OCIABLE, buen conversador, atento y dispuesto, siempre, a ayudar. Así era Karlos Atutxa Gurtubai y así lo recuerda todo aquel que tuvo la suerte de conocerlo. Su fallecimiento, el pasado 19 de junio tras años de lucha contra una larga enfermedad, causó gran conmoción tanto en Arrigorriaga como en toda la comarca de Nerbioi-Ibaizabal por lo inesperado del desenlace y por el vacío irreparable que, sin duda, ha dejado entre sus allegados.

Natural de Igorre, llegó a regentar hace tres décadas el batzoki de Artea y una vez asentado en Arrigorriaga ostentó en dos periodos el cargo de lehendakari de la Junta Municipal de EAJ-PNV. En 2015, entró a formar parte de la lista de la formación jeltzale a los comicios locales con Asier Albizua como candidato a la reelección y quien destacó de su figura “su actitud, compromiso y disposición a ayudar”. En esa legislatura, Karlos Atutxa fue nombrado primer teniente de alcalde y concejal del Área de Urbanismo y Medio Ambiente y dio buena muestra de su talante. “Si alguien escribía o llamaba al Ayuntamiento para trasladar algún problema, daba igual la hora que fuera. Se preocupaba e incluso acudía al domicilio del afectado para preguntar e informarse. Intentaba buscar y encontrar una solución. Siempre estaba ahí y siempre positivo”, recordó Albizua.

En las elecciones municipales de mayo de 2019, volvió a ser incluido en la plancha de EAJ-PNV de Arrigorriaga, en esa ocasión con Sonia Rodríguez como candidata a la Alcaldía. “No solo confiaba plenamente en él. En la legislatura que compartimos en el equipo de Asier Albizua, llegamos a trabajar codo con codo y aprendí muchas cosas de Karlos: su capacidad de dedicación y trabajo por su pueblo, su forma de ver y enfrentarse a los problemas... Nunca se venía abajo. A todo sabía sacarle el lado positivo”, afirmó. El 26 de mayo, las urnas relegaron a la formación jeltzale a la oposición y, en torno a esas fechas el estado de salud de Karlos Atutxa se resintió, tanto que ni siquiera pudo acudir el 14 de junio al pleno de constitución de la nueva corporación local y, posteriormente, renunció a su acta de edil de la formación jeltzale.

Desenlace inesperado

“Fue un luchador que quiso proteger desde el minuto cero a todos los que le queríamos para que no sufriéramos. No sabíamos que estaba tan malito. Siempre nos transmitía la esperanza de que iba a mejorar. Para mí ha sido un orgullo haber conocido a una persona así y haber podido compartir con él experiencias y momentos”, aseguró una afectada Sonia Rodríguez tras conocer el fatal desenlace. “Ha sido un palo muy grande. Todos pensábamos que lo conseguiría. Gente como Karlos deja mucha huella. No he oído nunca a nadie hablar mal de él”, subrayó Albizua.

Así quedó patente con las numerosas muestras de cariño y condolencia que en esos días recibieron sus familiares y el partido al que se dedicó en cuerpo y alma o con el sentido minuto de silencio que dedicó a Karlos Atutxa la corporación municipal de Arrigorriaga en el primer pleno celebrado tras su fallecimiento. Y es que, tal y como resaltó Rodríguez, “de la política disfrutaba mucho, pero sobre todo era una gran persona. Hacía el bien a todo el mundo y quería al pueblo de Arrigorriaga y a toda su gente”.