Parece mentira observar la imagen de arriba ubicada en unos terrenos baldíos entre Derio y Zamudio allá a mediados de los años 50 del siglo pasado donde tan solo se yerguen dos complejos de edificios: el antiguo seminario, cuna de varias generaciones de sacerdotes, y una de las primeras industrias que se asentó en el valle entonces de Asua y hoy del Txorierri. A su alrededor no hay más que campas y terrenos, algún pequeño bosque, un par de caminos seríos y la vía del tren a Lezama que se despliega de izquierda a derecha ante el frente del complejo industrial en paralelo a una disimulada carretera.
Un vistazo desde el mismo punto de vista hoy exhibe cómo el corredor viario que conecta el Alto de Santo Domingo con el de Artabekarra camino de Mungia hace una curva delante del antiguo seminario y compone parte de nudo carreteras locales que dan servicio a los municipios referidos. Es en esta zona, donde lindan ambas localidades donde los pabellones industriales se han hecho dueños y señores del área más pegada a las faldas de Artxanda.
Al otro lado, la invasión productiva ha sido más ordenada y donde en la instantánea de arriba, a la derecha de los edificios protagonistas, la planicie está vacía, hoy ofrece una corona de empresas de alto standing dentro del Parque Tecnológico de Zamudio.
Seguro que los próceres de la Diputación de Bizkaia que impulsaron la mega construcción de los edificios de Derio antes de la Guerra Civil nunca pudieron llegar a pensar cuántas vicisitudes han protagonizado y cuántos usos han tenido. Porque todo el mundo conoce los edificios como el Seminario de Derio pero su origen no fue religioso.
Todo surgió en 1931, cuando el ente foral quiso solucionar los graves problemas que existían entre la población local por problemas mentales y decidió construir un gran psiquiátrico, siguiendo las corrientes europeas. Pero no uno cualquiera. Por eso compró un terreno de 80 hectáreas para levantar cuatro edificios idénticos que entonces se iban a convertir en uno de los grupos edificatorios más grandes del territorio y podrían albergar hasta un millar de enfermos mentales. En verdad, iban a ser dos conjuntos paralelos que diseñó el arquitecto vizcaino Diego Basterra. Pero los bombardeos de la Guerra Civil y la llegada de los franquistas al poder abortaron la iniciativa quedando terminados solo los dos bloques delanteros y a medio hacer los traseros. Olvidado su objetivo sanitario, los edificios durante la década de los años 40 quedaron infrautilizados albergando puntualmente una fábrica de armas, varios almacenes, un taller de bicicletas e incluso una vaquería.
Fue hace ahora 75 años cuando se creo la Diócesis de Bilbao y la Diputación le cedió los terrenos del Txorierri para crear su seminario. Ocupó los dos edificios concluidos y construyó una gran capilla en medio conformando un conjunto de tres edificios unidos entre sí por la planta inferior, lo que supondría el inicio del conocido Seminario de Derio. Miles de jóvenes cursaron estudios y 354 seminaristas fueron ordenados sacerdotes hasta 1975, año en el que la crisis vocacional dejó vacías las aulas y unos servicios y edificio demasiado caros para mantener. Sin embargo, la construcción supo reconvertirse tras el derribo en 1994 de los dos esqueletos de hormigón traseros. Albergó la Escuela de Magisterio, el Colegio Seminario y una escuela de formación profesional. Con el final del siglo pasado fue acogiendo a diversas empresas, servicios y espacios deportivos. Hoy también operan los Archivos de la Diócesis de Bilbao, el Centro Avanzado de Conocimiento de la Historia (Icaro), la Fundación Labayru y el hotel que toma el nombra de su extinta función religiosa.
El área que aún mantiene su encanto natural, casi indemne, es la ladera del fondo de la imagen, la que accede a la cima Berreaga. Una cuesta tranquila donde muchas familias y cuadrillas de Zamudio disfrutan de las comodidades del txoko municipal ubicado en ella con unas vistas fabulosas del todo el valle.
Virado a sepia
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