No es nada habitual construir un frontón en el tejado de un edificio. En Bilbao, sí. Es más, el espacio deportivo se ha levantado 17 metros del suelo y a caballo entre dos cubiertas, una la de un bloque de nueva construcción en el solar número 4 de la calle Esperanza del Casco Viejo, la otra, la tapa que cubre la estación de la línea 3 del metro del Casco Viejo construida hace más de cinco años.

Un hito arquitectónico del que se ha encargado el Gobierno vasco a través del gestor ferroviario Euskal Trenbide Sareak (ETS) y que está contando con la financiación al 50% del Ayuntamiento de Bilbao.

El proyecto tan atípico es consecuencia de un acuerdo entre ambas instituciones después de que el gestor ferroviario dependiente del Ejecutivo de Lakua requiriera el derribo del antiguo frontón de la calle Esperanza para acometer la construcción de la nueva estación del Casco Viejo de la línea 3 del metro en 2013.

Finalizados los trabajos ferroviarios y estrenada la nueva conexión por los barrios altos de la villa en abril de 2017, ambas instituciones alumbraron dos años después un proyecto constructivo en el que, además de recuperar el espacio deportivo, se generará un edificio de cinco plantas de altura destinado a servicios municipales para la zona de las Siete Calles. Es decir, se conseguía exprimir a tope el escaso solar sito entre los dos viejos bloques residenciales y la nueva infraestructura ferroviaria.

Tras adjudicarse el proyecto diseñado a la limón por los técnicos municipales y los de ETS con un presupuesto de algo más de 2,80 millones de euros, los trabajos empezaron en octubre del 2019 con un plazo inicial de finalización de 17 meses.

Pero no se ha podido cumplir este objetivo. Fuentes de ETS a pie de obra explicaban a este periódico cómo "se ha tenido que ir a ampliación de plazos por diferentes circunstancias". La inicial fue un retraso de tres meses en el inicio del tajo ante la imposibilidad de empezar hasta que no concluyeran las obras de restauración de la torre del aledaño ascensor de Begoña. Luego llegaron los problemas como consecuencia de la pandemia del covid y diferentes modificaciones que se han tenido que realizar para ajustar las medidas de seguridad contra incendios que se incluían en el proyecto original. Si los primeros planes estipulaban vías de evacuación y zonas de seguridad sobre la cubierta de la estación ferroviaria, al final Protección Civil optó por dotar al frontón de otros recorridos de escape hacia el frente de la calle Esperanza. Ello obligó a varios cambios del proyecto como la construcción de varias pasarelas, una escalera de incendios y modificar el graderío que acogerá a los espectadores.

A pesar de que para los legos en la materia levantar un gran paralelepípedo sobre la estructura de dos edificios pueda ser un trabajo difícil, desde la dirección de obra quitaban hierro el asunto al asegurar que "no ha habido muchas diferencias con otras obras".

El frontón cuenta con unas medidas de 30 metros de largo con un ancho de más de 20 metros y una altura de casi 13 metros. Su ubicación ha girado 90 grados con respecto a su predecesor a ras de calle de forma que el frontis ahora se apoya en la ladera que baja de la colina de Etxebarria y la pared de rebote mira hacia la calle Esperanza.

Con mucha iluminación natural

El necesario recorte de una grada para dar paso a una de las vías de evacuación ha dejado en seis los asientos corridos construidos y a cuyas espaldas un ventanal de dimensiones considerables permite la entrada de una gran cantidad de luz natural. Un lucernario enseñoreado en la pared izquierda del frontón y varias ventanas por encima de la pared de rebote aportan más iluminación.

Para construir el espacio deportivo se ha dotado al nuevo edificio sobre el que se apoya de una estructura mixta de acero y hormigón que lo aguante sin problemas. La idea de recuperar el frontón ya antes de que se construyera la estación del metro supuso que su cubierta se dotara en origen de unas grandes vigas de hormigón que aguantaran también el frontón.

Una gran escalera metálica en forma de L será la protagonista del hall del edificio a ras de la calle Esperanza por la que accederán tanto los usuarios del frontón como de las dependencias municipales.

Según el responsable de ETS, a día de hoy queda por acometer los remates y cierres perimetrales de un edificio que contará con dos fachadas diferenciadas de arriba a abajo hacia la calle Esperanza. Una de ellas, la que sirve al espacio común de la escalera y ascensores que conectan con el frontón, estará compuesta por una superficie de vidrio con lamas de madera verticales superpuestas. La otra, la que albergará en el edificio los servicios municipales, se vestirá con hormigón salpicado de cuatro ventanas por cada una de las plantas del bloque.

El compromiso es que ETS al entregar el bloque finalizado al Ayuntamiento deje el frontón y sus servicios (vestuarios, accesos, iluminación) dispuestos para su uso de forma que, posteriormente, Bilbao Kirolak asuma el frontón como una instalación más dentro de su oferta de instalaciones deportivas para sus abonados.

Al detalle

Frontón

ETS entregará la instalación del frontón y todos los complementos necesarios para que pueda ser utilizado cuando decidan desde el Ayuntamiento de Bilbao.

Gestión

La sociedad municipal Bilbao Kirolak será la encargada de gestionar el uso de la nueva instalación deportiva que tendrá un carácter similar de uso al resto de polideportivos y dependencias para los abonados de la entidad.

Tanto el frontón como las salas y espacios de ocio que utilizarán los vecinos del Casco Viejo contarán con una entrada común por la calle Esperanza, que contará con una escalera metálica en forma de L.

El diseño arquitectónico ha dispuesto que el edificio cuente con dos fachadas totalmente diferentes, una acristalada con lamas verticales de madera y otra de hormigón con cuatro ventanas por cada planta.

El Ayuntamiento se encuentra ahora mismo diseñando el nuevo espacio conseguido en las cinco plantas del edificio que serán destinadas a diferentes espacios que serán usados por los habitantes de la zona cercana.

2,80

En junio de 2019 ETS adjudicó el proyecto por algo más de 2,80 millones de euros, sin IVA, con el compromiso de un plazo de ejecución de 17 meses que finalmente no se va a poder cumplir por diversas circunstancias.

Un gran espacio