El verano es época de viajar, aunque también hay quien se queda en su residencia habitual y aprovecha para hacer cosas que durante el año, principalmente por falta de tiempo, no pueden. Este es el caso de las personas, generalmente jóvenes que aprovechan el verano para sacar el carnet de conducir y no es tarea sencilla. Muchas autoescuelas de Bizkaia cierran por vacaciones, unas pocas que permanecen abiertas, pero hay problemas, principalmente, a la hora de realizar los exámenes, debido al cierre de tráfico.

En el arranque del verano, la actividad se intensifica. Coincide con la finalización de la EBAU, lo que provoca que numerosos estudiantes quieran aprovechar el verano para lograr la licencia. “Van con la prisa de que se quieren sacar el carnet antes de agosto”, explica Toñi Gomariz, profesora de la autoescuela Amezti de Bilbao, quien añade que “tenemos mucho volumen de alumnos y muchos exámenes; el desafío es distinto en junio que en julio y agosto. En junio la prisa manda”.

Para Aitor Mujika, copropietario de la autoescuela Jarama, el verano tiene “dos problemas básicos”. El primero, la pausa de la DGT. “Aún siendo una institución que no debería parar, los examinadores tienen 15 días de vacaciones del 15 al 31 de agosto”.

Según explica Mujika, el resultado es un “tapón” en julio, con demasiados alumnos queriendo examinarse antes de que llegue el fin las vacaciones, y otro en septiembre, cuando se reanuda la actividad. Aunque, según relata, Bizkaia cuenta con un número relativamente alto de examinadores entre 14 y 16, una cifra buena en comparación con otros territorios, Mujika también advierte que existe un déficit general de personal en la DGT, tanto de examinadores como de administrativos, lo que obliga a algunos a realizar tareas que no les corresponden.

Esta opinión también la respalda Patricio Arriondiaga, gerente de la autoescuela Go, también de Bilbao. “En verano coincide que hay vacaciones, que hay también más demanda de alumnos, con lo cual lo que se produce es más atasco y la gente tiene que esperar más tiempo para poderse examinar”, relata.

De instructor a examinador

Mujika subraya que el déficit de examinadores está vinculado también a la falta de profesores de autoescuela. Durante años, la DGT ha amortizado plazas vacantes y ahora intenta cubrirlas con acceso directo, lo que lleva a que algunos instructores opten por convertirse en examinadores. “Si hay examinadores nuevos, nos quedamos sin profesores”, explica. Para él, la solución pasa por mejorar las condiciones laborales del sector. “Lo primero es pagar más a los profesores. Eso implica subir precios, pero permitiría que más gente quisiera trabajar como instructor, lo que a su vez daría más salida a los alumnos y obligaría a la DGT a aumentar el número de exámenes”, explica.

En agosto, la autoescuela Jarama reduce su actividad ya que cierra a mediados de mes y se mantiene operativa solo hasta el último examen antes de las vacaciones. Es el caso contrario que las otras dos autoescuelas, que aunque permanecen abiertas, lo hacen sólo por la mañana. No han cerrado nunca para atender a esa demanda estival, comenta Gomariz.

Los tres señalan que el perfil más habitual que se apunta en el periodo estival son jóvenes que no se van de vacaciones o que regresan de ellas para aprovechar el tiempo, junto con aspirantes que tienen su examen teórico programado antes del parón. “El siguiente paso de los que cumplen dieciocho suele ser el carnet de conducir, pero ahora no es como antes. La gente ha perdido el interés al estar todo bien comunicado y tampoco ven facilidades a la hora de tener un coche”, relata Arriondiaga.

Por otra parte, tanto Gomariz como Mujika señalan que en verano hay un repunte de clases de refuerzo para gente que cuenta con el carné pero que por diferentes razones lleva tiempo sin conducir y que quieren refrescar la memoria. Además, Mujika señala una tendencia creciente: “Cada vez más alumnos quieren coches automáticos. Saben que el futuro es de los vehículos sin marchas”.