ABADIÑO - El Ayuntamiento de Abadiño ha anunciado que no podrá abrir las piscinas de Astola en el plazo inicialmente previsto. La decisión llega después de haber recibido los resultados de un informe técnico advirtiendo del riesgo existente por el estado generalizado de corrosión de la estructura de la cubierta.

En una rueda de prensa celebrada ayer, el alcalde, Mikel Garaizabal, y el teniente alcalde, Javier Crespo, daban a conocer el contenido del informe técnico de carácter preliminar con la recomendación de cerrar las piscinas, el jardín exterior, la cafetería y la rampa de acceso al sótano del polideportivo. En el mismo se recoge que "la presencia generalizada en la cubierta de las piscinas de procesos de oxidación supone un peligro potencial de caída de material sobre las zonas de circulación". Por ello, el equipo de gobierno se ha visto obligado a prolongar el cierre de las instalaciones y solo permanecerá abierto el gimnasio.

Los representantes municipales explicaron que ya han encargado un nuevo informe para un estudio exhaustivo de intervención sobre la cubierta. Este estudio determinará si la obra a realizar debe consistir en reparar los daños o si es necesario una reforma integral de toda la estructura. Hasta recibir este informe definitivo, cuyos plazos desconocen, el Ayuntamiento anunció que ya estaban estudiando posibles medidas para minimizar el daño que este cierre puede suponer a los usuarios de las piscinas. "Este informe puede tardar en llegar semanas e incluso varios meses, por lo que hasta entonces estudiaremos distintas opciones para compensar y defender los intereses de los abonados", puntualizó el alcalde, Mikel Garaizabal. En este sentido, adelantó que estaban barajando la posibilidad para que las personas usuarias de estas piscinas -desde abonados, hasta el alumnado de los cursos de natación o escolares de los colegios de Matiena y Zelaieta- puedan continuar su actividad en otras piscinas municipales o la posibilidad de devolver el dinero.

Las piscinas municipales permanecen cerradas desde el pasado día 16, cuando el viento levantó parte de las placas de la cubierta.

Tras una primera valoración anunciaron que las piscinas estarían operativas en 15 días y que aprovecharían este parón forzado para llevar a cabo tareas de mantenimiento.

Sin embargo, al acceder a la cubierta se ha visto que los daños son mayores y que el desprendimiento de las placas pudo deberse a las fuertes rachas de viento, pero también por el estado avanzado de corrosión de los anclajes, que no garantiza la integridad de la estructura que fue construida hace casi 18 años. - Oihane Buruaga