Txorierri es una comarca que respira deporte. También es un rincón de Bizkaia lleno de emprendimiento, de innovación, que cuenta con personas trabajadoras, luchadoras y perseverantes; y que, al mismo tiempo, disfruta de sus tradiciones, de su cultura y de su riqueza gastronómica. Es la puerta de Euskadi al mundo y eso le imprime un carácter internacional al territorio. Es el primer lugar que visitan los extranjeros y desde el que se despiden los vascos y vizcainos para expandir sus horizones. Bien lo saben en Sondika, sede del primer aeropuerto de Bilbao, que entró en servicio en 1950 y recibió la denominación del piloto bilbaino Carlos Haya, que fue edificado en el centro del pueblo.

Un escenario muy próximo a donde tendrá lugar el próximo jueves (19.00 horas) la gala de los XVI Laboral Kutxa DEIA Hemendik Sariak para premiar a un total de siete personas, entidades deportivas y agrupaciones, así como a un negocio de hostelería, cuya trayectoria merece un profundo reconocimiento.

Sin duda, uno de esos negocios de referencia en la comarca por su trayectoria es el gimnasio Doyan, ubicado en Derio. Doyan, cuyo significado hace referencia a ese lugar en el que uno mejora a nivel deportivo y humano –además de la sala donde se entrena–, resume a la perfección la filosofía de esta escuela de taekwondo que se puso en marcha hace cuatro décadas, en 1982. “La fundó el maestro Arístides Alonso. Su madre le animó a abrirla en Derio, aunque en un principio barajaba Bilbao, porque quería que los niños y niñas de la localidad pudiesen disponer de una escuela de artes marciales”, indica Asier Rodríguez, quien tomó posteriormente las riendas del negocio. Al igual que otros alumnos, Asier empezó a recibir clases en 1988. Como en una familia, no dudó en echar una mano a su maestro cuando lo necesitaba con las clases y a los 28 años cogió el testigo. “Arístides falleció en 2008 y yo continué con su legado”, expone.

Gimnasio Doyan DEIA/ B. Guerrero/ Cedidas

En la actualidad, la escuela está formada por más de 250 alumnos y alumnas, que además de taekwondo practican otras disciplinas como Tai chi o Jeert Kune Do, un sistema de artes marciales desarrollado por Bruce Lee. Las clases se imparten por la mañana y por la tarde y su trayectoria durante estas cuatro décadas les han permitido convertirse en un club de referencia en Euskadi.

A lo largo del año, los alumnos de la escuela acuden a diversos campeonatos. “No paramos en todo el año”, subraya Asier, que recientemente ha estado en el Open Internacional de la Vendimia de Logroño, organizado por la Federación Riojana de Taekwondo. Precisamente, entre sus integrantes destaca la joven taekwondista Ane Vallo, de 17 años, que compite con Euskadi y ha sido seleccionada para entrenar en el centro de alto rendimiento de la selección española en Madrid. “Estamos muy contentos de su progresión y del trabajo desempeñado con ella”, apunta Asier.

Euskera

La enseñanza es otro de los pilares de la comarca y de cualquier sociedad. Transmitir el conocimiento a las nuevas generaciones resulta fundamental para el progreso y el avance de las personas. En este caso, a través de la enseñanza del euskera. Concretamente, Arantza Ibarrondo, Lidia Díez y Kontxi Begoña fueron las andereños que participaron en el primer proyecto de enseñanza de euskera en Sondika durante aproximadamente una década, desde mediados de los setenta hasta mediados de los ochenta. Lo hacían en los locales de la parroquia de San Juan Bautista de la localidad. “En la casa cural se daban dos clases de euskera y dos de castellano”, recuerda Arantza, que ha estado siempre ligada al euskera desde la cuna. “Aprendí el idioma en casa y primero estuve dando clases en la ikastola de Portugalete. Después, a través de un tío mío, empecé a dar clases en Sondika”, apunta. Un legado familiar como el que recibió Kontxi Begoña, vecina del centro de Sondika “hasta la construcción del aeropuerto”, indica, puesto que actualmente reside en el barrio de Sangroniz. Kontxi tomó el relevo de una de las andereños y estuvo varios años echando una mano en la enseñanza del euskera. “Cuidaba niños y cuando se fue una de las andereños empecé yo”, recuerda. Una vez que se cerró la ikastola pasó a trabajar en casa al cuidado de la familia.

