Getxo - Es la fiesta que no se pasa. Van 64 menús, desde 1956, y la celebración en torno a las paellas artísticas de Aixerrota continúa llevando a ebullición a miles de personas. Alrededor de 20.000 personas -otras veces se han llegado a juntar muchas más- abarrotaron las campas getxotarras donde tiene lugar un concurso que es más que un concurso. La de ayer fue, además, la edición más segura de todas: con toldos ignífugos, extintores, personal de una empresa de vigilancia... Todo para que nada consiguiera aguar la fiesta -bueno, la lluvia de la tarde lo hizo un poco- y para que la precaución fuera el ingrediente principal junto al arroz, el azafrán, el marisco? Y los característicos adornos, por supuesto.

Así que la cita con más sabor de Getxo y de parte de Bizkaia mantiene su tirón y se amolda a las necesidades de los tiempos. En esta ocasión, la organización, a cargo de Itxas Argia Taldea, debía cumplir con la nueva normativa del Gobierno vasco para espectáculos públicos y actividades recreativas, aprobada el pasado febrero. De ahí que los responsables del concurso internacional de paellas tuvieran que adquirir toldos ignífugos, contratar a una empresa de seguridad dedicada a este tipo de eventos y aceptada por la Ertzaintza, solicitar permisos e informes excepcionales y aumentar la cobertura de seguros. Por eso mismo, el aspecto de las campas de Aixerrota era ayer algo distinto, con los toldos azules para evitar incendios protegiendo a las cuadrillas, con la presencia de extintores colgados por toda la zona oficial y con personal de seguridad dotado con chalecos fosforitos dando vueltas por allí. A ello, hay que sumar el dispositivo especial que siempre despliega la Policía Municipal de Getxo, en colaboración con la Ertzaintza, y que incluye, además de vigilancia, cortes de tráfico. Por otro lado, la DYA también está presente en esta celebración masiva, incluso con un espacio habilitado como helipuerto. Ayer lo hizo desde las 8.00 hasta las 22.00 horas y, según su balance de actuaciones de las 19.00 horas, hasta entonces 66 personas fueron atendidas y hubo siete traslados a centros sanitarios.

Ante todo, las cifras mayúsculas que mueve este festejo se mantuvieron: unos 200 kilos de arroz y unos 7.000 de leña repartidos, 100 paellas a concurso, incontables litros de sangría, como bebida predilecta, y también de cerveza, kalimotxo, agua? Innumerables reencuentros entre amigos y otras tantas carcajadas, e inimaginables dosis de ingenio para presentar las paellas ante los jueces. Como las demostradas con las decoraciones que se pudieron ver ayer de un simpático perro de coliflor, de un pavo real a base de piña y puerro, un tiovivo de langostinos, unas pícaras caras de manzana con aceitunas en los ojos y fresas como lengua, unas sandías convertidas en barco -y hasta con hielo que ejerció como humo-, unas salchichas que formaron un grupo de música... Asimismo, como es habitual, no faltaron señas de identidad del Territorio, como el Puente Colgante, el Molino de Aixerrota o la cruz del Gorbea. También se coló la Giralda y creaciones que recordaban que se cumple el quincuagésimo aniversario de la llegada del hombre a la luna con el Apolo XI.

De actualidad Y es que los momentos históricos y políticos siempre han sido la salsa de este certamen, tal y como constató Juan Carlos de Miguel, que lleva “unos 25 años” como juez del concurso. “Recuerdo el año del conflicto de la isla de Perejil, que hubo muchas paellas sobre eso, y también del viejo campo de San Mamés cuando fue derruido”, comentó. Eso sí, lo que los catadores valoran es que los adornos sean comestibles. “Antes, igual venían con un Puente Colgante hecho con 3.000 palillos, pero no se trata de eso”, precisó. De todos modos, lo que más puntuación concede a las paellas es el punto del arroz (hasta 20 puntos) y el sabor (también hasta 20), mientras que la presentación puede conseguir como máximo 10 puntos. Lo que siempre saca buena nota es el ambientazo en Aixerrota.