Trapagaran - A Pilar Zurro Caballero no le asusta reconocer su edad, en noviembre cumplirá 72 años, sino que presume, sin decirlo, de una septuagenaria vitalidad que para sí quisieran generaciones mucho más jóvenes y que le dota de un envidiable nivel de actividad sociocultural en el municipio de Trapagaran. Activista convencida del envejecimiento activo, esta bilbaina llegada al mundo en la maternidad de Solokoetxe y vecina de Trapagaran desde que le dio el sí quiero al padre de sus dos hijos y una hija -que se ha revelado como una fan de su espíritu literario-, Pilar defiende a capa y espada que no vale para nada lo de “tu en casa y con la pierna quebrada”.
“Yo cuando estoy en el sofá suelo estar con un folio y un bolígrafo. No valgo para estar quieta. Afortunadamente soy yo la que cuido, no tienen que cuidarme a mí”, resalta esta abuela que tiene tres nietos en los que empieza a detectar alguna de las pasiones que ella ha cultivado desde bien pequeña como la poesía o el teatro y que la han llevado a involucrarse activamente en grupos locales como el de poesía, Olerki Maitea, el grupo de teatro de la Asociación de Jubilados La Orconera o en el certamen Abuelo Actual.
Andarina empedernida -este fin de semana se dio una amplia caminata por Sopuerta-, Pilar reluce cuando recuerda que a su nieto de cinco años le presentó a un concurso de relatos. “Quedó finalista”, remarca esta mujer que señala convencida de que su nieta mayor “escribe muy bien y la pequeña viene con buenas maneras”.
No es de extrañar teniendo una abuela que no se conforma con leerles cuentos a sus nietos sino que se los crea a su medida. “Ellos viven en Sestao y en los cuentos les incluyo cosas de la historia de su pueblo y a ellos les convierto en protagonistas de la historia, de cómo era Sestao y de la gente que llegó a ese pueblo como sus bisabuelos que llegaron de Extremadura. Recuerdo que mi hija se casó en el palacio de Olaso de Trapagaran y a mi nieta le hice un cuento en el que un príncipe y una princesa se casaban en ese palacio y luego nació una bella princesita que era ella”.
Pasional Un gusto por la historia vestida de poesía que Pilar ha trasladado a su último libro: Tú la pluma y yo el tintero. Una historia por llenar, que editó en 2015 y que es un compendió poético de su propia biografía.
Una trayectoria vital que la llevó a mentir sobre su edad -cuando tenía 15 años- para simular 18 y poder entrar a trabajar en Gráficas Grijelmo. Luego estuvo en Gráficas vascas y por último en Gráficas Ortun trabajando como encuadernadora aunque reconoce que le tocó hacer un poco de todo en el sector. “Me tocó empaquetar, contar las páginas, coser a máquina los pliegos... un poco de todo. La Enciclopedia vasca de Martín de Retana se hizo cuando yo empecé a trabajar en Gráficas Ortun allá por finales de los años 60 cuando se anunciaba que la A-8 se iba a amortizar en 20 años. Ya ves tú”.
Mujer inquieta y de fuertes convicciones sociales, Pilar recuerda que después de casada, “yo seguí trabajando, algo que no se llevaba porque se decía que eso era de pobres. Luego lo dejé cuando nacieron mis hijos y cuando ya fueron haciéndose mayorcitos volví a incorporarme hasta los 57 años en los que me fui al paro hasta que me jubilé a los sesenta años”, señala esta incombustible mujer que también ha colaborado con asociaciones de fuera de Trapagaran como la bilbaina Hartu-Emanak, centrada en desarrollar actividades para jóvenes y mayores a la que Pilar se sumó después de ganar tres premios del concurso de relatos que organizaban.
“Ahora estoy un poco descolgada de esta asociación y es que no puedo llegar a todo”, señala esta mujer que preside la asociación poética Olerki Maitea, la asociación de alumnos de Asacelpa -de Educación de Adultos de Trapagaran- y que colabora activamente con el certamen Abuelo Actual y con el Club de Jubilados de La Orconera. “Mis hijos mayores y mi marido dicen que por qué pierdo el tiempo en estas tonterías, pero mi hija y sobre todo mis nietos entienden mi pasión. Con ello me basta”.