Por otro lado, gran parte del valor de una comarca y de una sociedad reside en la calidad humana de sus gentes. Vecinos y vecinas como Begoña Lopategui, cuya trayectoria vital y profesional la han convertido en una persona muy reconocida en todo Zamudio.

Koldo Zubimendi consiguió abrir una vía virgen en solitario en el Kharut II, un pico de 6.800 metros del Karakórum, cerca del K2

Muchos la conocerán como Begoña la pescatera, porque durante años ha regentado diversos negocios en la localidad, entre ellos una pescadería y una charcutería, además de un restaurante. A sus 84 años, su trayectoria bien merece un reconocimiento. Primero puso en marcha junto a su marido una pescadería y una charcutería, para después abrir otra pescadería también en la localidad que atendían entre los dos. A primera hora de la mañana repartían el género en las fábricas del municipio y seguido despachaban en sus locales. Sin embargo, su labor emprendedora no se quedó ahí, puesto que en 1987 abrió el restaurante Aramendi, ubicado en el parque tecnológico. Al mando de la cocina se puso Begoña, que siempre ha cautivado a su clientela con sus recetas de gastronomía vasca tradicional, sus exquisitos postres y con suculentas “morcillas por la festividad de San Martín”, tal y como relata su hijo, Joseba Ayarza. Begoña se jubió hace más de una década, pero seguía echando una mano de vez en cuando en el restaurante, que luego reabrió como Aramendi Berria. A un paso del restaurante también se encuentra el hotel Aretxarte, que puso en marcha la familia y que ahora regenta Joseba. “Abrimos el hotel en 2001, pero mi ama trabajó solo en el restaurante”, explica.

Begoña Lopategui DEIA/ B. Guerrero/ Cedidas

Sobre esta línea, hay algunas personas que guardan un carisma especial. Uno de ellos es Koldo Zubimendi, uno de los erandioztarras que más cerca han estado del cielo. De los que han llegado más alto, más arriba. Koldo Zubimendi es alpinista, de esos de esencia pura, de contacto primitivo con la montaña, de alma y espíritu aventureros y cero markéting. Esa filosofía explica que el pasado mes de julio lograra un hito: abrir una vía virgen en solitario en el Kharut II, un pico de 6.800 metros del Karakórum, situado cerca del famoso K2. Lo hizo solo porque su compañero, el también erandioztarra Vicente Barcena, tuvo que retirarse del desafío al no encontrarse con las fuerzas suficientes.

“Fue una ascensión muy bonita; guardo un recuerdo muy bueno”, admite. Zubimendi bautizó el insólito camino labrado en el Kharut II –intentado sin éxito por otras cinco expediciones– como Vía Pollos y ese nombre tiene una motivación: “A esta expedición íbamos a ir tres personas, inicialmente, pero a falta de una semana para salir a nuestro amigo Unai Pollos le diagnosticaron una dolencia y no pudo venir”, comenta el montañero. “Fuimos, finalmente, Vicente y yo, que hicimos todo juntos hasta el último día, que él se tuvo que dar la vuelta a 5.600 porque no se encontraba con fuerzas para seguir”, añade. Zubimendi sí pudo continuar para sellar un triunfo que es de él y también de sus compañeros, de los que disfrutan, viven y sienten la montaña. Esta aventura era ilusionante y muy, muy esperada. “Decidimos ir en 2020 y lo tuvimos que posponer hasta 2023, así que teníamos unas ganas locas, es la expedición en la que más hemos pensado con diferencia, porque normalmente las planeas de un año para otro”. Y las escoge, las medita y las ejecuta con su manera de entender el alpinismo. “Me motiva más este tipo de expediciones que lo que se está haciendo últimamente, de subir ochomiles, ¡venga! Subir ochomiles en invierno, ¡venga! Creo que el alpinismo, hoy en día, demanda actividades a montañas más remotas, vírgenes, por otras caras… Un alpinismo más técnico y no lo que ya se hacía en 1980. Y yo he hecho alpinismo clásico: he subido dos ochomiles por rutas normales y lo he hecho súper a gusto, pero creo que el alpinismo debería ir en otra dirección”, considera este hombre de 41 años.

Familia futbolera

El espíritu de los DEIA Laboral Kutxa Hemendik Sariak lo representa a la perfección Tartanga Fútbol Club, un equipo aficionado de Erandio que juega en la Liga Interbarrios. Encaja en lo que quieren ensalzar estos galardones porque ellos son unión, pertenencia, valores, amistad, diversión… Tartanga es fútbol puro y duro. Quedan fuera de juego el salario, un determinado nivel y cualquier pomposidad. Cuarenta años lleva Enrique Vázquez manteniendo este equipo y todo el buen rollo que se ha ido heredando.

