Emilio Zunzunegi

Ortuella - Si Antonio Machado dejó escrito en verso que su infancia eran recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde maduraba el limonero, Luismi García Vega, un portugalujo con alma minera, rezuma poesía en la mirada que hace de la Ortuella que duerme, esa que el no pudo retener en su años de infancia cuando corría por los prados de Urioste al son de los pardillos que hoy día han dejado de piar. Tal vez por esa mezcla entre sentimental y nostálgica de la Ortuella de sus abuelos, Luismi García Vega ha planteado su incursión en el mundo de la fotografía por el lado el de la estática más que el de la estética. “Para mi lo más difícil es sin duda el encuadre. Saber lo que quiero captar para luego elaborar la instantánea que busco”, señala este trabajador de la construcción que suda de lo lindo en una gran fundición vasca a la que repara los ladrillos refractarios en hornos y cucharas. “Es un trabajo muy duro en el que existe el riesgo real de pasarlo mal. En mayo un compañero mío perdió la vida y aún creo que no lo he superado del todo, ronda por la cabeza”, declara este joven padre de familia que apenas acaba de rebasar la cuarentena y que apenas lleva 8 años detrás del objetivo de su réflex.

“Me compré una cámara cuando un amigo me invitó a hacer con el un safari en un parque natural en Kenia. Dije bueno, a ver si puedo pillar un león. Te puedes imaginar. Tiré más de 3.000 fotos y no creo que hubiera más de 30 buenas, que merecieran la pena. Bueno hubo una de un león atacando a una cebra que salió bastante bien enfocada y eso”, comenta este hombre que a resultas de aquel fiasco no dudó en apuntarse a un cursillo para poder mejorar su técnica fotográfica.

Estudiar “La verdad es que a través de un amigo contacté con Ana Bolado y Ricardo López Blanco de Rincones de Cantabria, una firma que para mi ha sido fundamental para evolucionar”, apunta este aplicado alumno que hizo su bachillerato y COU en el portugalujo Instituto Zunzunegi. Y puede decirse que asimiló bien las técnicas fotográficas, especialmente el trabajo con las luces y la exposición que le permiten realizar complejas instantáneas -algunas de ellas compuestas por hasta 7 fotogramas diferentes- con los que “trato de coger el alma de ese objeto, ese paisaje o ese monumento aunque mucha veces pasa que la foto está allí y eres tu el que debe encontrarla”.

Paisajes de Ortuella bañados por la bruma del mar, el horno Golifar con una luz blanca de quirófano que lo convierte en un faro en la noche, iglesias, casas y así hasta cerca de una cuarentena de motivos están desde ayer en la Sala de Exposiciones de la OKE . “La exposición exhibe instantáneas íntimas de nuestro municipio, lejos del bullicio diario y mostrando escenas muy particulares del pueblo”, resume el autor quien refiere que con sus obras “he querido descubrir a través del silencio de la noche la belleza de sus calles, plazas o estaciones. Deambular por las calles vacías me ha permitido centrarme en rincones, que habitualmente, pasan desapercibido, símbolos de nuestra tradición cultural”, señala Luismi quien reconoce que en su bagaje ortuellarra están pendientes fotografía de nieve y de rayos. “Son dos elementos que me faltan y que quiero capturar”, señala este joven operario que ahora ya cuenta con teleobjetivos y grandes angulares.

“La verdad es que uno no puede pretender el primer día, por buena cámara que tengas, hacer buenas imágenes. Hay que estudiar, leer, hacer cursillos, y sobre todo practicar”, apunta este fotógrafo aficionado que ya ha transmitido la curiosidad del objetivo a su hija Uritz. “Además es muy curioso porque ella desde su altura saca fotos increíbles”, señala. La exposición de García Vega puede visitarse hasta el día 18 deotubre de lunes a viernes (excepto festivos).