Buscan a... Un operativo trata de localizar a... El domingo en Balmaseda la dotación local de Protección Civil y la asociación Unidad Canina de Rescate y Salvamento de Arrate pusieron cara a la labor, a menudo desinteresada, de quienes se implican en los dispositivos de búsqueda de personas desaparecidas. En la villa vivieron esta angustia el pasado 12 de agosto cuando se perdió la pista a una usuaria de la residencia de Las Laceras. Afortunadamente, fue hallada en buenas condiciones al día siguiente. La localizó el ertzaina Carlos Menéndez, que de madrugada había trabajado en la búsqueda dentro de su turno de guardia y regresó a título particular para peinar la zona.

“Estar un poco más elevado” a lomos de su caballo seguramente resultó crucial para que la mujer se percatara de su presencia y pudiera pedir ayuda”, explicó Julia Rasines, de la UCAS Arrate, que todos los años celebra una jornada en recuerdo de las personas desaparecidas. Carlos, uno de los homenajeados, no pudo acudir a la cita el 20 de septiembre por motivos laborales, por eso se lo entregaron en casa.

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“Cuando fui a casa y me metí en la cama no podía dormir, así que decidí volver con el caballo ya casi a la desesperada”, rememoró. Después de compartir un hamaiketako en una pausa de la búsqueda “me dio por internarme en una senda cercana a la residencia”. “Esa sensación de encontrarla y saber que estaba bien no se me va a olvidar, se me vuelve a poner la carne de gallina, es algo que te toca de cerca, el cuerpo te pide volcarte en ayudar a las personas y cuando sale bien te da un empujón porque otras veces por mucho que te esfuerces o pongas medios no se produce el desenlace que nos gustaría”, aseguró.

Sobre las 2.30 Julia Rasines recibió la llamada de Enrique Pastor, de Protección Civil de Balmaseda en la que pedía la colaboración de UCAS Arrate para sumarse a la búsqueda. Dos horas más tarde estaban preparados con tres perros de los seis de raza “sabuesos de San Huberto” que entrenan en Eibar. Nada más llegar “nos facilitaron dos prendas de la señora para que pudieran olfatearlas y empezamos a trabajar desde el último punto donde había sido vista”. El final feliz supuso “un alivio increíble” en este caso que quedó inmortalizado en el árbol de la vida con el que UCAS de Arrate recuerda a las personas desaparecidas. A las familias de los que quedan sin resolver “les trasladamos que no están solos, que hay gente que los entiende en esta desgracia”.