El enigma de la casa de la palmera de Zorrotzaurre ya se ha resuelto. La familia Etxebarria, propietaria del edificio que se mantiene solo rodeado de solares vacíos en la punta sur de la isla, tiene puesto a la venta el edificio y todos los miembros con participación en la propiedad están de acuerdo en la transacción.

Luis Etxebarria es uno de los cuatro dueños del peculiar bloque residencial, no tres como se indicó por error en la información publicado por DEIA el miércoles. En declaraciones a este periódico y en calidad de portavoz de su esposa, Yolanda Gartzia, y de él mismo, que suman el 60% de la propiedad, y de dos de sus primos, que cuentan con otro 20% cada uno, aclara que "no tenemos diferencias entre nosotros a la hora de la venta del edificio" en contra de las informaciones que indicaban que había disensión por este motivo.

El coqueto inmueble, ahora en claro estado de deterioro por la presencia de jóvenes okupas inmigrantes, está puesto a la venta en varias inmobiliarias que se han interesado por la finca y en la web milanuncios por un coste de dos millones de euros, "aunque es negociable", apostilla Luis. De hecho el pasado año rebajaron el precio en 200.000 euros "aunque a día de hoy lo hemos dejado en los dos millones", concreta.

El portavoz familiar explica que "no hemos tenido prisa por vender a pesar de que hemos recibido muchas ofertas pero de intermediarios, no de personas realmente interesadas". Etxebarria opina que a pesar de todas las circunstancias negativas que rodean actualmente la propiedad, el paso de tiempo es una baza a su favor. Así asegura que "cuando empiecen a aparecer grúas de nuevas promociones en los solares cercanos, seguro que se acercan más interesados".

La única opción que baraja ahora la familia Etxebarria es la venta del inmueble a pesar de que el pasado año se encargó un proyecto de rehabilitación que contemplaba un garaje soterrado bajo el edificio y seis viviendas, dos en cada una de las plantas primera y segunda, y otras dos que ocuparían el tercero y el espacio bajo cubierta. La reforma integral del bloque también incluía un ascensor.371 metros cuadrados de planta

Luis Etxebarria expone que el solar cuenta con 371 metros cuadrados de planta "incluidos edificio, jardín delantero y un anexos en la parte trasera". Una parcela ubicada en una gran zona de oportunidad con el proyecto de urbanización que está efectuando ya la Junta de Concertación de Zorrotzaurre y que según sugiere Luis "podría ser un punto ideal para construir un edificio de apartamentos turísticos". Cada planta cuenta con 125 metros cuadrados de superficie y orientación a los cuatro puntos cardinales.

Otra opción plausible es que alguna de las dos constructoras, Neionor y Biurban, que tienen previsto levantar en las parcelas adyacentes al palacete sendas promociones de viviendas nuevas, se mostraran interesadas por este solar para ampliar su presencia en la zona.

Al menos, siete ocupaciones

Hoy son varios los jóvenes inmigrantes que han allanado el inmueble pero no son los primeros. El portavoz familiar recuerda "desde 2017 en que se marcharon los últimos inquilinos al menos otras siete ocupaciones anteriores con actuación de la Ertzaintza y la Policía Municipal y eso que tapiamos la planta baja". Destaca que "la presión de okupas es muy alta en la zona". Además, el deterioro del palacete se ha visto agravado por varios incendios, "el más grave hace dos años", según concreta Etxebarria que "supuso que el Ayuntamiento nos pasara casi 40.000 euros de factura".

El edificio con miradores de madera y medallones en su fachada, con toques modernistas en el portal, suma más de 120 años y según explica "fue construido por la familia Etxebarria y siempre se ha ido transmitiendo por herencia familiar generacion tras generación". Luis Etxebarria explica a sus 62 años que nació en Uruguay, país de donde vino repatriado cuando contaba 11 años y se instaló, junto a su hermano Daniel, en la casa de la palmera para "vivir allí con mis tíos".

Destaca como "la propiedad tiene un elevado valor sentimental" y que a pesar de que nunca ha salido de la esfera familiar, "en poco mas de un siglo ha habido más de 15 transmisiones, cuando lo normal sería una por cada generación". La razón se halla en que nunca acudieron a bancos o prestamistas "y abordar los vaivenes de la vida entre familias originiarias, los Etxebarria, transportistas con carros de mulas en Deusto, y, los Olarte, con origen en La Cuadra, pañaderos de Gueñes que bajaban a vender pan a Basurto", rememora Luis.