Leioa - José Miguel Zamora tiene una enorme colección de pequeños árboles. “Hay quien piensa que el bonsái es una especie de árbol, pero no, con cualquier árbol se puede hacer un bonsái”, aclara. Sabe bien de lo que habla este apasionado de esas miniaturas de la naturaleza porque, aunque es complicado calcular cuántas puede llegar a tener, él cree que rondarán las ¡200! Una parte de este bosque de bonsáis se podrá ver el domingo en el bulevar de La Avanzada, en Leioa, dentro de la exposición que organiza la Sociedad Micológica Zazpi, y que ya ayer descorchó las actividades dedicadas especialmente a las setas.

La curiosidad de José Miguel por los bonsáis germinó hace ya mucho tiempo. “Desde muy joven me ha interesado y empecé a tener algunos en casa, pero me iba de vacaciones y al volver ya no tenía ninguno porque todos me decían que los iban a regar y? Entonces, cuando empecé a tener más fue por el año 92”, comenta. Así que son 27 años en los que este bilbaino ha mimado y multiplicado sus arbolitos. Algunos de ellos le acompañan desde esos inicios, desde esas semillas de una incipiente afición. Son quizás los más especiales, aunque claro, es muy difícil destacar a unos sobre otros, como él mismo admite. “Hay algunos que llevan conmigo veinte y pico de años e igual otros les pueden superar en apariencia, pero es que? es mucho tiempo conmigo”, confiesa. Parte de su extensa colección está en la zona trasera del jardín del bonsái de Güeñes, un lugar espectacular que deja a los ojos con la boca abierta y en el que hay ejemplares de más enamorados del bonsái. Otra muestra está en un terreno de Artxanda. En casa ya sabe que mejor no tener? Porque luego pasa lo que pasa.

“La palabra bonsái, etimológicamente, es árbol o arbusto en maceta. Suelen estar en un tiesto plano porque hay unas normas. Es decir, lo que hace pequeño a un bonsái es que está en una maceta”, explica José Miguel, que comparte las horas del reloj con sus mini árboles. “Siempre se siguen aprendiendo cosas nuevas. Si dedicas tiempo a esto, al final tienes que saber de plagas, de insectos, de arañas, bacterias, hongos? Hay que leer mucho. Pero es algo que engancha”, reconoce. Eso sí, no tiene nada que ver el acceso a nuevos conocimientos de hoy en día con el de sus primeros pasos entre pequeños árboles. “Yo cuando empecé había muy poca información, casi no había libros ni material, hoy con Internet es todo muy distinto. Además, se dan clases sobre bonsáis. Aunque igual en un cursillo de iniciación empiezan quince personas y luego siguen seis en el siguiente, luego tres...”, indica José Miguel. Y es que esto de cuidar a los bonsáis tiene su aquel... “Si tienes muchos, es mucho trabajo. Hay que estar encima, trasplantar, podar, mirar cómo están...”, constata.

Para él, un bonsái es “una composición entre horticultura y arte”. Así se lo trasladará, seguro, a los muchos curiosos que el domingo le pregunten cosas sobre estos minúsculos árboles. José Miguel estará en la exposición micológica de Leioa, que se desplegará por el bulevar de La Avanzada entre las 11.00 y las 14.30 horas. “Llevaré unos 20 o 30 ejemplares. Al ser pleno otoño, muchos han perdido la hoja y no están vistosos, entonces trataré de llevar los que están con hojas y también de especies diferentes. Porque a la mayoría de la gente que va le gusta ver los árboles bonitos. Sin embargo, a los que nos gustan los bonsáis, casi preferimos los de hoja caduca, porque nos gusta verlos sin hojas para ver si está bien trabajados, si están bien? ”, afirma José Miguel, que lleva acudiendo unos diez años a esta cita de Leioa.