"Nadie dice que el acogimiento familiar sea fácil pero merece la pena. Lo que más te llena es verle feliz, jugando y yendo a la escuela como cualquier niño o niña". Así se pronuncia una familia de acogimiento de menores en situación de vulnerabilidad, un núcleo al que se dirige la Diputación Foral de Bizkaia animando a cambiar la tendencia descendente en este terreno experimentada tras la pandemia bajo la premisa de ofrecerles la "oportunidad de cambiar vidas".
"Es un compromiso de todos. El acogimiento familiar es una medida clave para esos menores. Cambia la historia de quien acoge y de quien es acogido", señala la diputada de Acción Social, Amaia Antxustegi, quien cifró en 533 los niños y niñas susceptibles de ser tutelados, 60 de ellos grupos de hermanos.
Familias de acogida vizcainas
"Hay 290 menores viviendo en familias de acogida pero necesitamos más" porque tras la crisis sanitaria "la reducción ha sido significativa y el cambio social es evidente". No en vano, anteriormente el número oscilaba entre 300 y 350. Uno de los factores de este decrecimiento reside en que Euskadi cuenta con la peor cifra de natalidad de los últimos 50 años, con un descenso del 3,75%, "pero las situaciones de vulnerabilidad no desaparecen".
"Necesitamos familias dispuestas a abrir las puertas del hogar", ha indicado Antxustegi, entendiendo la familia en su concepto más amplio, y preparadas para acoger menores desde bebés hasta una franja de entre 3 y 13 años, incluidos grupos de hermanos o con necesidades especiales. "Sabemos que no es una decisión fácil y que exige compromiso y dedicación. Que sepan que las familias nos tendrán a su lado con apoyo técnico, formación y recursos económicos", ha precisado la diputada.
Proteger a los menores
Actualmente, 18 familias han contactado para conocer el proceso de acogimiento, que puede concretarse en unos seis meses, y ocho de ellas están en disposición de seguir con el mismo. "Son un auténtico tesoro y tienen nuestro agradecimiento y reconocimiento absoluto", aplauden desde el ente foral, profundizando en su cometido de proteger a la infancia más vulnerable en cuatro vertientes: de urgencia (de semanas a seis meses), temporal (de dos años), permanente (cuando no hay muchas opciones de volver a la familia de origen y a veces se concreta en adopción) y especializada (grupos de hermanos o niños con necesidades especiales).
"Existe una necesidad general pero prima el acogimiento de urgencia", sobre todo en esos menores de entre 0 y 6 años. De hecho, ahora mismo "tenemos cuatro menores que necesitan dedicación exclusiva", ha dicho Antxustegi, concienciando de que "las instituciones no podemos dar el mismo calor que una familia". A su vez, ha precisado que todos ellos pueden crecer felices sin perder el vínculo con la familia de origen y manteniendo una estabilidad emocional. "Es un compromiso serio que te lleva a una obligaciones y hay quien no quiere o puede dedicar ese esfuerzo y tiempo pero el bajón de ofrecimientos está siendo importante", ha considerado.
Información
La diputada ha animado a informarse a través del teléfono (944470737) o de la página web específica que tiene la Diputación Foral de cara a iniciar un proceso de conversaciones, estudio psicosocial, cursos de formación, asignación y certificado de idoneidad.
"Gracias a una familia de acogida estoy aquí", ha aludido Antxustegi en referencia a una menor que hoy es estudiante de tercer curso de Derecho. Un paso para cambiar vidas.