Vecino de Aperribai: "Bajas a Bilbao con un coche viejo y multa; aquí la fábrica nos llena de polvo y no pasa nada"
El polvo negro procedente de la planta de Bridgestone afectó calles, balcones y vehículos del barrio
El barrio de Aperribai, en Galdakao, todavía arrastra las consecuencias del escape de humo negro registrado el pasado viernes en la planta de Bridgestone. La nube de polvo fino cubrió en cuestión de horas coches, balcones, fachadas e incluso viviendas, sorprendiendo a los vecinos, que se levantaron con la sensación de que todo había quedado impregnado. Aunque la lluvia de los últimos días ha ayudado a limpiar parte de la suciedad, todavía quedan restos visibles en muchas zonas, lo que mantiene la preocupación en la zona.
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Uno de los afectados, Miguel Ángel Martín, relata que en la parte baja del barrio el impacto fue mucho mayor que en la alta. "Los balcones, los coches… todo quedó impregnado de negro. Incluso hay vecinos que han visto cómo el polvo penetraba en baños o en lavabos y no se podía quitar. Una señora me enseñó su perro blanco y estaba completamente ennegrecido", recuerda. En su propia familia, el efecto se notó en los pequeños detalles: "Mi hijo, que tiene 15 años, venía con las palmas de las manos negras de haber tocado cosas en la calle".
Galdakao exige responsabilidades a Bridgestone tras cubrir de polvo negro el barrio de Aperribai
No se trata, sin embargo, de un fenómeno completamente nuevo. Emilio Aguilar, otro vecino, explica que "todos los años, a mediados de agosto, cuando desmontan una especie de filtros, hay escape. Lo que pasa es que este año ha sido más descarado". Aguilar detalla que la suciedad es constante: "Fui a casa, estuve fregando y los suelos de las terrazas están negros, le pasas dos veces y sale el cubo lleno negro. Y eso es diario, no es solamente ahora". También denuncia que la pintura de la fachada de la fábrica cada año intenta ocultar el problema. "Terminan de hacer esta reforma de los filtros o de lo que sea y pintan… dentro de unos meses lo verán, lo han pintado entero".
Más allá de la suciedad, lo que más indigna a los vecinos es la falta de explicaciones directas por parte de la empresa. Martín subraya que "no ha habido ningún comunicado ni disculpa de Bridgestone; lo poco que sabemos ha llegado a través de las instituciones o la prensa". Esa ausencia de respuestas, sumada a la incertidumbre sobre lo que pueda ocurrir en el futuro, ha generado malestar. "Dicen que no es tóxico, pero ¿quién asegura que no volverá a pasar?", se preguntan muchos en Aperribai.
Material no tóxico
El Ayuntamiento de Galdakao ha desplegado un operativo de limpieza que se mantendrá activo "el tiempo que sea necesario" y ha habilitado varios teléfonos para que la ciudadanía avise si siguen encontrando restos tras las tareas. El Gobierno vasco ha señalado que se trata de un material no tóxico, pero muy persistente y difícil de eliminar. El Consistorio, por su parte, ha reclamado a la empresa que asuma los gastos derivados del escape y que garantice medidas para que un episodio así no vuelva a repetirse.
El debate en el barrio, sin embargo, no gira en torno al cierre de la factoría. Martín lo deja claro. “Aquí una cosa que nadie quiere es que la fábrica cierre o que se marche, porque esa fábrica hace el trabajo y riqueza a esta localidad. Yo mismo vivo en unas casas que fueron construidas para los trabajadores de Bridgestone".
Lo que sí reclaman los vecinos son garantías. "Las empresas lo que tienen que hacer es velar por no contaminar", apunta Martín, que introduce una comparación que muchos comparten: "Es curioso que bajas a Bilbao con un coche antiguo y te ponen una buena multa por contaminar, y en cambio aquí hemos tenido una nube enorme de humo y parece que no pasa nada".
Aguilar añade además que los vecinos sienten que no reciben respuesta de las administraciones locales. "Si te vas desde donde estaba la Cefplástica hacia Basauri, cuando pasas entre las dos fábricas ves el polvo negro que hay en esa carretera, es terrible. Y encima el Ayuntamiento ni lo limpia, es lo más triste, es que no se preocupan los ayuntamientos".
Mientras el operativo de limpieza avanza y los vecinos intentan recuperar la normalidad, el recuerdo del polvo negro sigue presente en Aperribai. Un barrio que no pide que se marche la fábrica que forma parte de su historia, pero sí que se garantice que no volverá a quedar cubierto de hollín.