El pleno municipal de Bilbao debatirá el próximo jueves una moción para modificar la fecha de celebración de las fiestas. No es que el grupo proponente, el Partido Popular, tenga intención de que ese cambio sea drástico, sino que han “recogido el sentir de muchas asociaciones y particulares para que Aste Nagusia sea siempre la última semana de agosto”. Los populares plantearían así finalizar con la tradición que estipula que las fiestas locales se celebren anualmente, sí o sí, a partir del sábado siguiente a la festividad de la Virgen de Begoña, es decir, del 15 de agosto. De esa manera, se suman a las voces que consideran que esta modificación permitiría que las fiestas ganaran afluencia, además de un mayor impacto económico y mayor difusión internacional.
El debate se ha avivado tras la edición de este año, en el que Aste Nagusia se ha celebrado especialmente pronto. Más pronto imposible, de hecho. Las fiestas han dado comienzo el 16 de agosto, lo que ha incidido en la asistencia. Los datos cuantitativos no mienten: ha habido menos gente que en la edición anterior. En total se han sumado 1,5 millones de personas, frente a las 1,6 millones de personas del año anterior, cuando dieron comienzo un día antes. Los números están, no obstante, lejos de los 1,8 millones de asistentes congregados en 2023, año de récord tras la pandemia. Por de pronto, la edición de 2026 sí se celebrará durante la última semana de agosto, del día 22 al 30, lo que permitirá cotejar los pros y contras de una edición temprana y otra tardía.
Mientras tanto, el próximo jueves habrá oportunidad de debatir. El PP se hará eco, de esa manera, de algunas voces que defienden a capa y espada la necesidad de cambiar de fecha. Lo argumentaba detalladamente Marino Montero, uno de los miembros de la primera comisión de Aste Nagusia, en un artículo publicado tras las fiestas de 2025. Se conseguiría, razonaba, propiciar una mayor afluencia de público, evitar el que se solape con las quincenas vacacionales y con las fiestas de San Roke, que se celebran en otras localidades vizcainas como Portugalete y Gernika. “Las fiestas nunca empezarían antes del día 20 y aunque habría algún año que se prolongarían hasta los tres primeros días de septiembre, estos corresponderían a los de un fin de semana con festivo incluido”, aseveraba, en caso de que se trasladara a la última semana de agosto.
ANTECEDENTES
En todo caso, no es una controversia nueva. En 2013, el argumento de que las fiestas funcionaban mejor “económicamente” cuanto más tarde se celebraran fue la excusa para hablar sobre ello. Los hosteleros y comparseros no estaban por la labor de apoyar el cambio. Entre otras cuestiones señalaban que la semana de impasse entre las fiestas y el inicio de curso eran necesarias. Y había vecinos que se mostraban en contra de romper con la tradición. No obstante, Marino Montero recuerda que la Comisión de Fiestas, a propuesta de la Compañía Gargantua, aprobó en 2014, “por mayoría absoluta de comparseros y munícipes”, que a partir de 2015 las fiestas se celebraran en la última semana de agosto. No llegó a implantarse.
Mantener la tradición tampoco ha sido un argumento de peso para celebrar las fiestas siempre tras el día de la Virgen de Begoña. En 2004, tras una decisión adoptada por el equipo de gobierno del Ayuntamiento, que contaba con la oposición de las comparsas y los hosteleros, las fiestas se celebraron entre el 14 y el 22 de agosto, bajo la premisa de que así se establecía un circuito festivo entre Gasteiz, Donostia y Bilbao. Y se alegaba que era la alternativa que se había adoptado en otras ocasiones cuando había caído el día de la Virgen en domingo. No obstante, años después, en 2009, el debate volvió a plantearse y se descartó adelantar las fiestas. Y al año siguiente la discusión cambió las tornas para barajar la opción de retrasar las fiestas, si eso suponía “un mayor beneficio a comerciantes y hosteleros de la villa”. El jueves se sabrá si esos argumentos aún siguen sobre la mesa.