- Nacido en Tánger en el seno de una familia donde se respiraba el golf por los cuatro costados, Carlos Cano se ha hecho cargo de la dirección deportiva del único campo de golf público de Bizkaia, el Meaztegi Golf de Ortuella. Un campo de 100 hectáreas que da trabajo a más de 20 empleados y que cuenta con cerca de 800 abonados que como consecuencia del covid-19 también se han quedado sin poder practicar su deporte favorito y sin poder enseñar a los más jóvenes las normas básicas de este deporte que lucha denodadamente contra la imagen de un juego clasista.

¿Sigue siendo el golf un deporte de ricos tal como aún se entiende en el imaginario popular?

—Esta es una cuestión que se presta a un amplio debate ya que existen otras prácticas deportivas mucho más extendidas en las que el precio es disuasorio y, sin embargo, no tienen ese toque clasista que se atribuye al golf. Hay deportes en los que un abono de temporada cuesta bastante más que lo que supone acercarse a este deporte que hoy día está al alcance de cualquier aficionado.

Una práctica a la que, como al resto de actividades, le habrá afectado el covid-19. ¿En que medida?

—Evidentemente, una cuenta de explotación que esté parada dos meses le supone un tanto por ciento muy importante en su facturación ya que el cierre es total aunque esperamos que con la reapertura este verano podamos recomponer nuestras expectativas. No obstante, el covid-19 ha afectado a una plantilla de más de 20 trabajadores del complejo.

A ello se suma que la nueva realidad que el covid-19 ha impuesto nuevas normas para el disfrute de este deporte. ¿Cómo les afecta?

—Nuestros protocolos han cambiado mucho porque entre otras cosas la gente se ha concienciado más de la necesidad de mantener las distancias sociales. Lo bueno es que el golf puede ser uno de los deportes donde menos riesgo hay de contagio ya que es al aire libre y las distancias entre los practicantes son muy grandes. Y a nivel de instalaciones interiores se han adoptado todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los usuarios.

¿La temporada está en riesgo?

—Qué duda cabe que la temporada ha estado mediatizada por el covid-19. Pero, por un lado hemos notado que los aficionados tenían ganas de golf y la vuelta con la desescalada ha sido notable. Sin embargo estamos tristes porque el covid-19 ha supuesto paralizar la primera liga interescolar en la que tomaban parte 25 colegios y más de 70 escolares vizcainos.

Habrá que esperar al curso que viene. ¿Cómo lo prevén?

—No tenemos ninguna duda de que el acercamiento de los jóvenes a través de sus colegios forma parte del futuro de este deporte que cuenta con más de 19.000 licencias federativas en Euskadi de las que casi 8.500 son de Bizkaia. Nuestro objetivo es ampliar la base de la pirámide de los aficionados. El golf es un deporte que no tiene edad para su futuro.