Poco podían imaginar Manuela C. y Sara M. -limpiadoras del colegio Kanpazar de Portugalete- lo animada que iba a resultarles ayer lunes su jornada laboral gracias a la aparición en el patio que habitualmente utilizan las niñas y niños más pequeños del centro educativo de un pequeño mochuelo que a la postre resultó herido tras golpearse reiteradamente contra las cristaleras del recinto en su intento por salir del centro escolar. "Yo estaba barriendo la entrada del patio y de repente he oído un ruido procedente de los tubos de la calefacción donde a diario se refugian gorriones y otros pajarillos. Era un ruido muy fuerte para ser de un gorrión, pero en principio no le hecho caso y he seguido a lo mío. De repente he vuelto a escuchar otro golpe fuerte y ya entonces me he asomado al patio y en la esquina, bajo uno de los murales del duende Argitxo, he visto al pájaro", relata Manuela, quien tras ver al ave en el suelo en una esquina decidió quedarse quieta para no asustarla.

"Entonces me di cuenta de que era como un búho, por los ojos y por como movía a cabeza. Ahí me ves a mí a las siete menos veinte de la mañana acercándome con sigilo para no asustarle, pero al ir hacia él ha salido volando y se ha vuelto a chocar varias veces contra los cristales. Total que he llamado a voces a mi compañera Sara para contarle lo del búho. Sara ha venido y cuando íbamos a cogerlo ha echado a volar con tanta fuerza que con el golpe se ha quedado en el suelo noqueado y boca arriba", rememora Manuela que con los nervios no se atrevía a intentar reanimarlo.

Reanimación

Sin embargo, Sara M., que no es la primera vez que rescata a un pájaro en similares circunstancia, no dudó en aplicarle un masaje cardíaco con el dedo. Y a base de pequeños aportes de agua lograron que el animal reaccionase. "Si nos ves allí haciéndole la reanimación con el dedo y dándole agua en el pico y mojándole la cabeza, menudo cuadro, ha sido de traca", comenta Manuela que, junto a su compañera, llevó al ave a la zona trasera del colegio donde hay campas y arbolado. "Lo pusimos en el suelo pero aunque abría las alas no lograba coger vuelo porque iba arrastrado las patas. Al ver esto lo hemos cogido de nuevo y hemos vuelto dentro. Le hemos metido en una caja de cartón y le hemos puesto algo de pan mojado y agua mientras decidíamos que hacer", cuenta Manuela. En ese momento accedían al centro escolar los alumnos y alumnas que entran a las ocho de la mañana al aula de acogida matinal.

"Te puedes imaginar a los críos con el pájaro. Estaban como locos por verlo. Hasta fotos se han hecho con él", recuerdan Manuela y Sara. Esta última, acabada su jornada matinal, se llevó a casa al pequeño Argitxo -como le llamaron por haber aparecido entre los murales del popular duende- desde donde contactó con el centro de recuperación de fauna silvestre que la Diputación foral. "Llamé a mi marido Iñaki para que lo bajara a la Policía Municipal como me dijeron en el centro de la Diputación y así lo hicimos", apunta Sara.

Argitxo descansa ahora en el centro foral en Gorliz Argitxodonde confirmaron que se trataba de un ejemplar joven de mochuelo. "Al parecer tiene un problema en las patas (podría tratarse de un traumatismo). Ahora está en la incubadora y se le ha aplicado fluidoterapia (se le ha hidratado). Mañana -por hoy martes- se le hará una radiografía para determinar el problema que tiene en las patas", informaron desde la Diputación foral que recordaba que el objetivo de este tratamiento es recuperar al animal para poder reintroducirlo nuevamente a la naturaleza y caso de que no fuera posible, buscarle alojamiento en algunas de las entidades especializadas para su acogida.