Itxaso Berrojalbiz afronta una semana “apasionante e ilusionante” con varias citas importantes para la autonomía fiscal, que es clave para “reaccionar y no depender del Estado o de Europa” en un momento crítico para las empresas vizcainas, que están en medio del choque de Donald Trump con el resto del mundo. El camino está claro: “Seguir peleando por más y mejor autogobierno”. Sin obviar que la Unión Europea debe responder más unida que nunca al ataque de un socio comercial pilotado hoy por un presidente sin freno y acostumbrado a rebasar los límites sin valorar las consecuencias. El miércoles se aprueba la revisión fiscal en Juntas Generales, el jueves arranca la campaña de la Renta y ese mismo día se aprueban en el Congreso las últimas modificaciones del Concierto.

Técnicamente Bizkaia podría haber aprobado la revisión fiscal en solitario, pero ha apostado por el modelo de coordinación tributaria. ¿Está satisfecha con el resultado? ¿Se ha respetado la esencia del proyecto inicial?

—La revisión fiscal es un gran proyecto y en Bizkaia estamos muy satisfechos. Aunque tengamos mayoría absoluta y teníamos garantizada la aprobación del proyecto, tenemos, y yo en particular, visión de país. Con estos cambios ayudamos a las rentas más bajas, ayudamos a los jóvenes a emanciparse, ayudamos a que en el futuro tengamos pensiones complementarias a la pública, sabiendo cómo está la situación de las pensiones. Vamos a ayudar a la descarbonización de las empresas y de la industria vasca, más en estos momentos de incertidumbre y situación geopolítica compleja. Sabiendo que teníamos un gran proyecto encima de la mesa, no podíamos dejar a un lado a Araba y Gipuzkoa. Por tanto, con esa visión de país nos hemos esforzado en conseguir un acuerdo.

No es el primero.

—Para nosotros el acuerdo siempre ha tenido mucho valor. Llegamos el año pasado a un acuerdo presupuestario con EH Bildu. Ahora en la revisión fiscal lo hacemos con Elkarrekin Podemos. Aunque tengamos mayoría absoluta, tener la mano tendida y que se vea que la Diputación Foral de Bizkaia está dispuesta a moverse sin desdibujar sus políticas es bueno, porque nuestras políticas se ven reforzadas con una mayoría mayor que la que tenemos.

¿Qué puede hacer la Diputación para ayudar a las empresas en medio de la guerra arancelaria?

—Lo que estamos haciendo, y es una de nuestras señas de identidad, es estar cerca, ser transparentes con nuestros contribuyentes, con las empresas. Estar y generar la seguridad jurídica que necesitan. Y ya estamos en contacto con ellas, sobre todo con las empresas muy internacionalizadas, analizando qué necesidades tienen. Tan rápido como podamos, haremos las modificaciones reglamentarias o normativas que necesiten. Las exportadoras siempre tienen unas devoluciones de IVA muy importantes, si ellas lo necesitan agilizaremos mucho esos trámites. Si esta guerra implica una necesidad financiera y por tanto necesitan aplazamientos y fraccionamientos de pagos tributarios más flexibles, los haremos. La diputada general, la diputada de Promoción Económica y yo estamos hablando con las empresas dependientes de Estados Unidos por sus exportaciones y también con las que tienen vínculos con Alemania, porque hay una repercusión directa. Haremos todo lo que podamos de la forma más rápida posible, pero también habrá otras actuaciones a medio plazo. En todo caso, debemos tener mucho cuidado también con las ayudas de Estado y por tanto también hay que hacer una apuesta por Europa. Tenemos que ir de la mano y Europa debería flexibilizar todos los trámites, como podrían ser las ayudas de Estado, para poder proteger a nuestra industria básica.

¿Habrá medidas de apoyo a la producción de las compañías?

