"Verde es el color principal del mundo, y a partir del cual surge su hermosura", manifestó el escritor Pedro Calderón de la Barca. Simboliza la esperanza y caracteriza la naturaleza en estado puro. Un hábitat salvaje y lleno de belleza natural como el que ha florecido en la calle Nerbioi de Basauri gracias a Jennifer Castro Nebreda y su ama Maite Nebreda, responsables de la floristería Castroflor, cuyo escaparate ha sido elegido por Bizkaidendak como el mejor de Bizkaia entre más de 300 participantes en su concurso anual.

Con una trayectoria profesional de más de dos décadas en la localidad, entre las dos han conseguido convertir la cara más visible de su negocio en un bucólico jardín donde relajarse y disfrutar de los sentidos. "A mi hija le encanta la naturaleza y el verde... cuanto más mejor. Sobre esa idea diseñamos el escaparate", explica a grosso modo Maite Nebreda, enormemente "ilusionada" por el reconocimiento. "No esperábamos ganar e incluso, al principio, no pensamos participar porque estábamos un poco desanimadas por toda esta situación de la pandemia", reconoce.

Sin embargo, afortunadamente no fue así y, tras invertir cinco días de intenso trabajo, los vecinos y visitantes de la calle Nerbioi, a la altura del número 5, disfrutan de unas exóticas vistas para evadirse de los problemas mundanos. "El día antes de que se cerrase el plazo del concurso trabajamos toda la noche, pero ha merecido la pena, a la gente le ha gustado. Aunque no estamos ubicadas justo en el centro de Basauri, los que viven por la zona nos dicen que es una maravilla volver a casa por la noche y ver la tienda con esta decoración e iluminación. Con la que está cayendo... damos un poco de alegría, que está todo muy triste", señala Maite.

En este sentido, los más de cuatro metros de escaparate de la tienda transportan al público a un paraíso natural donde encontrar la paz y el sosiego tan necesarios en estos tiempos. Como protagonista de la escena, una maniquí se dispone a disfrutar de una exótica cena en un paraíso semejante al de Adán y Eva. "Además de la naturaleza, queríamos que evocase a los tiempos que estamos viviendo. Unas navidades en las que no vamos a poder disfrutar de nuestros seres queridos con más reclusión y precaución, y en las que a mucha gente le tocará estar sola por seguridad a causa del virus. Por eso hemos puesto una maniquí que va a cenar sola, pero disfrutando de la naturaleza y el aire puro, como si estuviera en un jardín o en una terraza al aire libre, espacios muy cotizados durante el confinamiento", expone.

En cuanto a la materia prima del decorado, han elegido elementos típicos de estas fechas. "La maniquí lleva un vestido hecho con musgo, hiedras y nobilis, y el resto del escaparate cuenta con distintas especies de eucaliptus, pino, hoja de roble, etc.,", describe. También han agregado a la escena un brillante árbol de Navidad decorado con perlas y cristales de lámparas antiguas, así como un jarrón familiar. "Era de mi abuela", apunta Maite. Igualmente, la composición alberga una rueda de madera convertida en banco para relajarse antes de cenar junto a la compañía de un loro y multitud de pájaros.

"El escaparate evoca un jardín o terraza rodeada de naturaleza donde se puede respirar aire puro"

Floristería Castroflor

"El día antes de que se cerrase el plazo del concurso estuvimos trabajando toda la noche, pero ha merecido la pena"