Begoña Lopategui, ‘la pescatera’, es una persona muy reconocida en Zamudio que ha regentado diversos negocios en la localidad

Todo arrancó para Tartanga F. C. en 1982, tras el Mundial de España y en un ambiente social con conflictos, desempleo, pesimismo, violencia… En ese contexto, unos jóvenes de Erandio unieron sus ganas para jugar al fútbol, para echar unas pachangas. “Nos juntamos una cuadrilla de chavales que andábamos por la calle Tartanga. Pensamos: ¿Por qué no jugamos al fútbol? Venga, yo llamo a uno, yo a otro… Y conseguimos formar un equipo con unos 17 ó 18. Primero, jugábamos en la playa y luego nos enteramos de que había torneos de aficionados. Nos inscribimos y, desde entonces, hemos jugado”, recuerda Enrique. Él fue el fundador y la persona imbatida desde entonces; primero en el campo y luego en el despacho. La Liga Interbarrios es la energía para Tartanga F. C. “Es una forma de practicar deporte para gente que no puede hacerlo en los equipos federados porque tienen otro tipo de exigencias, hay que ir a entrenar determinados días... Aquí no tenemos mayor afán que jugar al fútbol en este torneo. Se trata de buscar una salida a todas las personas a las que les gusta el fútbol, pero que, por estudios o trabajo, no pueden participar en los entrenamientos o que, por sus capacidades deportivas, no puedan jugar federados. Somos la alternativa”, explica Enrique.

Athletic Club DEIA/ B. Guerrero/ Cedidas

Lezama y Athletic. Athletic y Lezama. Es un idilio robusto. Lo que suponen las instalaciones del club de fútbol bilbaino para el municipio adquiere mucho peso. El nombre de Lezama ha llegado donde no podía haberlo hecho de otra manera. La localidad ha recibido (y ha acogido) a personas que no habrían llegado de otra forma. Es un tándem estupendamente avenido desde hace más de cincuenta años.

Las instalaciones del Athletic, en territorio municipal de Lezama, cuentan, repartidas en trece hectáreas, con cuatro campos de hierba natural de medidas reglamentarias (uno de ellos con tres tribunas para 3.200 espectadores) y cuatro de hierba artificial, también de dimensiones reglamentarias, además de un pabellón cubierto, con suelo de hierba artificial, gimnasios, centro médico y almacenes. Además de los ocho campos, existe una jaula de porteros, un campo de hierba artificial para el entrenamiento de los guardametas. Asimismo, los usuarios disponen de aparcamientos (cubierto y descubierto) y bar.

El 27 de enero de 1971 fue cuando este proyecto pionero en el fútbol estatal abrió sus puertas en una zona claramente rural. El Athletic compró los terrenos en Lezama por cuarenta millones de pesetas, según dicen las crónicas de la época, para construir tres campos de entrenamiento, vestuarios, un gimnasio y habitaciones para poder realizar las concentraciones del primer equipo.

Premios

  • Andereños de Sondika. Arantza Ibarrondo, Lidia Díez y Kontxi Begoña participaron en el primer proyecto de enseñanza del euskera en la localidad en la iglesia San Juan Bautista.
  • Athletic Club. Se cumplen 52 años desde el inicio del uso de las instalaciones de Lezama por parte del club bilbaino.
  • Koldo Zubimendi. Alpinista de espíritu aventurero. El pasado mes de julio logró un hito: abrir una vía virgen en solitario en el Kharut II, un pico de 6.800 metros del Karakórum, situado cerca del famoso K2.
  • Begoña Lopategui. Vecina muy reconocida en Zamudio. Durante años ha regentado una pescadería y charcutería y ha estado al frente de la cocina del restaurante Aramendi.
  • Restaurante Gozkoetxe. La familia Sampedro tomó las riendas del negocio en plena pandemia y le han dado un nuevo aire.
  • Gimnasio Doyan. Escuela de taekwondo en Derio desde 1982.
  • Tartanga Futbol Club. Un equipo aficionado de Erandio que juega en la Liga Interbarrios.

La cita

El jueves, 26 de octubre, el aula de cultura de Sondika acogerá los XVI DEIA Laboral Kutxa Hemendik Sariak a las 19.00 horas.