Durango - Desde pequeña supo que el mundo del arte era lo suyo, pero han tenido que pasar 32 años para presentar su primera exposición. La durangarra Amaia Lejarreta superó sus miedos en uno de los momentos más complicados de su vida y lo hizo gracias a la pintura. La ruptura con su pareja, unida a una baja por hernia cervical, le llevaron a pasar muchas horas con ella misma para crear Pure feeling. Es el título de una canción de la banda inglesa Florence and The Machine que sirvió de inspiración a la hora de pintar la mayoría de los cuadros de su exposición. “En verano estuve de baja y en función de los que me inspiraban las canciones pintaba los cuadros. He estado enchufada a los cascos un montón de meses y la música, que juega un papel fundamental en la muestra, me ha ayudado a sacar todos mis sentimientos”, puntualiza la artista.

Licenciada en Bellas Artes y especializada en pintura, Amaia pronto encontró su sitio en el mundo del maquillaje profesional. Tras realizar varios cursos, la durangarra estuvo tres años trabajando en el estudio Makeupcamarena de Bilbao. Motivada por la crisis, su vida dio un giro inesperado y terminó trabajando en una farmacia, labor que a día de hoy compagina con sesiones de maquillaje social, centrado sobre todo en novias y sesiones de fotos. “Mi lenguaje es la pintura y la exposición me ha permitido plantearme quien soy y resetear un poco toda mi vida. Tengo claro que los miedos te bloquean y he estado muchos años dormida en este sentido”.

La exposición fue presentada el pasado jueves en el bar Napozt de Durango, que acogerá los trabajos durante dos meses. Durante la presentación sonaron muchas de las canciones que inspiraron a la artista a la hora de pintar. “Fue bonito volver escuchar a muchos de los artistas con los que he podido sacar mis sentimientos” matiza satisfecha.

A sus 32 años, Amaia también ha sufrido la pérdida de su amama hace un mes y en la muestra, formada por quince cuadros, también ha querido tenerla presente y brindarla un sentido homenaje con un cuadro en el que recoge las flores de su funeral. Aunque en un principio la intención era que la muestra fuese itinerante, Amaia decidió poner a la venta los cuadros con el propósito de cerrar un ciclo. “Era una manera de dar un carpetazo a una parte de mi vida”, puntualiza, mientras asegura que “me siento mucho más fuerte, cero arrepentida y muy orgullosa con lo que he hecho”.

Desde muy pequeña Amaia demostró que tenía dotes para el arte. Así, su profesora en Kurutziaga ikastola, Elena Fernández, le animó a seguir al alabar la calidad de sus acuarelas con tan solo ocho años y la joven se decantó por el Bachillerato Artístico en el Instituto de Durango, posibilidad que estrenaron por entonces en la villa durangarra.

A partir de ahora, Lejarreta quiere seguir trabajando en nuevos proyectos, pero sobre todo es consciente de que debe “fusionar las cosas que me gustan y definir mi propio estilo porque tener una marca personal es clave”, asegura convencida e ilusionada de seguir ligada al mundo del arte.