Argia Fundazioa lleva más de treinta años acompañando a las personas con problemas de salud mental a mejorar su calidad de vida y su imagen social. En la actualidad, cuenta con los servicios estructurados del hospital de día, con 89 plazas públicas y seis privadas; 26 pisos tutelados, con 115 plazas públicas y siete privadas; dos residencias -una en Galdames, con 18 personas y otra en Bilbao, para once personas- y, finalmente, un club social en el que participan unas 50 personas, en la sede de Argia en Algorta.Tras estas cifras -los números pueden resultar a veces un poco fríos-, hay personas, como es lógico. Con sus derechos, sus rutinas, sus aficiones, sus personalidades... Como Luis Mari Arana, dicharachero, expresivo, sincero y con muy buen humor. "Tienen una enfermedad que puede generar comportamientos agresivos o poco sociales, pero que en el momento en que están en algún sitio que reciben apoyos, yo diría que son mejores personas que las normales. Es lo que vivo aquí día a día. Se han caído y levantado tantas veces... Son muy agradecidos, yo estoy aprendiendo de ellos a agradecer cosas que normalmente das por sentado que no tienes que hacerlo. Tendríamos que aprender mucho más nosotros de ellos que al revés, lo que pasa es que lo que vende es esa parte negativa. Son muy compañeros apoyándose cuando la sociedad cada vez es más egoísta", sostiene Nerea Loizaga, gerente de la fundación. "Nosotros luchamos por que la sociedad nos quite el estigma, pero también por que desaparezcan todos los otros estigmas, como el que puede haber hacia las mujeres, porque al estar estigmatizados, entendemos a los otros colectivos. Yo tengo esa empatía, porque a mí me gusta que la tengan conmigo", reflexiona Luis Mari, que como él mismo desvela, padece alucinaciones auditivas y visuales. Para tratar de romper esos estereotipos -"Los voy notando cada vez menos, sigue habiendo pero es cierto que la juventud viene tirando con otra mentalidad y otras ideas-, admite este usuario, desde Argia impulsan actividades y programas, como Ale Hop, conferencias que dan las propias personas con diagnóstico de enfermedad mental. "Vamos a la uni, a colegios de Erandio€ Y ya nos llaman todos los años. Vamos y contamos nuestra historia. Así ellos ven que somos personas como las demás y que lo que dicen los medios de comunicación, a veces, no digo que sea mentira, sino que no es todo el colectivo así; es un tanto por ciento pequeño", comenta Luis Mari.

"A mí me parecen muy valientes, porque ellos se exponen, están contando su vida y su experiencia, que no es tan fácil. Antes, a los foros, los encuentros, las reuniones, íbamos siempre los profesionales y hablábamos en tercera persona, pero empezamos a dar un cambio: ¿Por qué tengo que ir yo a hablar de Luis Mari si puede ir Luis Mari? Y lo hacemos con un apoyo, con un acompañamiento para que cada uno valore cómo hacer o si quiere hacerlo€", indica Nerea. Y ese giro hacia la participación se fue extendiendo a más ámbitos, teniendo en cuenta, además, los resultados del club social, un recurso prácticamente autogestionado por los usuarios. Así que las actividades a realizar cuentan con su opinión y, es más, ellos mismos son agentes de apoyo mutuo. Es decir, "compañeros apoyamos a otros compañeros porque sabemos por lo que están pasando", señala Luis Mari. "Vas dándoles oportunidades y no dejan de sorprenderte de lo que son capaces y lo que les apetece participar y organizar su vida", resalta la gerente. De hecho, hay miembros de Argia que realizan acciones de voluntariado en una protectora de animales, por ejemplo, o que trabajan, como el propio Luis Mari, que estuvo seis años en una lavandería. Quieren y pueden ser una parte activa de la sociedad. "Para mí, todo lo que tiene que ver con Argia es una terapia. Porque mi tratamiento no solo es el aspecto médico, sino el trato con mis compañeros, la convivencia€ Lo mejor es que nosotros ingresemos lo menos posible y es lo que hay que evitar. Yo llevo sin ingresar desde 2001, cuando antes lo hacía una vez al año", asegura Luis Mari. Y bueno, quienes le conozcan sabrán que este artículo no puede terminar sin incluir uno de sus luisismos. Ahí va: "Entra uno en la farmacia y dice: Quiero unas gafas de vista cansada. Y le contestan: Lo siento, están agotadas".

"Luchamos por que la sociedad nos quite el estigma a nosotros y a otros colectivos"

Usuario de Argia

"Son muy buenos compañeros apoyándose, cuando la sociedad cada vez es más egoísta"

Gerente de Argia