Cómo asegurar el relevo generacional de la danza tradicional vasca

¿Qué sucede cuando cientos de jóvenes dantzaris se reúnen para compartir baile, cultura y pasión por las tradiciones vascas?Gazteen Dantza Topaketa es mucho más que un simple encuentro: es una fiesta de la juventud, un espacio de conexión y un impulso para que las nuevas generaciones sigan manteniendo viva la danza tradicional en Euskal Herria.

 En reconocimiento a su labor en la difusión de la tradición dancística vasca entre las nuevas generaciones, Bizkaiko Dantzarien Biltzarra premiará a Gazteen Dantza Topaketa en la gala de los IX Esker Onak, que se celebrará este próximo jueves, 26 de junio, en el Palacio Euskalduna de Bilbao. 

La villa arranca junio con calor. El sol anima a los bilbaínos a aparcar definitivamente el paraguas y los chambergos para salir a las terrazas, como las de la Plaza Nueva. Allí, frente a la sede de Euskaltzaindia, Erika García, coordinadora de Euskal Dantzarien Biltzarra, explica al equipo de DEIA en qué consiste la Gazten Dantza Topaketa, un proyecto en el que también está implicada.

¿Relevo generacional?

Cuenta que la iniciativa echó a andar en 2023 con un objetivo claro: hacer frente a una realidad incómoda, la cada vez más acuciante ausencia de relevo generacional en los grupos de danza. “En los grupos de danzas hay mucha gente mayor y muchos niños y niñas, pero la juventud se va”, admite García.

Explica que, al llegar a cierta edad, muchos jóvenes abandonan los grupos porque no tienen tiempo, porque las danzas ya no les atraen tanto o porque encuentran otras actividades que les interesan más. “Ahí teníamos un vacío que ponía en peligro el relevo generacional de los grupos de danzas”, advierte.

Ese fue el punto de partida que llevó a Euskal Dantzarien Biltzarra a poner en marcha esta propuesta, que persigue varios objetivos. Por un lado, Gazteen Dantza Topaketa busca fomentar las euskal dantzak entre los adolescentes; por otro, pretende que la juventud se sienta orgullosa de este patrimonio.

“Queremos que puedan decirlo con naturalidad en cualquier parte, que sientan que las danzas forman parte de su día a día y no algo que solo se aprende de pequeños y a lo que se regresa cuando ya eres adulto”, añade García.

Quienes participan en esta iniciativa —y en los diferentes grupos de danza— están, desde luego, orgullosos de formar parte de este mundo. Eso sí, no son muchos, reconoce García. “Pero ahí están: son la mecha. Y esperamos que sigan para siempre”, concluye, esperanzada.