se vive en Gernika-Lumo puede haber ayudado a su asentamiento en la espadaña del templo gernikarra. "Aún así, todavía no sabemos si ha tenido alguna influencia o no", señaló el biólogo Aitor Galarza. Lo cierto es que es una imagen que no se veía desde hace muchos años en la localidad. "Hay testimonios que dicen que hubo parejas antes de la Guerra Civil. Se dice que anidaban a principios del siglo pasado. Pero tampoco es algo que esté documentado", evidenció.

Lo que sí ha podido influir es el proyecto de reintroducción de la cigüeña blanca en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, puesta en marcha hace ya algunos años por la Fundación Urdaibai -ahora Fundación Lurgaia-, una época en la que únicamente anidaban en Bizkaia cuatro parejas y ninguna en su tramo costero. "Fueron un total de 38 pollos los que se mantuvieron en un aviario hasta su liberación entre 2005 y 2008"·, recuerda Galarza, que tomó parte en aquella iniciativa.

Ya en 2007 se formó en Forua la primera pareja de la Reserva "y el 26 de abril del año siguiente, cuando se cumplía el 70 aniversario del bombardeo de Gernika, nacieron los primeros polluelos". Así, y aunque la población se ha incrementado considerablemente desde el proyecto desarrollado en Urdaibai (18 parejas en 2019), "el establecimiento de nuevas parejas es una noticia siempre muy bien acogida", afirmó.