Zalla - “En esta orilla del Kadagua y en La Herrera empezó la revolución industrial en Enkarterri a finales del siglo XVIII y en el XIX”, apuntó Javier Allende, responsable de Promoción Económica y Empleo del Ayuntamiento. En el siglo XXI, la casona que levantó la familia que puso en marcha la papelera colindante de Longar refleja en sí misma la evolución del tejido económico y social de la localidad y la comarca. Esa mansión alberga hoy las instalaciones del centro de empleo Enkarlan, que los vecinos del barrio recorrieron en una visita guiada que les retrotrajo a su juventud.

En torno a 1870, “aquí, junto al río, se estableció una fábrica de papel que precedió en diez años a la de Aranguren”. Esta última “comenzó con 85 trabajadores y llegó a tener 400”. La plantilla de Longar era menos numerosa y “contaba mujeres entre sus empleados”. La familia Serrano, impulsora del negocio, construyó tres casas en los alrededores y una capilla abierta a los habitantes de la zona, aunque con áreas separadas: los vecinos en la parte inferior -y divididos, a su vez, en hombres, mujeres y niños- y, los propietarios, en el coro, con vistas sobre el altar.

El templo disponía de un órgano que, “según se decía, vinieron a montar desde Madrid”. Casi todo el mobiliario fue retirado cuando cesó la actividad de la papelera. Las naves se vendieron “sobre 2006” y el Consistorio de Zalla se quedó con la casa principal y la capilla, transformada en almacén municipal. En los años posteriores se barajó acondicionar un alojamiento con restaurante que llevó a Zalla a “restauradores y cadenas hoteleras”, pero el proyecto no cuajó en medio de la crisis económica.

Finalmente, “en 2015 el Ayuntamiento optó por dedicarlo a Promoción Económica y Empleo”, mientras se restauraba la capilla para acoger eventos de empresas y asociaciones. Se recuperó el coro en dirección opuesta a la original, se abrió una doble puerta y se instalaron baños y calefacción.

En el inmueble principal, los espacios distribuidos pensando en las habitaciones del hotel se reconvirtieron en clases y despachos para orientación laboral y educativa, comercio y cursos de agricultura u hostelería, donde concluyó la visita con una degustación de pintxos elaborados por el alumnado. Además, el traslado del KZ Gunea desde Aranguren dotó a Longar de fibra óptica.