SESTAO. Los barrios tienen, o suelen tener, bares, comercios, parques... Pero desde el primer trimestre del próximo año, además de todo eso, el barrio sestaoarra de Txabarri va a contar con una caldera comunitaria de biomasa. Este dispositivo abastecerá de agua caliente y calefacción a 250 familias de esta zona de Sestao desde el primer trimestre del próximo año y, en una segunda fase, serán otras 200 familias las que accedan a esta caldera que es fruto del trabajo conjunto del Gobierno vasco, el EVE, el gobierno estatal, la Unión Europea y el Ayuntamiento de Sestao.“La prioridad del departamento de Vivienda no es únicamente facilitar a las personas el acceso a una vivienda digna y adecuada a sus necesidades, sino lograr que ésta sea lo más eficiente energéticamente posible. Esta cuestión es la que estamos abordando con mayor énfasis en las nuevas promociones y en los programas de rehabilitación”, señaló Pedro Jauregi, viceconsejero de Vivienda del Gobierno vasco. Por su parte, el primer edil sestaoarra, Josu Bergara, agradeció “la implicación que las instituciones están teniendo en los planes de regeneración de Txabarri”. En total, la inversión necesaria para hacer realidad este proyecto ha ascendido a cerca de seis millones de euros, 2,4 para crear la sala de calderas y sobre 3,5 millones para realizar todas las obras necesarias en los hogares que se beneficiarán de este sistema.

Ahorro energético del 25%

La energía que hará que se caliente el agua y llegue la calefacción a los hogares procederá de una sala de calderas ubicada en pleno corazón del barrio, frente al antiguo Alto Horno. De dicha sala, saldrá una potencia de 1,4 megawatios aportados por tres calderas, dos de biomasa que aportarán 500 kilowatios y 250 kilowatios respectivamente y otra de gas con una potencia de 600 kilowatios. La sala, además, cuenta con silos para almacenar pellets, las cápsulas de madera que, gracias a su alto valor calorífico, servirán de biocombustible para poner en marcha este dispositivo que generará una energía más limpia y que, además, hará que los usuarios vean cómo su factura energética se reduce entre un 20 y un 25%. Asimismo, cuenta con la particularidad de que, a través de unas tabletas, cada usuario podrá controlar en cada momento el gasto energético que está realizando en su hogar.

Cuando las primeras 250 viviendas abran el grifo, allá por marzo, brote el agua caliente y caliente la calefacción, se pondrá punto y final a un proceso que habrá durado, aproximadamente, dos años. Ya que los trabajos han conllevado, además de la creación de esta sala de calderas, la ejecución de diversas obras para mejorar la eficiencia energética de los edificios y la instalación en cada uno de los hogares de nuevas calderas. En total, cada vecino ha asumido una inversión de entre 6.000 y 12.000 euros, montante con el que han cubierto -con la ayuda de las subvenciones europeas y del EVE- el coste de las obras en la fachadas y en la cubierta de sus edificios, junto a las adecuaciones a realizar en el interior de su hogar. El proyecto es complejo por desarrollarse en una zona habitada, pero también ha requerido concienciación en este barrio cuyos vecinos en unos meses, además de compartir calles, compartirán caldera.