Tras los acontecimientos desencadenados con la proclamación de la República en 1931, llega julio de 1936. "Mola, Sanjurjo y varios generales más dan un golpe de Estado contra la República democráticamente elegida. Asustados por la pérdida de privilegios, la derecha, la Iglesia, los grandes terratenientes y empresarios y numerosos mandos militares se alzan contra uno de los gobiernos más progresistas y modernos de la época. La sublevación triunfa en varias zonas de la península. Gran parte de Nafarroa y Araba, incluidas sus capitales, son tomadas por los golpistas. Gipuzkoa y Bizkaia permanecerán fieles a la República. Junto a Santander y Asturias, quedarán rodeadas de territorios dominados por facciosos. A la rebelión se enfrentarán las fuerzas de izquierdas: republicanos, socialistas, comunistas, anarquistas, etc., y formaciones nacionalistas. En Euskadi, fundamentalmente ANV y después PNV".

Con esta introducción, y en una escena de aparente calma en la plaza de San Severino, en la que un joven irrumpe periódico en alto para proclamar las noticias, arranca el cómic sobre la Guerra Civil y el franquismo en la villa disponible en la librería Maruri que se prevé llevar a centros escolares para dar a conocer a la juventud hechos que en algunos casos han quedado en el olvido por décadas de silencio. Y es que en la asociación han constatado que, por ejemplo "en la wikipedia se pasa de la caída de Bilbao a Santoña" obviando "300 bombardeos y el contraataque que se cobró 250 víctimas solo republicanas y nacionalistas".

Las seis páginas que había previsto la asociación Balmaseda 1937 que promueve la recuperación de la memoria histórica han resultado finalmente el doble ante la magnitud de información que ha aflorado "desde los archivos, con testimonios de vecinos o documentos gráficos", señala el integrante de la asociación Zunbeltz Matabuena, autor de los textos explicativos que han sido supervisados por el historiador y director del Museo de las Encartaciones, Javier Barrio. "Tan solo de aquella ofensiva en el Kolitza se podrían llenar cien páginas", indica el ilustrador de Balmaseda César Llaguno, que trabaja con una revista de montaña y ha plasmado hechos de total crudeza: fusilamientos, niños que ruegan a los milicianos por un trozo de comida, ataques aéreos de los que los vecinos huyen cobijándose en los refugios de los talleres de La Robla, la calle Correría y detrás del Ayuntamiento mordiendo palos para evitar que les estallaran los oídos, cincuenta niños balmasedanos que embarcan rumbo al exilio, mujeres obligadas a limpiar las casas de los vencedores "y mencionamos también que existen rumores sobre abusos sexuales", persecución de la lengua y la cultura vascas o la opresión que ejercía la Iglesia en la enseñanza o la moral.

No se trata de un cómic al uso "y, sobre todo hemos buscado que resulte verosímil". Han contado los desmanes de ambos bandos, que "en un caso fueron puntuales y del lado franquista, una represión orquestada y sistemática", cuenta Zunbeltz Matabuena.

Seis borradores Se pusieron manos a la obra buscando fotografías "en algunos casos de época, en otros no concuerdan exactamente, pero vienen a colación para poder expresar determinadas cosas". Descartaron sucesivamente hasta seis cómics al completo cuyas portadas se expusieron en el palacio Horkasitas de Balmaseda, escenario de la presentación.

A través de las imágenes narran cómo los franquistas impusieron "un período de depuración, sobre todo en la administración pública" despidiendo personal para promocionar a sus acólitos. La primera obra que se llevó a cabo fue la de la escuela "porque había que adoctrinar", se acondicionó el Campo de las Monjas para reanudar la Pasión Viviente y también "el cuartel de la Guardia Civil".

Para preservar la intimidad de los afectados, se han omitido nombres y apellidos de los que están vivos a la hora de describir ciertos acontecimientos y en cambio las personas fallecidas sí constan con nombres y apellidos. Saben que en 1950 una persona de ideología izquierdista aparcó un camión en la plaza y tras una discusión con un Policía Municipal adepto al régimen, este le mató. Que a partir de la década de los sesenta, cuando en el ambiente flotaba la sensación de que al dictador le quedaba poco tiempo "hubo especulación inmobiliaria y se aprovechó para derribar la casa torre que había en la plaza de San Juan y construir en su lugar un bloque de pisos". Que en 1977 "se produjo en Balmaseda un mitin de Alianza Popular que terminó como el rosario de la aurora" y que "en 1979 un joven fue acribillado por la Guardia Civil en Galdames".

El tramo final del franquismo se recoge a modo de cierre en la última página del cómic. Así, se recuerdan acciones de grupos activistas como pintadas contra la dictadura en un tren. "Algunos viajeros huyeron, otros aplaudieron, otros se quedaron petrificados. En otra ocasión, varios militantes se sirvieron de los ropajes de gente del pueblo de la Pasión Viviente para hacer pintadas, una de ellas, frente al escenario de la crucifixión. La noche en la que Salomé ganó Eurovisión en 1969 se regó el pueblo con unas octavillas que recogían nombres de franquistas locales, mandos de la Guardia Civil y supuestos chivatos locales, y, por último, con el cine a tope a punto de ver Lawrence de Arabia, una gigantesca pintada que reivindica el socialismo firmada por ETA aparecerá al abrir el telón", describe.

Todo lo relatado "es importante por el momento que vivimos actualmente, porque esto sigue". De lo contrario, "no sé si se entendería, entre otras cosas, que la Iglesia intente decirnos cómo hay que nacer, cómo nos tenemos que amar o sentencias como las de Altsasua o La Manada". En definitiva, "Vox supone el reflejo de una sociedad, puesto que las raíces son hondas".

Querella En Balmaseda no están dispuestos a olvidar lo sucedido de 1936 a 1975. Por eso, previsiblemente a principios de marzo interpondrán una querella por los crímenes del franquismo, respaldada por los testimonios de una docena de vecinos y se adherirán a la causa argentina.