Era muy discreta, pero seguro que se fijaron en ella. En medio de la vorágine y el tránsito acelerado de la Gran Vía de Bilbao, Lucía Moreno, la mimo de la Gran Vía, se colocaba diariamente junto al Banco BBVA. Situaba su altillo y tras pintarse la cara de blanco, sujetaba una rosa y miraba fijamente al suelo con rostro triste e inmóvil. Falleció hace cuatro años a causa de una enfermedad y este sábado, coincidiendo con el día de Santa Lucía, la Asociación Artística Vizcaina le ha dedicado un homenaje con rosas y poesía justo en el punto desde donde tantos años contempló la vida.
Lucía Moreno dejó huella incluso en aquellos que nunca hablaron con ella y se convirtió en parte de Bilbao y su arteria principal. Es por ello que la Asociación Artística Vizcaina decidió homenajearla cuando falleció en 2022 a causa de una enfermedad. Este sábado han celebrado, un año más, un sencillo pero muy sentido homenaje a la altura del número 12 de la Gran Vía Don Diego López de Haro.
A las 12.00 en punto las personas asistentes han formado un corro alrededor de la fotografía de Lucía que han pegado en la fachada del Banco BBVA. "Lucía era un símbolo en Bilbao. Venimos todos los años a hacerle un pequeño homenaje de lo mucho que ella se merece. Suelo venir porque me gusta mucho la poesía y por recordarla a ella, aunque me dio algún que otro susto", ha reconocido Francisca Nieto, miembro de la Asociación Artística Vizcaina.
Como ella, han sido varios miembros de la asociación quienes en la mañana de este sábado se han acercado para recordar a la mimo de la Gran Vía. Tras el reparto de rosas como la que sujetaba Lucía, algunas de las personas asistentes han recitado algunos poemas. "Ella siempre estaba aquí tan prudente y tan elegante. Nunca pedía y siempre esperaba a que alguien le echase algo. Para todos los que pasábamos por aquí era una gran personalidad y le teníamos un cierto cariño, por eso hacemos esto", ha asegurado Keni Orue, otra de las personas que se ha acercado a recordar a Lucía.
En la escasa media hora que ha durado el homenaje han sido muchos los viandantes que, atraídos por la curiosidad, se han detenido a escuchar el recital de poesía.
Compañero de vida
Entre las personas que esta mañana se han concentrado a la altura del Banco BBVA estaba Manuel Seoane. Se ha mantenido en un discreto segundo plano, como uno más, pero realmente era mucho más que eso. Manuel fue el compañero sentimental de Lucía y según el mismo ha reconocido, va todas las semanas a verla al cementerio de Derio donde descansa. "A mí este homenaje me llena mucho, me da mucho ánimo. Ver que la gente responde de esta manera, ver que la querían... Yo obviamente sabía cual era su actividad, pero no sabía que estaba llegando tanto a la gente", ha comentado.
Aunque ha reconocido que el vacío de Lucía es difícil de llenar, asegura que este homenaje le reconforta de alguna manera. Manuel Seoane la recuerda con mucho cariño y valora mucho lo que hacía. "Fíjate lo buena que era que conseguía que la gente creyese que estaba triste. Luego le daba ese toque de ternura que atraía a los niños y a los no tan niños", ha apuntado.
Aunque ella se mantenía inmóvil, su presencia era muy fuerte y generaba simpatía en la gente. "Ella muchas noches me comentaba el cariño que la gente le mostraba, porque a veces incluso le venían personas como si fuese una diosa, a contarle sus problemas", recuerda Manuel con una sonrisa nostálgica. "Ella era la hostia", reconocía de manera sincera.
Una placa en su recuerdo
Más allá del homenaje que anualmente realiza la Asociación Artística Vizcaina, sus integrantes piden que se coloque una placa permanente en el punto donde Lucía Moreno se colocó durante tantos años. "Llevamos tiempo pidiéndola, pero el Banco no quiere que la pongan en su fachada. Parece ser que se va a poner en el suelo, porque si la ponen al aire, se la llevan. Así que en eso estamos", comenta Keni Orue, miembro de la asociación.
Hasta entonces, quienes en la mañana de este sábado han dedicado unos minutos de su día a homenajear a la mimo de la Gran Vía, han colocado las rosas que portaban en una de las ventanas bajas del edificio. Un detalle que pasará desapercibido para muchos, pero que recuerda a quien hace ya tiempo se convirtió en una gran figura de Bilbao.