BILBAO - El último pleno extraordinario del mandato se celebró ayer en el Ayuntamiento de Bilbao cargado de emotividad. El Salón Árabe fue testigo de una ceremonia especial en la que la mitad de la corporación se despidió de la otra mitad. Algunos, después de muchos años en la vida municipal; otros, con la intensidad de una única legislatura. Lo hicieron ayer, pero también cada vez que han sumado fuerzas frente a las divergencias. Mostraron el lado más humano y constructivo de la política. Se despidieron concejales que han sabido compartir diferencias. El alcalde de Bilbao, todavía en funciones, Juan Mari Aburto, les puso a cada uno de ellos la Medalla de la Villa que les acreditará de por vida su trabajo como concejales. “Os voy a echar de menos”, les dijo el primer edil de corazón.

Es cierto que cada legislatura es diferente, como diferentes son los concejales que llegan al Ayuntamiento cada cuatro años, pero este mandato ha tenido algo de especial. Por un lado, porque el pleno ha sido un lugar con una diversidad política mayor, pero además se ha puesto de manifiesto y evidenciado que la política debe estar al servicio de las personas. De ahí que partidos muy diferentes, antes encontrados, hayan establecido redes de entendimiento, gracias a la generosidad de las personas que los han representado en el Consistorio. Y es lo que cada uno de los concejales y concejalas que ayer vivieron su último pleno pusieron en valor. Algunos como el socialista Goyo Zurro y la hasta ahora edil del PP, Beatriz Marcos, acumulan más de veinte años en la institución. Para otras, como Tomás del Hierro, Aitziber Ibaibarriaga u Oskar Fernández Monroy, era su segunda Legislatura y también ha habido quien ha concentrado en un único mandato esta experiencia municipal. Iñigo Pombo, Gotzone Zaldunbide, Inés Ibáñez de Maeztu, Luis Eguíluz, Carmen Carrón, Izaskun Guarrotxena, Amaia Arenal, Samir Ladhou y Conchi García, están en esa situación.

Relaciones personales Todos destacaron la intensidad de un trabajo ideado para mejorar la vida ciudadana y también lo enriquecedor de haber conocido personas e ideas diferentes y haber compartido un proyecto común. En estos cuatro años claro que ha habido discusiones, desacuerdos y enfados, pero eso queda en la mochila de la vida de concejal de cada uno de ellos, en la que según manifestaron pesan más los buenos recuerdos que los malos. “Todos habéis aportado en la construcción de esta ciudad y debéis sentir el orgullo de ser concejales de la villa de Bilbao”, les reconoció Aburto convencido como está de que “siempre miraréis a la villa con ojos de concejal”. El de ayer no fue un momento fácil. “Empezamos con un simple hola y acabamos con un complicado adiós”, dijo el alcalde en funciones. También reconoció a los concejales salientes que “os lleváis parte de nosotros. Y dejáis una parte de vosotros, de vuestra forma de ser, de trabajar....”.

El Salón Árabe fue escenario de anécdotas, abrazos, más de una lágrima y gestos cariñosos. Aitziber Ibaibarriaga lo advirtió, “se me escapará alguna lágrima”, algo con lo que ya contaban los que le conocen bien. Tampoco pudieron evitarlo Carmen Carrón ni Nekane Alonso. A Luis Eguíluz se le quebró la voz en el discurso, Beatriz Marcos mostró gratitud por toda esta vida, Goyo Zurro recordó sus inicios, Oskar Fernández Monroy besó a Aitziber Ibaibarriaga, Samir Ladhou no pudo evitar sentirse triste... “Como suele decir mi aita la vida no es una línea recta, es circular, y espero que nos volvamos a encontrar. Os voy a echar de menos”, finalizó un emocionado Aburto.