El cierre por problemas de convivencia de las canchas de Atxuri, donde llegaron a pernoctar más de medio centenar de jóvenes sin recursos, ha devuelto a la agenda política la realidad de las personas sin hogar. La llegada del invierno y la movilización ciudadana han hecho el resto para que esta problemática social sea abordada por las instituciones, pero desde otra dimensión.

Porque el perfil de la persona que vive y duerme en la calle ha cambiado. Ahora, desde hace ya un tiempo, son mayoritariamente jóvenes migrantes; algunos en tránsito hacia el continente europeo y otros con intención de quedarse para buscar una oportunidad de futuro. Nada que ver con el grueso de los expedientes abiertos hace décadas en los Servicios Sociales, relacionados casi siempre con alguna adicción.

Bilbao ofrece sus servicios asistenciales a todos, pero no puede obligar a nadie a ingresar en un albergue por lo que siempre habrá gente durmiendo al raso. En el caso de Atxuri, por ejemplo, este jueves hubo 4 chicos que así lo hicieron; y el miércoles fueron media docena los que también rechazaron un techo para pasar la noche y optaron por una zona de juegos cubierta del barrio.

El empeño de plataformas ciudadanas y de instituciones como el Ayuntamiento de Bilbao para que la vivencia en la calle de estos chicos no perdure en el tiempo ni se cronifique ha llevado a plantear la necesidad de buscar una nueva forma de atender esta problemática y revisar el modelo. La propia Red de lucha contra la pobreza ha transmitido que la solución no pasa por seguir abriendo plazas en las capitales.

Más bien tiene que estar fundamentada en arrimar el hombro entre administraciones. Así lo ha ilustrado Juan Ibarretxe, concejal de Acción Social en la corporación bilbaina después de haber repasado las intervenciones municipales de atención y orientación entre las personas jóvenes que pernoctaban en las canchas de Atxuri. Lo ha hecho junto a la responsable de Seguridad Ciudadana en el Ayuntamiento, Amaia Arregi.

De los 77 que había, el 80% ha asistido al Servicio Municipal de Urgencias Sociales tras recibir informacion. A esas 62 personas, el Ayuntamiento les ha ofertado el paquete de recursos disponible: 54 han accedido a ayudas para necesidades básicas (vale para ropa y carnet para acceder a comedor social) y 58 han dispuesto de alojamiento nocturno. Además, con otras 10 se empezaron los trámites de empadronamiento, un par han accedido a Ayudas de Emergencia Social y una tiene cobertura para tratamiento médico.

Pero, más allá de los números y de las vallas, el análisis de Bilbao invita a una reflexión que nada tiene que ver con abrir un albergue de baja intensidad, como reclama Elkarrekin-Podemos. "Hay que plantear una alternativa diferente", ha insistido Ibarretxe. Una estrategia conjunta y territorial que implique a otros municipios, grandes núcleos cercanos a la capital. Las voces de Getxo y Barakaldo ya se han sumado a esa invitación.

De momento, esta aspiración y reclamación ya ha sido puesta por el Ayuntamiento de Bilbao sobre las mesas de trabajo de la Diputación Foral de Bizkaia y del Gobierno vasco. Y además, el Área municipal de Acción Social se ha emplazado a un encuentro con la Red de lucha contra la pobreza para conocer los enfoques "que se plantean en ese espacio de reflexion y seguir trabajando en ese desarrollo", ha avanzado Ibarretxe.