Las trillizas Ana, Marta y Lorena Momoitio eran poco más que unas bebés en 1983 cuando su padre, el gran pintor vasco de proyección internacional Julián Momoitio Larrinaga donaba al pueblo de su querida Ortuella la obra Evocación de Vizcaya, un mural de 4,90 metros de ancho por 2,10 metros de alto en el que utilizando modelos del propio municipio compuso una estampa costumbrista en la que repasa los paisajes y paisanajes de Meatzaldea. Un mural que este pasado jueves fue desmontado con mimo por operarios de la empresa que está acometiendo la rehabilitación de la casa consistorial –en cuya planta noble estaba colgado desde el 14 de abril de 1983– y que ha sido trasladado a un almacén de Gasteiz donde permanecerá custodiado hasta que pueda volver a colgarse, una vez remedado el Ayuntamiento minero dentro de aproximadamente 15 meses.
“Es un mural costumbrista realizado en una época en la que a diferencia de las anteriores utiliza con profusión el retrato, creando unos seres llenos de ternura, vida y emoción que son interpretados con un sentido constructivista, echando mano de una composición pletórica de equilibrio”, define su hijo Pablo Momoitio, el segundo de los seis vástagos del artista nacido en agosto de 1944 en Sopela y que hasta no hace muchos años aún seguía dando pinceladas. “Ahora ya ha dejado los pinceles pero la pipa no”, comenta Pablo a DEIA al tiempo que recuerda que “raro es el día que no acude a su estudio en Mendialde, muy cerca del que fue el edificio de la Casa de Cultura de la que fue director más de una década”.
Traslado
La tierra y el mar, la mina, la industria, los barrenadores, los bueyes enyugados, la ikurriña o el txistu forman parte de esta cosmogonía pictórica en la que Julián Momoitio quiso plasmar a la gente de la Zona Minera en su día a día a través de sus trabajos, sus pasatiempos y su cultura, para lo cual se sirvió de personajes reales del municipio para acometer su fotografía costumbrista. El escultor Lucas Alcalde tirando de barrena mientras que Juantxu Cayero, el eterno txistulari de Ortuella, pone la nota musical al conjunto en el que también aparece quien fuera alcalde y senador socialista Manuel Fernández Ramos, o Idoia la bibliotecaria municipal “de toda la vida, hasta que se jubiló”, reseña Pablo, quien apunta que en la composición también aparece su tío Pedro Rodríguez, atleta destacado en su época. Su madre, Justi García, junto con una de sus hermanas y su hermano Ángel también aparecen en el cuadro mural, una de las obras que el pintor donó al municipio al igual que el mural que languidece en el barrio de Intxaurdi-Nocedal –donde pasó su infancia– o los tres cuadros que embellecen el atrio del salón de actos de la OKE, una gran infraestructura sociocultural que el pintor inauguró en marzo de 2011. Nacido en Sopela en 1944, Julián Momoitio se trasladó a Ortuella con apenas 14 años, municipio en el que ha desarrollado su vida artística hasta alcanzar un importante reconocimiento mundial.
A lo largo de su carrera ha llevado sus cuadros hasta ciudades cosmopolitas como Nueva York, Miami o Barcelona aunque nunca se ha olvidado de su querida tierra minera donde siempre le ha hecho especial emoción poder exponer. Ahora, una de sus obras emblemáticas de su etapa costumbrista, llena de retazos de la vida de Meatzaldea en los primeros años 80 del pasado siglo reposa plácidamente en un almacén gasteiztarra a la espera de volver a formar parte de esa matrioshka que es el artístico edificio consistorial en cuyo interior hay joyas arquitectónicas como su escalera central de madera o su gran vidriera con el escudo del municipio.
“Confiamos en que cuando acabe la restauración, Julián se acerque al Ayuntamiento para ver la recolocación de la obra que dedicó al pueblo de Ortuella y que tras el montaje necesitará algún trabajo de retoque en la unión de la dos partes del mural. Algo aportará seguro”.
El apunte
Traslado. Las obras de rehabilitación del edificio consistorial de Ortuella han obligado a desmontar y empaquetar para su custodia el mural ‘Evocación de Vizcaya’, elaborado por el prestigioso pintor Julián Momoitio y donado al pueblo el 14 de abril de 1983.
Costumbrista. Perteneciente a su etapa costumbrista (1980-1985) la obra de Momoitio es un homenaje a la Zona Minera y a su vecinos de Ortuella algunos de los cuales, políticos, artistas, músicos o atletas forman parte de esta obra de 4,9 por 2,10 metros.