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Un operativo de 40 efectivos combatirá los incendios forestales este verano en Bizkaia

La cifra se llega a duplicar en jornadas especialmente críticas por el calor o el viento para proteger los montes del fuego

En imágenes: Helicóptero, 'bulldozer'... Así ha sido el simulacro de incendio forestal en Peñas Negras

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 En Bizkaia, la lucha contra los incendios forestales no da tregua. Este verano, cada jornada, hasta 40 personas –entre bomberos forales, agentes del Servicio de Montes y personal de la empresa pública Basalan– integrarán un operativo conjunto que vela por la seguridad de los montes de Bizkaia. Su misión es prevenir y, si es necesario, actuar con rapidez frente a cualquier conato, evitando que pase a mayores. Aunque el número de efectivos varía en función del riesgo y la época del año, el compromiso se mantiene firme los 365 días. Porque, en la lucha contra el fuego, la mejor herramienta sigue siendo la prevención.

Bizkaia dispone de un sistema consolidado y eficaz: el Plan de Emergencias por Incendios Forestales de Bizkaia (Infobi). Este protocolo coordina la actuación de los medios humanos y técnicos desplegados en el territorio para dar respuesta a cualquier emergencia forestal. Cerca de 600 personas forman parte de este engranaje coordinado para responder con la máxima eficacia ante cualquier imprevisto.

“Lo más importante es volver a casa. En un incendio puedes perder la conciencia”

Carlos Uriagereka . Jefe de Servicio de Montes de la Diputación

El nivel de riesgo se determina a diario a partir del parte meteorológico y en función de ese análisis se ajusta la plantilla de guardia. Ese índice se define en base a tres parámetros: la humedad, la temperatura y la intensidad del viento. En días de riesgo bajo –de mediados de abril a mediados de junio–, el operativo ronda entre los 15 y 20 efectivos. En épocas de riesgo medio, como el verano, de mediados de junio a mediados de septiembre, se eleva hasta unas 40 personas por jornada. Pero cuando las condiciones se agravan y se activa el nivel alto –sobre todo en otoño e invierno–, la dotación puede alcanzar los 80 efectivos diarios: 45 bomberos forales y 35 trabajadores de Montes y Basalan.

“Ahora estamos en época de riesgo medio. El peor momento suele llegar pasado el verano, cuando el monte está seco y entra el viento. Ahí es donde el riesgo se vuelve real”, explica Carlos Uriagereka, jefe del Servicio de Montes de la Diputación Foral de Bizkaia.

No se trata solo de cantidad, sino de estrategia, anticipación y coordinación. “Es un sistema dinámico. Si la alerta meteorológica cambia, nos adaptamos: activamos retenes, reforzamos la vigilancia o desplazamos medios a zonas sensibles”, detallan desde el propio servicio. En un año tipo, Bizkaia registra entre 30 y 40 jornadas clasificadas como de alto riesgo. Son días en los que cada minuto cuenta y en los que el trabajo previo marca la diferencia.

Sin margen para la confianza

El balance del año pasado en cuanto a incendios forestales fue el mejor de los últimos 30 años“pero no podemos bajar la guardia”, alerta Arantza Atutxa, diputada foral de Medio Natural y Agricultura. La vigilancia no descansa. A lo largo del año, Basalan y el Servicio de Montes desarrollan labores de desbroce, limpieza de caminos, mantenimiento de pistas forestales y mejora de accesos. Estas tareas no solo ralentizan la propagación del fuego en caso de incidente, sino que permiten una intervención más rápida y segura. Además, se revisan y actualizan puntos estratégicos de agua –balsas, depósitos y tomas– para su uso inmediato por parte de los servicios de emergencia.

A esta vigilancia terrestre se suman herramientas tecnológicas y medios aéreos. Desde 2023, Bizkaia cuenta con el helicóptero LK1, una aeronave equipada con un helibalde de hasta 1.000 litros de capacidad. Su función es apoyar las labores de extinción en zonas de difícil acceso y actuar con rapidez en los primeros momentos de un incendio. “El helicóptero no sofoca del todo el fuego, pero sí es clave para reducir la intensidad de la llama y permitir el acceso de los equipos terrestres”, explican desde Basalan. La Diputación ha intensificado también la inversión en maquinaria especializada y formación. Una de las últimas adquisiciones ha sido una nueva bulldozer, operada por Basalan, que permite abrir cortafuegos, acondicionar pistas y actuar directamente en zonas críticas. Este tipo de maquinaria pesada es vital cuando el fuego avanza con rapidez.

Factor humano, la clave

Pero ninguna tecnología sustituye al factor humano. “Lo más importante es que todo el equipo vuelva a casa. Me ha tocado estar 24 horas seguidas en un incendio, sin dormir, y en ese estado es muy fácil perder la conciencia”, reconoce Uriagereka. “Por eso entrenamos constantemente, trabajamos la conciencia situacional y ejercitamos la toma de decisiones bajo presión”.

“El balance del año pasado fue el mejor en 30 años pero no podemos bajar la guardia”

Arantza Atutxa . Diputada de Medio Natural y Agricultura

En ese sentido, todo el personal implicado se forma en un protocolo denominado OACEL: observación, atención/anclaje, comunicación, escape y lugar seguro. Este método permite garantizar la seguridad de los equipos incluso en condiciones extremas. Cada año, además, se realizan simulacros prácticos en distintas zonas del territorio, donde se ensaya la coordinación real entre los distintos equipos.

El Infobi no es una herramienta estática. En 2023 fue actualizado para afrontar los nuevos retos que plantea el cambio climático. Las temperaturas extremas, las sequías más prolongadas y la acumulación de biomasa forestal aumentan el riesgo de incendios de alta intensidad. Para hacer frente a esta realidad, el plan incorpora un equipo técnico especializado en el análisis del comportamiento del fuego y una unidad dedicada a la investigación de causas.

La Diputación también ha reforzado su estrategia forestal a medio y largo plazo. En este marco se inscribe la nueva Norma Foral de Montes, que apuesta por una gestión activa y sostenible del bosque. A través de esta normativa, los propietarios forestales pueden acceder a ayudas para realizar labores de limpieza, ordenación y mantenimiento, con el objetivo de reducir la carga de combustible vegetal y proteger mejor sus terrenos.

La ciudadanía, parte esencial Todos estos esfuerzos serían insuficientes sin la implicación de quienes disfrutan del monte. Las negligencias humanas están, también, presentes en incendios: colillas, barbacoas… Por ello, se insiste en la necesidad de extremar la precaución. “La prudencia y el respeto por el medio natural son fundamentales”, recalca la diputada, Arantza Atutxa.

Porque la mejor forma de combatir un incendio sigue siendo evitar que se produzca. Y para ello, Bizkaia cuenta con un operativo profesional y eficaz que, día tras día, trabaja en primera línea por proteger uno de sus patrimonios más valiosos: sus montes.