“Tengo el orgullo de decir que cogí una barca y dejo un transatlántico”
Es su entrevista de despedida como presidente de BBK, un gero arte conociendo su inquietud por el desarrollo económico y su visión de país
Recibe a DEIA el día anterior a materializarse su relevo al frente de la fundación bancaria, de la que es padre en el origen, pero sobre todo en el desarrollo. Al referirse a ella, la primera persona del plural aflora hablando del pasado y del presente, pero también del futuro. Se va porque considera ha “cerrado un ciclo” y deja una BBK madura, muy enfocada en la actividad industrial, con músculo para garantizar la obra social. Recuperando en definitiva el espíritu de las antiguas cajas de ahorro. Y detrás de un banco que tiene respaldo financiero para tomar sus propias decisiones.
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Pone punto y final tras 14 años.
La BBK que yo me encontré no tiene nada que ver con la que hoy dejo y hago esa comparación. Tuve un sueño entonces. La maleta que cogí estaba muy vacía y el sueño era pasar la maleta al siguiente, dejándola muy llena. No es muy habitual que la gente, cuando le queda todavía cuatro años como a mí me quedaba, haga esto. Pero creo que es muy sano, para la entidad y sobre todo para el que ve cumplido un sueño, que diga ahora es el momento de pasar los papeles e irme con el orgullo de dejar una herencia muy, muy importante y muy, muy de futuro.
Ese es el motivo por el que se va Xabier Sagredo de BBK, ¿ve que ha cubierto una etapa y cree que no puede aportar más?
No, claro que puedo aportar más. No me voy por cansancio ni me voy por obligación, me voy por voluntad y sobre todo por coherencia. Nos tendríamos que retrotraer a todas las decisiones comprometidas que he tenido que tomar.
El camino no ha sido fácil.
Primero fue lo que se denominó la no salida a Bolsa, que ahora todo el mundo aplaude, pero en aquel entonces estaba bastante solo. Luego en 2017 apunté que íbamos a empezar a hacer inversiones como BBK en otras empresas, al margen de Kutxabank, y también fue una decisión discutida. Hoy se aplaude y ahora todo el mundo habla de invertir y de arraigo. En 2020 hubo pandemia. El banco no pudo repartir dividendo y tomamos la decisión de hacer la mayor obra social que podíamos porque BBK ya no necesitaba ese dividendo: habíamos ya empezado a diversificar la inversión. Pero luego tomamos otra decisión comprometida, poner un fondo de reserva de 232 millones de euros, que no es baladí, para proteger a Kutxabank y que esté en Bilbao. Y luego hemos tenido que tomar decisiones más comprometidas. Pero hemos llegado hasta el día de hoy, en el que tenemos la mayor cartera de inversiones del Estado en Euskadi. Un día en que con esa cartera y con los ingresos que tenemos de la Fundación somos capaces de hacer la obra social más grande por habitante del Estado, 62 millones de euros. Y además el banco sigue en Bilbao y la Fundación BBK, que también está en Bilbao, mantiene el control del banco. Se aúnan absolutamente todos los objetivos que nos marcábamos para la década del 30 y el 40.
¿Cómo se siente?
Se ha cerrado un ciclo y con ese ciclo yo también me voy. Y tenía toda la ilusión. Tengo el orgullo de decir que cogí en su día una barca y hoy dejo un transatlántico. Con ello BBK puede hacer más sueños y surcar mares con ese transatlántico para seguir creciendo.
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Esta semana se ha precipitado todo, su salida, el relevo por parte de Unai Rementeria… pero la operación llevaba un mes en marcha.
Bueno, yo ya comuniqué en los órganos internos de esta empresa cuál era mi decisión. Recibí por parte de mis compañeros muchísimo cariño, hasta tal punto que les tuve que pedir que se respetase la decisión. Pero estoy encantado y me voy con ese cariño que estoy notando, con esas ganas que tenía la gente de que yo siguiese, pero han entendido, han respetado que era una decisión personal, un cambio de ciclo, y es con lo que me quedo.
¿Su intención es afrontar nuevos retos? ¿Puede adelantar algo?
