Bilbao - Hay eventos que por mucho que hayas oído hablar de ellos hasta que no eres testigo no comprendes su intensidad y alcance. La VI carrera popular contra el cáncer de mama celebrada ayer en Bilbao es uno de ellos. Es indescriptible la energía positiva que emanaba poco antes de las once de la mañana en la explanada del Museo Guggenheim. Más de 10.000 mujeres y hombres de todas las edades se convirtieron en un mar de color rosa que quiso ahogar uno de los cánceres más extendidos pero también de los que más supervivencia atesora entre sus pacientes.

Como en las ediciones anteriores, la organización de la Asociación de Cáncer de Mama de Bizkaia (ACAMBI) fue impecable. Con el apoyo de casi una decena de patrocinadores, entre ellos el periódico DEIA, ayer culminaron meses de trabajo asumido por un puñado de voluntarios de la asociación que transmite a las afectadas su apoyo y experiencia ofreciendo comprensión, ayuda y asesoramiento en torno a diferentes aspectos relacionados con la enfermedad. “Hoy tenemos muchas ojeras pero, viendo esta respuesta, mañana ya se nos habrán pasado” aseguraba ayer la presidenta de ACAMBI, Maite Elorriaga, poco antes de dirigirse a la muchedumbre solidaria que calentaba músculos para iniciar el reto popular.

El agradecimiento sincero fue el mensaje que lanzó Maite a todos los que hicieron posible una fiesta que ya se ha convertido en una tradición y que cada año gana más adeptos a pesar de que el cupo máximo de participantes es de 10.000 personas. “Podían haber sido 12.000 o 13.000” aseguró la presidenta de ACAMBI para demostrar el apoyo social a la causa. Una prueba más de ello es que el dorsal 0, una fórmula de donación de dinero abierta a todos aquellos que no han podido apuntarse a tiempo, este año ha superado los 1.800 euros, más del triple que los 575 euros de la pasada edición.

Proyecto concreto De esta forma, la cita de ayer recaudó un total de 51.804 euros que pocos minutos antes del comienzo de la prueba ya fueron entregados en forma de cheque gigante a la doctora María del Mar Vivanco, investigadora contra el cáncer de mama en el centro CIC bioGune. “Queremos que todos los que nos apoyan sepan que su solidaridad se invierte en un proyecto de investigación concreto”, indicó la presidenta de la asociación.

La iniciativa científica busca conocer mejor cómo funciona el cáncer de mama y por qué algunos tumores se resisten al tratamiento. La propia doctora recomendó a todos los presentes hacer ejercicio “porque previene el riesgo de cáncer y las recidivas”. Agradeció el aporte económico y mostró su optimismo al asegurar que “aunque la supervivencia de las pacientes ha aumentado mucho tenemos que conseguir que llegue al 100%”. La ovación cerrada fue inmediata.

La organización aportó el dato que, con las donaciones recibidas ayer, en las seis ediciones de la carrera popular ya se han conseguido destinar casi 290.000 euros a esta investigación.

Esa energía pura y positiva que se concentraba ansiosa entre los participantes explotó poco después de las once de la mañana. El manto rosa que se extendió por los aledaños del Guggeheim empezó a esparcirse por los cinco kilómetros ribereños de un circuito que concluyó donde arrancó.

Fue una fiesta solidaria y como tal la tomaron los participantes. Algunas ataviadas con pelucas, otras con gafas o tutus, incluso cochecitos de niño tuneados y varios canes con las camisetas oficiales, todo ello con el omnipresente color rosa. Más de diez minutos tardaron los participantes en pasar por debajo del arco de salida para iniciar el itinerario que invadió de respaldo y apoyo las dos márgenes de la ría entre los puentes Euskalduna y del Ayuntamiento.

Y como en todo acto de ayuda la marca obtenida no fue importante, ni tan siquiera para Unai Isla, el primero de los participantes en superar la línea de meta tras unos rápidos 20 minutos de carrera. Todavía con el resuello en su rostro indicó a DEIA que “lo importante no ha sido ganar, ha sido participar para dar apoyo a esta gran causa”.

Las instituciones también apoyaron la marcha con la participación de varios responsables políticos tanto a nivel oficial como personal. El portavoz del Gobierno vasco y consejero de Gobernanza Pública y Autogobierno, Josu Erkoreka, acudió un año más a la cita. Destacó poco antes de participar en el corte de la cinta inicial de la prueba “la impresionante labor que lleva a cabo ACAMBI para fomentar la investigación en la lucha contra el cáncer de mama”. Además valoró que “esta es una movilización importantísima que tiene una acogida notable por parte de la sociedad y que merecen nuestro respaldo institucional”.

El alcalde de la villa, Juan Mari Aburto, también se enfundó la camiseta rosa junto a varios concejales del pleno entre ellos el coordinador de Políticas Sociales, Juan Ibarretxe, la edil de Salud y Consumo, Yolanda Díaz, y la portavoz de EH Bildu, Jone Goirizelaia. También apoyó la causa el diputado foral de Acción Social, Sergio Murillo, acompañado de la gerente del IFAS, Nerea Urien.

Tras el obligado avituallamiento que recibieron los participantes al llegar a meta, la fiesta continuó con una clase de zumba impartida por dos monitores del gimnasio Urtzi para los numerosos korrikalaris que tenían todavía ganas de marcha. La causa lo merecía.