Miguel A. Pardo

Santurtzi - Aprender es vital en el día a día, pero hacerlo mientras, además, se ayuda a los demás es algo maravilloso. Esa sensación de crecer como personas a la vez que ponen su granito de arena para que otros también crezcan es lo que en los últimos tres meses han experimentado Eider Puertas, Zuriñe Mujika, Olatz Rodríguez, Ekain Cintas, Maider Flores y Anne Velasco, alumnos de Integración Social y Educación Infantil del colegio San José de Calasanz de Santurtzi. Ellos han formado parte del programa Aprendizaje por Servicio, una iniciativa por la que alumnado del centro educativo santurtziarra hace prácticas ligadas a su formación profesional en entidades o recursos dirigidos a colectivos que precisan de ayuda.

En su caso, los tres meses de prácticas los realizaron con la asociación Baobat, un colectivo que sirve de apoyo para los inmigrantes que llegan a Euskadi con muchas ilusiones, pero muy pocos recursos. En muchos casos llegan sin saber nada de castellano y Eider, Zuriñe y Olatz se han esforzado en este tiempo para que quienes acuden a Baobat vayan avanzando en la lengua de Cervantes. "El primer día todo fueron nervios y dudas porque, además, es complicado saber si están entendiendo algo de lo que les estás explicando. Pero, poco a poco, fuimos cogiendo confianza y puedo decir que ha sido una experiencia muy bonita y gratificante", explica Zuriñe, a quien siempre le había interesado mucho el trabajo que se realiza en asociaciones de apoyo a los inmigrantes. No conocer el idioma, tener una cultura diferente puede ser, de entrada, una barrera. Más si cabe para quienes llegan de nuevo a una asociación, pero todo ello se supera con una buena predisposición, trabajo y buen carácter. "El hecho de que Baobat sea una asociación tan familiar nos ha ayudado muchísimo. Esa cercanía en el trato hace que todo sea mucho más fácil", indica Olatz.

Si Olatz, Zuriñe y Eider ayudaban a que los recién llegados fuesen avanzando con el aprendizaje del idioma, el rol de Ekain, Anne y Maider era el de cuidar a los niños mientras los mayores recibían las clases y talleres que Baobat desarrolla en Mamariga Kulturgunea. Al igual que en el caso de las alumnas de Integración Social, quienes procedían de Educación Infantil también se encontraron en el desconocimiento del idioma por parte de tanto niños como de padres y madres una barrera. "Al principio fue complicado no poder comunicarnos con los niños y, evidentemente, esa barrera era un obstáculo para ganarse la confianza de los padres y madres", señalan Ekain, Anne y Maider.

La experiencia les ha servido para aplicar en el día a día lo que aprenden en el aula y, también, para conocer algunas situaciones que en clase son complicadas de aprender. Así, para formar a los padres y madres que acuden al recurso, organizaron sendos talleres de alimentación e higiene para que mejorase la calidad de vida de los más txikis y de los propios familiares. "Nosotros preparamos al alumnado para el mundo laboral y esta es una experiencia extra que ofrecemos", añade Astrid Villanueva, responsable de prácticas de Servicios a la Comunidad de San José de Calasanz.

Así, desde su experiencia, estos seis alumnos reconocen que el haber formado parte de esta iniciativa "ha sido muy bonito, aunque, como en todo, hay momentos buenos y malos". Eider, Zuriñe, Olatz, Anne, Ekain y Maider se han formado para ser mejores profesionales y lo han hecho ayudando a los demás.