Después de atracar en el Puerto Viejo de Algorta y tras una larga travesía a pie, los piratasse atrincheraron el jueves en el refugio de montaña de Egiriñao para preparar su ascensión hasta la Cruz de Gorbeia y esconder allí un preciado cofre del tesoro. Tal y como estaba previsto, llegaron a la cima a las 12.00 horas del domingo "repartiendo monedas de oro entre los niños que se acercaron al punto más elevado de Bizkaia y Araba", explica el bondadoso capitán, Josu Beltrán.

A pesar del "intenso viento en la cima", el líder de los corsarios calificó la jornada como "perfecta" ya que cumplieron con el cometido que les había llevado hasta allí. "Un año más, y ya van 52, hemos cumplido con la tradición de colocar un Nacimiento en la Cruz del monte Gorbea", afirmó con satisfacción. Allí permanecerá hasta pasadas las fiestas navideñas, "cuando volveremos a subir para retirar el Belén y volver a repetir la costumbre dentro de un año".

Fue un diciembre de 1970 cuando Pablo Valencia, relojero navarro afincado en Bilbao ya fallecido, colocó por primera vez un pesebre montañero en uno de los pilares de la Cruz de Gorbeia. Lo hizo en solitario, portando un sencillo misterio de figuras de procedencia polaca que le habían regalado y al que protegió en el interior de una caja de madera. Así lo continuó repitiendo durante varios años hasta que se vio limitado por su avanzada edad. Era 1974 y, en aquel momento, tomó el relevo de la bella costumbre navideña el montañero bilbaino Txema Sainz-Ezkerra al que se unieron de inmediato su hermano Jesús Mari y un amigo, Javi Ezquerra. Por su parte, Josu Beltrán se sumó en 1986 a una iniciativa que ha contagiado a un nutrido grupo de montañeros y amantes de Gorbeia.

Lo hacen, además, de una manera divertida, original y creativa. Cada año, suben disfrazados de una temática diferente y, en esta ocasión, ha sido de piratas con el Nacimiento cargado en un cofre. Especial, sin duda, fue la edición de 2019 que, para conmemorar las Bodas de Oro del evento, con la recreación de un divertido enlace matrimonial y el correspondiente reportaje fotográfico con los novios y los invitados, todos vestidos oportunamente para la ocasión. Y nunca han suspendido la cita, ni si siquiera en 2020 que, debido a la pandemia