No, mi intención era cumplir todos los objetivos que teníamos marcados hasta 2030 o 2040. He trabajado lo indecible. He discutido con el que he tenido que discutir por el bien de esta empresa, de mi equipo, de mi patronato y de este país. Creo que los fríos números han demostrado que se ha acertado con las decisiones y que hoy tenemos la fundación bancaria más importante que hay en el Estado español. Seremos más pequeña que otra en concreto, pero somos la fundación bancaria que tiene el control de un banco con la obra social más grande por habitante del Estado. Tenemos la mayor cartera de inversiones en empresas que hay en Euskadi. Somos capaces de hacer la obra social sin un euro de Kutxabank. La única que cumple todo eso es BBK. Aparte de irme con el orgullo que me voy de haber podido conseguir esto, me gustaría trasladar a todos los bizkaitarras el orgullo de que tengan esto.
Al hilo de esa BBK madura, ¿qué retos tendrá que asumir su sucesor?
A mi sucesor lo único que le voy a desear son los mejores de los deseos. Ponerme a su disposición las veces que haga falta, si así lo requiere. BBK siempre me va a tener para lo que quiera, porque yo me voy contento, con orgullo y dejo una herencia impresionante, un equipo impresionante, un patronato impresionante y eso es con lo que me voy. Pero no me veo dando consejos a nadie.
¿Habrá inversiones en breve? ¿Deja una hoja de ruta definida?
“No es habitual que cuando aún le queda cuatro años la gente diga es el momento de pasar los papeles”
No dejo ninguna obligación a los siguientes. Dejo un trabajo hecho y mi sucesor tiene toda la legitimidad de hacer lo que tenga que hacer. Sí le digo a usted que nosotros en el ámbito de inversiones jugamos con unas potenciales inversiones, y nuestro equipo ya está trabajando. Y ahí se derivan inversiones que encajan en nuestros grandes vectores, banca y seguros, tecnológicas, social demográfico y descarbonización. Cualquiera que esté en esos sectores y que proyecte una rentabilidad económica y financiera, que cumpla criterios de sostenibilidad y que sobre todo que también cumpla criterios de impacto en nuestro país, son potenciales focos de inversión. Dentro de esto, me ilusionaría que BBK tuviera relaciones con el mundo de la cooperativa. Las cooperativas parece que están en otro mundo y tienen problemas igual que lo tiene cualquier empresa. Hay que estar abierto a oportunidades, porque en el mundo cooperativo BBK puede hacer una muy buena labor.
¿Con qué modelo?
Provengo de una cooperativa de crédito. Tienen unas características, las conozco. Pero creo que en el mundo cooperativo algunas tienen que llegar a acuerdos, porque quieran o lo precisen, para tener un socio con carácter de permanencia. Un socio que les ayude a capitalizarse o en cuestiones de deuda. Hay figuras que los pueden representar. Desde figuras jurídicas en las que se plantee entes hacia abajo o la figura del socio colaborativo, que no puede tener más de un 30% de derechos de voto. Pero para eso se tienen que conjugar las necesidades de BBK con las de la cooperativa.
No va a participar en la firma del contrato de Ayesa.
El 31 de diciembre es la fecha límite que hay, yo creo que aquí hay equipo más que de sobra para poder acabar esto. Eso está en marcha, están los equipos montándolo y creo que ya he hecho bastante.
Supongo que si se va también es porque ve el camino despejado en ese frente y en el de Talgo, que ya se ha materializado.
No, me voy, insisto, porque tuve un sueño y dentro de ese sueño yo soy muy coherente y creo en que hay que saber irse, hay que irse cuando las cosas van bien y no huir porque las cosas van mal. Hoy tenemos un gran banco y una gran fundación bancaria, esa es la herencia. ¿Puedo seguir dando pedales?, sí. Me voy dejándolo arriba. Es el momento de irse voluntariamente, sin rencores, con cariño a todo el mundo, con ilusión. Eso debiera ser valorado
¿Por qué podría haber rencores?
Digo que hay veces que la gente sale de los sitios de otra manera. Yo salgo al revés, con cariño al equipo, con cariño al patronato, con cariño a la BBK, con todos los objetivos cumplidos y con un sueño cumplido: recuperar la esencia de lo que hacían las cajas de ahorros en una fundación bancaria. Me bajo del barco siendo el último presidente de la caja de ahorros y el primero de la fundación bancaria. Cierro el círculo impregnando esta esencia. Puedo mirar atrás con orgullo.
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