BILBAO - El sol llegó a Bilbao como bocanada de aire fresco, y a las 12.00 del mediodía 300 personas ya disfrutaban del caluroso día que ayer se respiraba en las piscinas de Txurdinaga. Desde las 9.00 hasta las 21.00 horas, con un aforo de 2.932 personas, las piscinas descubiertas del polideportivo experimentan afluencias masivas de usuarios.

Para los socorristas, los días más duros se presentan durante la primera quincena de junio y el mes de julio al completo. A pesar de que agosto suele ser el mes ideal para tomarse unas pequeñas vacaciones y salir de la ciudad, días como ayer en el que se alcanzaron los 35 grados recuerdan a los vigilantes lo que es una dura jornada de trabajo.

Cuando calienta el sol los usuarios apuran hasta el último minuto de chapuzón antes del cierre. No ocurre así en los días malos, que precisamente en Bilbao no son pocos, donde a las 8.00 de la tarde el ambiente es más tranquilo. Aun así, nunca faltan los pequeños avisos de atención. “Lo típico, que no corran, que no empujen o que no se tiren haciendo volteretas. Aunque a veces vengan colonias con sus propios monitores, también hay que corregirles un poquito”, dice el veterano socorrista Roberto Rodríguez.

Los usuarios habituales de las piscinas de Txurdinaga, algunos socios durante todo el año y otros solo durante los tres meses de verano, descartan la playa por la cercanía y comodidad. “Estamos al lado de casa, no dependemos de 45 minutos de metro como sí ocurre para ir a la playa”, dice Marian Garín, socia desde hace veinte años.

Entre tantos usuarios están los más mañaneros que evitan las horas clave, entre las 4.00 y las 6.00 de la tarde, y los que aguantan el día entero. Jóvenes de entre 19 y 20 años, como Jon Hernández y Asier Beobide, prefieren aprovechar solo la mañana y a la hora de comer estar en casa, aunque años atrás reconocen que pasaban más horas en las piscinas. Además, consideran que “la mayoría de usuarios tienen entre 14 y 15 años, que luego sube a un rango de 30 años”. Ellos están “un poquito en medio”. No ocurre así cuando están involucrados los más pequeños, y las familias desde temprano traen su comida o compran en la cafetería para seguir jugando toda la tarde.

Iñaki Egido lleva 19 años como adjudicatario de la cafetería de las piscinas de Txurdinaga -también fue de Artxanda y El Fango hasta hace dos años- y es el más conocido por los usuarios. “Tengo mi parroquia habitual, que es como la llamo yo. La de invierno, la de verano y la de todo el año. Tengo un grupo de señoras que vienen durante todos los días, sea la estación que sea, a tomar el café y a jugar a las cartas. También tengo los adictos al sol, que sea invierno o verano, vienen si salen dos rayos”, confiesa. Cuando el termómetro marca más de 30 grados, los bañistas prefieren comer en el recinto de la cafetería, al fresco, y esto hace que Iñaki tenga más jaleo.

Que las piscinas tengan una aglomeración masiva no es de agrado para todos los usuarios, ya que comentan que los vigilantes han tenido que poner un límite de aforo desde el año pasado. Controlan el número de personas que hay en el agua y en ocasiones no permiten el baño a más gente para garantizar su seguridad. Aunque detrás de esto hay una razón. “Algunos días no te puedes meter a la piscina por exceso de gente. Están llenas a todas horas, se quedan cortas para el barrio”, afirma Eider Martínez. La razón es que solo hay unas piscinas para todo Santutxu, Otxarkoaga, Bolueta, Uribarri, Begoña? Y vecinas de Otxarkoaga como Eider, llevan tiempo reclamando un polideportivo, ya que hay muchos recintos cerrados.

A pesar de que las instalaciones del polideportivo interior son evaluadas por los usuarios como “perfectas”, las de las piscinas exteriores presentan alguna discusión. “Desde que el recinto se inauguró, la zona de las duchas y zonas de aseo no se han reformado. Creemos que no están aptas ni para los niños ni para los turistas”, sostiene Marisa Aguirre.

“Traemos a los niños pequeños no porque la piscina sea más segura, sino porque ya tienen a sus amigos aquí. Además, nosotras también nos encontramos siempre”, afirman madres como Sonia, Agurtzane o Marian mientras descansan al sol en la cafetería.

Aunque este verano esté siendo un caos en lo que a climatología se refiere, esté el cielo despejado o nublado, las piscinas de Txurdinaga son un lugar de encuentro para niños y no tan niños. Un lugar para disfrutar del sol y el agua.