Cada vez que me encargan cocinar una putxera y la prendo pienso en él. En San Severino llegamos a elaborar hasta 28 al mismo tiempo”. José Luis Aretxederra desbordaba orgullo de comprobar el afecto que Balmaseda guarda a su hermano Borja, Pizarrín, fallecido repentinamente hace unos meses. En memoria de uno de los estandartes de la Cofradía y la cocina en olla ferroviaria, la agrupación gastronómica de Balmaseda ha instituido el torneo cuya primera edición tuvo lugar ayer y se reeditará en los años bisiestos.

“Cada vez que prendo una putxera pienso en él, debemos recordarle por su forma de ser”

JOSÉ LUIS ARETXEDERRA - Hermano del homenajeado

Fue precisamente José Luis el ganador del campeonato que, con motivo de las cincuenta ediciones del concurso de San Severino, reunió hace dos años a los mejores del certamen. Ayer, sin embargo, prefirió no competir y ejercer de jurado. Hace dos semanas en el certamen de Espinosa de los Monteros logró los premios sexto, cuarto y primero, que recogió al borde de las lágrimas pensando en sus hermanos Borja y Begoña, fallecida a consecuencia de una enfermedad, que “nos probaba el punto de sal”. “El duelo va por dentro, de vez en cuando la gente saluda y se te saltan las lágrimas, pero debemos recordarle por su forma de ser”, prometió, feliz de que el legado familiar continúe a través de su hijo y sobrinos, la siguiente generación de Pizarrines.

Vigilaron sus alubias desde las 6.00 horas. E. C.

“Mi padre, Juanjo Villar, nos inculcó la afición”, rememoró Jon Villar, cuñado de Borja y José Luis Aretxederra, que a las 7.00 horas mimaba su putxera en el palacio Horcasitas para someterla al examen de los expertos en una cata visual y otra de sabor para las diez mejores.

El certamen del próximo 23 de octubre ya tiene camiseta. E. C.