Al ser un espacio confinado, uno de los mayores riesgos de un túnel es la posibilidad de que se declare un incendio en su interior. Tanto para los vehículos que se encontraran en su interior en ese momento, como porque dificultaría o llegaría a impedir la entrada de los servicios de emergencia.
En la memoria colectiva están los pavorosos incendios en los túneles de Mont Blanc, Tauern y San Gotardo, en los que fallecieron decenas de personas ante la imposibilidad de los servicios de asistencia de llegar al lugar del accidente. Por eso, contar con un buen sistema de protección es imprescindible en estas infraestructuras.
La clave es la autoevacuación: un túnel se considera seguro si cuando ocurre algún incidente las personas que están dentro pueden salir por sus propios medios, para lo que se habilitan carriles más anchos, vías de escape, iluminación, ventilación y sistemas de vigilancia. Sin olvidar instalaciones propias para luchar contra el fuego, como extintores manuales, depósitos de agua, bombas, columnas secas o hidrantes.
Sistema novedoso en La Avanzada
En los de La Avanzada se ha instalado uno novedoso a nivel estatal, que solo se encuentra en el túnel de Viella, en Lleida, que cuenta con una longitud total de 5,2 kilómetros. A diferencia por ejemplo del de Bentazarra, que expulsa agua nebulizada –su función no es extinguir el fuego sino mantener una temperatura baja, ya que al no ser de roca natural, el fuego puede dañar el hormigón del que están construidos y venirse abajo– este está dotado con un sistema de diluvio que no rompe la partícula de agua.
De este modo, al activarse el sistema, garantiza la visibilidad para los servicios de emergencia. Será el segundo de este tipo en el Estado español, pero también se ha instalado en túneles de Suecia, Francia o Japón.