El año pasado dábamos cuenta de la gala que se celebró en Galdakao organizada por Ganguren Mendi Taldea en un artículo publicado el 29 de octubre en páginas de DEIA. Era el número 137 de esta sección de Historias Montañeras, siendo el de hoy el número 188. A lo que vamos: hace nueve días se puso en escena otra inolvidable gala que duró cuatro horas. Fue en el Palacio de Congresos Europa de la capital alavesa. Una puesta en escena elegante y cercana, con el trabajo desinteresado del club Iturribero Mendi Taldea, de Vitoria, en calidad de organizadores y, por supuesto, con la colaboración de Euskal Mendizale Federazioa y de la revista Pyrenaica.
Saludó y arrancó el acto Leonardo Trejo, presidente de dicho club y seguido fueron los presidentes de las Federaciones Navarra y Vasca quienes dieron la bienvenida. Martín Montañés citó la importancia del manifiesto ya vigente de Euskal Herriko Mendizaleen Biltzarra, destacando Zigor Egia que somos 41.000 federados montañeros en la CAV y otros 14.000 en Nafarroa, un porcentaje poblacional social estadísticamente único no sé si a nivel mundial, incluso.
Salió a escena el director de Deportes del Gobierno vasco, Gorka Iturriaga, a quien le bastaron tres minutos para glosar la esencia del deporte más noble y gratificante de los existentes. Después, la diputada foral alavesa de Equilibrio Territorial y Ordenación del Territorio, Laura Pérez Borinaga, y Beatriz Artolazabal, en representación del Ayuntamiento de la ciudad que nos acogía, agradecieron que esta gala centenaria se oficiara en Gasteiz.
El presentador –que luego desvelaré quién fue– presentó el pase del documental que la Comisión del centenario de la Federación Vasco Navarra de Montaña (FVNM) mostró en primicia mundial. Son 45 minutos de metraje que nos retrotraen a una panorámica cronológica desde 1924.
Y llegó el momento de los premios. Edurne Pasaban recibió el especial y a su vez el reconocimiento de todos a la primera mujer del mundo en hollar los 14 ochomiles. A los nueve presidentes de la Federación Vasca de Montaña les entregaron una insignia de oro, también a los cinco que han sido directores de Pyrenaica y que están con nosotros. En ese momento, Casimiro Bengoetxea, nonagenario él, tomó el micrófono fijo y único que había en la gala y, fuera de programa, mirando de frente a las políticas que estaban a dos metros de él, les dijo, introduciendo la cita con mano derecha: Vosotras sois aves de paso, nosotros seguimos.
Después, el presidente de EMF entregó ocho premios dirigidos a la atención al servicio médico, Hermandad de Centenarios, Zirkuitoa, Escalada, Carreras por Montaña y a la investigación. Un sketch de Gorka Aginagalde e Iñigo Salinero, hizo aflorar las risas entre el personal. Seguido se hizo entrega del premio Andrés Espinosa, concedido a Jacinto Lizarralde (93 años), María Luisa Celaia (que no pudo acudir y se lo llevarán en persona EMF), Arkaitz Oteiza y Malen Celada.
El premio Ibilbidea fue para los cinco clubes centenarios: Bilbao Alpino Club (BAC), Club Deportivo de Bilbao (CDB), Club Deportivo Eibar (CDE), Baskonia Mendi Taldea (BMT) y Fortuna. Seguido se realizó un meritorio reconocimiento a la prensa vasca que escribe y comunica sobre alpinismo vasco. Recibieron el premio Amigos del Montañismo Vasco que yo mismo tuve la suerte de recibirlo en el XXV aniversario de esta gala, en Ordizia, el 29 de noviembre de 2021, por lo que me resultó emocionante el recuerdo y que fuera dirigido a la prensa en la que tengo tantos amigos y en la que escribo semanalmente.
El premio Mujer y Montaña Loli López Goñi recayó en Amaia Aranzabal y Pili Ganuza, siendo emotivo cuando salieron a escena estas primeras féminas vascas en ascender un ochomil, el Cho Oyu (1992). Apareció entonces el cantautor Mikel Urdangarin interpretando una preciosa canción con emoción montañera en su gestación.
Se entregaron los premios a las mejores fotografías en Pyrenaica y a los tres mejores artículos que la comisión ha decidido premiar. Eran entonces las 21.35 horas cuando llegó el Momento Martín Zabaleta y Pasang Temba, inmemorable e histórico. No en vano, el nepalí no sabía que se iba a juntar con el hernaniarra. Nada más y nada menos que 44 años para que se produjese este reencuentro. Dicen los testigos que fue espectacular el instante en que volvieron a cruzar sus miradas frente a un hotel a la entrada de Vitoria, tal y como recogió ETB. El premio que recibieron lleva el nombre de Antxon Bandrés.
Era secreto quién presentaría el acto. Acudí al mismo acompañando al director de Pyrenaica, Iván Ruiz Rotaetxe y mientras subíamos el puerto de Altube se lo pregunté. Me dijo que un tal Julian Iantzi Mitxelena. Me reí porque el de Lesaka, nacido en Elko, íntimo amigo del que firma esta página, nada me había dicho y habíamos hablado varias veces la semana anterior. Se lo tenía bien callado. Emoción al juntarnos.
Para finalizar hubo otro sketch de dos chicas sobre lo acontecido esa tarde allí. Fueron muy aplaudidas. Eran las 22.01 horas cuando terminó la gala. Gracias a quienes la organizaron, altruistamente, porque es un trabajo de medio año de gestión. Eskerrik asko.