—Por la parte normativa estamos bien posicionados. Tenemos las deducciones por I+D+i, a la creación de empleo, a la inversión a la transición verde... Por tanto, el paquete de competitividad, de protección de la industria y del empleo, eso está ya; se va a aprobar, de hecho, el miércoles en Juntas Generales. Va a estar ya al alcance de las empresas. Estamos en contacto directo con las empresas, para saber qué es lo que necesitan y reaccionar. Pero esto que está pasando con Estados Unidos es una guerra arancelaria y, si la memoria no falla, nunca han terminado bien. Lo importante ahora es actuar en el corto plazo con medidas financieras y con el esquema de incentivos a más largo plazo. Aguantar el chaparrón con esa respuesta inmediata, pensando que esto no puede durar mucho. Los primeros afectados de esta guerra son los propios estadounidenses: se les van a encarecer los productos importados, les van a subir los tipos de interés y la inflación, con todos los problemas que ha tenido Estados Unidos para reducir los tipos de interés y la inflación. Por tanto, su propio mercado se va a ver tensionado. También Europa se va a ver afectada, obviamente, porque exportamos muchísimo. Tenemos que reaccionar bien y rápido, y esto nos tiene que servir para unir y fortalecer más la Unión Europea, como ocurrió durante la pandemia.

¿Qué pasos puede dar Europa?

Habrá un paquete de medidas de protección. Sería un buen momento para reactivar el plan industrial que tiene Europa encima de la mesa y en el que nosotros estaremos encantados de colaborar. Es un buen momento para establecer revulsivos a la competitividad y que cuando esto se estabilice salgamos más fortalecidos, como en la pandemia.

Otro de los sustos de la semana pasada fue el anuncio de despidos en Bridgestone. ¿Qué puede hacer la Hacienda vizcaina para frenar las deslocalizaciones?

—Es una cuestión que está dentro del foco de Hacienda claramente. Cuando diseñamos nuestra política fiscal, y principalmente en el Impuesto sobre Sociedades, lo hacemos con el objetivo de impulsar la actividad económica. No es nada lejano a la Hacienda apoyar la inversión, apoyar la I+D, apoyar la creación de empleo porque es lo que genera arraigo, evita deslocalizaciones y crea un ecosistema atractivo aquí para hacer un tejido productivo y tener un talento que haga que ese tejido y esa inversión siga arraigándose en Euskadi. De hecho, nuestro siguiente compromiso es aprobar una Norma para el talento, el arraigo y la sucesión empresarial.

¿Y hasta qué punto tiene margen de maniobra la Diputación cuando ya es una cuestión de costes salariales?

—Eso evidentemente no está en nuestras manos. Desde Hacienda tratamos de proteger la inversión y el empleo. Lo que hay que hacer es reflexionar sobre ese elemento que acaba de mencionar [los costes salariales] y ver el impacto que tiene en la creación de ese ecosistema atractivo para invertir en el que la fiscalidad es uno de los elementos. Pero hay otros elementos, los laborales, por ejemplo, que hay que analizar y ver en qué podemos mejorar. En la Diputación hemos mejorado en incentivos a la inversión. Otras organizaciones, otros actores, deberán analizar en qué pueden mejorar en la parte de relaciones laborales para que entre todos construyamos un ecosistema de arraigo empresarial, de creación de empleo y tener un estado de bienestar. Que es lo que queremos todos y todas.

Está hablando de negociación colectiva, de entendimiento. ¿Percibe que ahora no hay ese entendimiento?

—Lo que tenemos que hacer todos es colaborar. No es un ámbito que a mí me compete y no puedo decir cuál es exactamente el clima en las relaciones entre sindicatos y empresarios. En otras materias también tenemos visión de país y si todos tenemos voluntad de tener una Euskadi mejor, más moderna y próspera, creo que entre todos podemos mejorar. Yo mejoraré mi política fiscal. Los agentes sindicales y la parte empresarial tendrán que analizar cuáles son los elementos de mejora para que entre todos construyamos ese ecosistema. Pero no le puedo decir exactamente lo que cada uno tiene que hacer. Sí que cada uno tiene que hacer su reflexión, su autoevaluación, y saber en qué podemos mejorar. Yo hago todos los años autoevaluación, veo qué tengo que hacer y construyo consecuencias de esa reflexión. Los demás actores tendrán que hacer lo mismo.