Juegos de Martín, juegos de Martín!". Son las 10.45 horas y el alumnado de primero, segundo y tercero de Primaria del colegio Ikasbide sale eufórico. Es día de balón pero sin fútbol en el patio y el profesor de Educación Física Martín Gregorio ha preparado dos juegos: Laberinto y Todos contra todos. Desde que comenzó el curso, el centro educativo ha decidido dirigir los patios para fomentar la cooperación, la imaginación, la inteligencia y la igualdad. "Nuestro centro ha crecido hacia arriba, no tenemos instalaciones deportivas y en el recreo, cuando sacábamos un balón, automáticamente el juego se convertía en fútbol, no había posibilidad de baloncesto o campo quemado, siempre era fútbol. ¿Y qué ocurría? Que el fútbol se comía la mitad del patio. Esa era la valoración que hacíamos a final del curso pasado y por ello nos propusimos darle una vuelta a los patios", explica Jone Izaguirre, tutora de primero y coordinadora del primer ciclo.

Decidieron entonces seguir dando cabida al fútbol, pero abrir el espacio también a otro tipo de juegos. Para ello, elaboraron un calendario y organizaron el espacio: ahora, los lunes juegan a fútbol los de primero; los martes, los de segundo, y los miércoles, los de tercero. Los jueves es día de balón pero sin fútbol y los viernes es día sin balón. "La mayoría de los que juegan a fútbol son chicos, juegan muy pocas chicas, y el patio es reducido, por lo que la mayoría del espacio lo ocupan ellos. Además, es imposible meterte donde están jugando a fútbol porque juegan a lo bruto y pueden hacerte daño. Así que la mayoría de las chicas y el resto de chicos se quedan sin oportunidad de jugar al balón. Además, muchas veces ocurre que los que juegan a fútbol se enfadan y luego van muy nerviosos a clase, observamos que hay muchos conflictos", explica Martín Gregorio, también tutor de segundo.

Por todas estas razones, el colegio Ikasbide ha decidido sumarse a la iniciativa de dirigir los patios, una tendencia que va teniendo cada vez más cabida entre los centros educativos. Se trata de una de las apuestas de la coeducación, que intenta transformar los patios para convertirlos en espacios de igualdad, respeto y cooperación. Y es que el patio de la escuela es uno de los primeros espacios de socialización de niños y niñas. Ahí es donde desarrollan sus propias capacidades y donde aprenden a relacionarse con las demás personas, a convivir, comprender y compartir. La distribución y diseño de los patios suele ser similar: una pista deportiva en el centro donde se juega mayoritariamente a fútbol, mientras que todos aquellos alumnos y alumnas que no lo hacen se quedan en la periferia, en espacios reducidos. Una tendencia que muchos centros educativos quieren eliminar.

El profesor Martín Gregorio tiene una amplia experiencia en educación física y es entrenador de baloncesto, por lo que no ha necesitado orientación o ayuda de ningún agente externo al centro a la hora de elaborar el proyecto. "Tiene un bagaje que permite toda esta diversidad de juego, son muy entretenidos, adaptados, atractivos y que no requieren grandes recursos", apunta Izaguirre. Se trata de juegos que desarrollan la cooperación, la competitividad sana, la mente y el trabajo en coordinación. "No hay que olvidar que hay niños que solo hacen actividad física en el patio o en gimnasia", apunta Martín.

Los resultados El profesorado propone un juego diferente cada semana a sus alumnos y alumnas, que lo han acogido de buen grado. "Nos gustan más estos días que los de fútbol", responden sin ninguna duda Oihane, Izaro, Ane y June, de tercero. Han participado otros días en la iniciativa, pero este día han decidido quedarse en una esquina del patio para hacer pulseras. "Le hemos prometido una a Martín", cuentan risueñas. Muy cerca de ellas se está desarrollando el Laberinto, en el que participan principalmente niños y niñas de primero y segundo. Jorge suele jugar a fútbol, pero este juego le parece muy divertido. "Me gusta más el fútbol" reconoce, pero agradece este tipo de iniciativas. "Me lo paso bien". En el patio cubierto, niños y niñas se reparten en pequeños grupos. Juegan a muñecas, coches, pelota mano, al pilla pilla.

Y en el espacio que ocupa el campo de fútbol y de baloncesto del patio, Martín dirige a un grupo numeroso en el juego de Todos contra todos. Lucía, de tercero, está jugando. "Prefiero estos juegos, el fútbol no me gusta", sostiene. El profesor asegura que para que el juego se desarrolle de forma correcta y sin grandes altercados, el número de participantes debe rondar la treintena. "Alguna vez le he tenido que decir a algún grupo que ese día no podían jugar", reconoce.

"Igual ahora empezamos a repetir los juegos, porque algunos les han gustado mucho", asegura. Y es que la iniciativa ha tenido mucho éxito. Solo hay que ver la ilusión de los niños y niñas. "Hemos conseguido que las chicas participen mucho más, incluso dependiendo del juego, hay más chicas que chicos. Hemos conseguido que niños y niñas de diferentes edades jueguen juntos, que se mezclen".

El alumnado de cuarto, quinto y sexto sale al patio en la terraza, pero cada semana bajan tres o cuatro niños y niñas para observar el proyecto y colaborar. "Para ellos es un aprendizaje también ", explica Izaguirre. De hecho, dado el éxito de la iniciativa, el profesorado se está planteando también organizar a partir de enero el patio de los mayores, donde, aseguran, las dinámicas son muy similares.

Desafío A pesar de la buena marcha del proyecto, el profesorado ha detectado que los niños y niñas de primero y segundo participan menos que los de tercero. "Tienen menos fuerza todavía y pueden pensar que no pueden competir con los de tercero", opina Martín. "Y todavía tienen otro tipo de juego, por madurez, están en otro nivel de juego", agrega su compañera. "Por eso, para conseguir una mayor participación de los de primero, estamos pensando que, en el futuro, en vez de organizar el patio con balón o sin balón, igual dedicamos un día para los de primero y segundo y otro para los de tercero".

Los profesores se muestran encantados con la iniciativa. "Es bonito. No podemos quitar el fútbol porque es algo que está en la sociedad, pero sí darle protagonismo a otros juegos y a otras personas que no juegan a fútbol", valora Jone. "Además, a los que les gusta el fútbol ya tienen la oportunidad de jugar por la tarde, en el entrenamiento, y luego ven más fútbol por la televisión. Creo que es importante dar la oportunidad de jugar a los que no son futboleros e, incluso a éstos, darles la oportunidad de que jueguen a otras cosas. Creo que es muy importante que se ayuden entre ellos, que se relacionen chicos con chicas y entre cursos diferentes", zanja Martín.