Jesús Arteagoitia es uno de los estafados del camping Arena de Ajo. Hace 16 años decidió invertir unos ahorros que tenía y compró una mobil home para instalarla en una de las parcelas que alquilaban en las instalaciones de la localidad cántabra. "Cuando llegué estaba todo prácticamente vacío. Pude elegir la parcela", cuenta. Todo fue fácil.

Firmó el contrato de alquiler y compró la que sería su segunda vivienda para vacaciones. "La casa nos la instalaron ellos, en la parcela 130, un terreno que sin saberlo era ya ilegal. No tuvimos problemas y durante años nos han ido cobrando el alquiler del terreno sin decirnos nada de lo que estaba pasando", se lamenta.

En casi 20 años Jesús, vecino de Erandio, ha vivido muchos grandes momentos en esa casa en la que ha podido disfrutar con sus hijos y nietos de largas veladas en las noches de verano, rodeado de verde y a un paso de la playa. "Esto es un pequeño pueblo y nos conocemos todos. Un día comes en una casa, otro día en la de otro. La mayoría de las casas están ocupadas por vascos", cuenta.

Arteagoitia ha asumido ser el presidente de los campistas afectados por la estafa y no tiene intención de rendirse. "No estoy dispuesto a coger esta casa y llevármela a otro sitio. No es tan fácil. Es dejar atrás muchos recuerdos, muchos amigos...Solo pensarlo me entristece", explica.

No hace mucho que Jesús invirtió casi 2.000 euros en colocar un césped artificial en la entrada de la vivienda. "Todas las mejoras que he ido haciendo en la casa han tenido el permiso de la propiedad", aclara.

Ocultado

Jesús denuncia la manera en la que durante años los propietarios del camping han ocultado que esos terrenos que estaban alquilando eran ilegales. "No se podía ocupar con casas. El caso lleva muchos años en los tribunales y, todos, incluido el ayuntamiento, han preferido callarse y seguir embolsándose el bolsillo a costa de la ilusión y el dinero de la gente. Es muy cruel", ha comentado.

Lo que le duele mucho es escuchar a quien está detrás de la propiedad del camping que los campistas afectados "han podido disfrutar de las instalaciones y de su casa durante muchos años. Lo hemos pagado, pero si hace 16 años llego a saber que este terreno no era legal yo no lo habría comprado. Ni yo ni los cientos de afectados que ahora no saben qué van hacer con sus propiedades", añade.

Desde hace semanas no tienen ni luz ni agua en su módulo. Pero eso sí, el dueño les ha cobrado el alquiler del terreno como si no pasara nada. "En junio, el Ayuntamiento le comunicó al dueño que la sentencia era firme, pero eso no le importó para seguir cobrando a los campistas el alquiler del terreno", cuenta.

Comunicación a través de un mensaje

Lo mejor es que los propietarios del camping comunicaron a los propietarios de los mobil home que teníamos que desalojar el camping a través de un escueto mensaje. "Ni una reunión, ni una notificación escrita, nada. Un mensaje en el que nos dicen que van a intentar ampliar el tiempo para que nos cojamos nuestras casas y nos la llevamos de aquí, como si fuera fácil".

Traslado al camping de Frías

Ante la orden de desalojo medio centenar de propietarios ya han decidido desmontar sus propiedades y llevarlas a otro camping. Víctor, vecino de Bilbao, es uno de ellos. Este domingo, a golpe de porra, ha retirado el porche de su casa en el camping Arena.

Desde hace nueve años ha disfrutado de su mobil home en el camping cántabro y ahora ha decidido dejar atrás todos los recuerdos e iniciar una nueva aventura en la localidad burgalesa de Frías con su familia. "Nos sentimos estafados y con mucha rabia. Pero prefiero olvidar esto y comenzar otra historia en un nuevo sitio".

Víctor, vecino de Bilbao, traslada su módulo de Ajo al camping de Frías, en Burgos Sandra Atutxa

El traslado de su casa de Cantabria a Burgos le cuesta alrededor de 8.000 euros, sin contar lo que le supone volver a montar el porche frente a su casa. "Tengo firmado un contrato de alquiler hasta octubre de 2025, además de tener pagada la primera cuota", cuenta.

Víctor tiene previsto presentar una demanda contra los propietarios, pero cree que lo mejor es poner distancia cuanto antes y no alargar la agonía. "Lo que quieren es que nos vayamos poco a poco sin hacer ruido. Voy a pedir que me paguen el porte y todo lo que he pagado sin poder disfrutar de las instalaciones", concluye.