La Biblioteca Bizenta Mogel de Durango acogió ayer la charla de la activista guineana Hadja Idrissa Bah, un encuentro que ha servido para inaugurar una nueva edición de ‘Cruzando Caminos’. El programa, impulsado por el Ayuntamiento y la propia biblioteca con el apoyo de la Diputación Foral de Bizkaia, el Gobierno vasco y la asociación Haaly Pular, busca acercar a la ciudadanía las experiencias de las personas migrantes que conviven en Durango. La sesión, centrada en la mutilación genital femenina (MGF), reunió a medio centenar de personas y ha abierto un ciclo dedicado este año a las voces y trayectorias de mujeres africanas.

La conferencia de Hadja puso el foco en comprender las raíces de una práctica que afecta al 96% de las niñas y mujeres de Guinea Conakry. La activista ha recordado que es esencial analizar los factores que la sostienen, “desde el analfabetismo y la minoría de edad hasta el control ejercido sobre el cuerpo de las mujeres”, para poder abordarla con una mirada informada. Hadja ha insistido en que el debate debe hacerse “sin culpabilizar ni criminalizar a las niñas y mujeres que se someten a ella, incluidas quienes la practican”.

Una voz autorizada

Desde la organización, la asociación Haaly Pular, subrayan que abrir el programa con este tema era fundamental. “La MGF es una de las violencias más invisibilizadas y, por tanto, más desconocidas”, ha explicado Mercedes Franco del Pozo, técnica de EPTS de la entidad. Ha recordado que la sociedad vasca vive “un profundo cambio”, con la llegada de personas con historias y contextos diversos. “Comprender de dónde vienen, qué circunstancias les rodean, nos permite entender, empatizar y derribar prejuicios”, añade.

La elección de Hadja como ponente, destacan, responde a su trayectoria y al respeto que genera en la diáspora africana. Comenzó a los 12 años su activismo por la erradicación de la MGF, fundó el Club de Mujeres Líderes de Guinea y trabaja como asesora del Ministerio francés de Asuntos Exteriores. “Su mirada apuesta por sensibilizar a los jóvenes desde la concienciación y no desde el miedo o la penalización”, ha explicado Franco del Pozo. “De esta forma, con un cambio de conciencia, es como se puede llevar a cabo el cambio”, resume. 

Comprender para cambiar

Durante la sesión, Hadja abordó los factores que sostienen la MGF y los matrimonios precoces, el papel de la religión y la tradición, su consideración como violencia de género y las estrategias para su erradicación. La organización esperaba generar una reflexión profunda, y así lo ha expresado Franco del Pozo: “Es muy importante ese cambio en la mirada, un cambio producido por el acercamiento a estas luchas y experiencias que ratifican que no son tradición ni cultura, sino violencias de género ejercidas sobre los cuerpos de niñas y mujeres”.

Hadja insiste en la necesidad de espacios como el de ayer para transformar miradas: “Permiten escuchar al otro, comprenderlo, conocer su situación y sus experiencias”. En esta línea, subraya también la importancia de que los programas de prevención incluyan procesos participativos con las propias niñas y mujeres africanas que viven en los países de acogida, así como medidas de acompañamiento y reparación para quienes ya han sufrido estas prácticas.

Ese espíritu de escucha y reflexión marcó el inicio de un ciclo que continuará hasta principios de diciembre con nuevas actividades centradas en historias de vida, resistencia y narración oral protagonizadas por mujeres africanas.