La peculiaridad con la que cuenta la cultura euskaldun ha suscitado mucho interés en diferentes partes del mundo. La Fundación Aurten Bai, la cual lleva gestionando el barnetegi de Zornotza durante más de treinta años, tiene un acuerdo firmado con Etxepare, una organización que tiene, entre otros objetivos, el reto de impulsar la presencia y la visibilidad del euskera. “Es bonito ver la sensibilidad y el amor que tienen por el euskera gente que ni siquiera vive aquí”, señala la directora del barnetegi de Zornotza, Edurne Etxebarria.

A lo largo de este verano han acudido al barnetegi un total de 33 alumnos de diferentes nacionalidades, consagrándose como una cifra récord. 17 de ellas ya han abandonado las instalaciones situadas en Amorebieta. Los 16 estudiantes restantes, que estarán aprendiendo euskera hasta el próximo viernes, 16 de agosto, llegan al barnetegi procedentes de las siguientes universidades: Bolonia, Sorbona, Tbilisi, Udelar, La Habana, Universidad de la Plata, Universidad de Chile, de Ilinois y de Venecia. “Este año hemos acogido a 33 personas de diferentes países que en su lugar de origen han empezado a estudiar la euskera y aquí quieren mejorarlo, darle un buen empujón y volver a sus casas con un mejor nivel y poder seguir estudiando”, añade Etxebarria.

Susana Krzywiec, Marcelo Cunha, Andrea Valle, Dariana López y Eesha Barua son cinco de los 16 estudiantes que comenzaron el segundo ikastaro veraniego que acoge el barnetegi de Zornotza. Procedentes de Estados Unidos, Uruguay, Cuba y Polonia, han llegado a Bizkaia con “muchas ganas, y muy entusiasmados, de aprender euskera”.

La suma del desplazamiento de los 16 estudiantes acumula muchos kilómetros. Todos ellos tienen muchas ganas por aprender más sobre la cultura euskaldun. Desde el barnetegi puntualizan que “la mayoría” de estudiantes “tienen un nivel básico (A0/A1) de euskera”. Además, “algunos han repetido estancia”. De hecho, cuentan que “indudablemente estamos todos interesados porque la mayoría viajamos muchos kilómetros para llegar hasta aquí”.

“Máster sobre euskera”

En el caso de Andrea Valle, quien llega desde Uruguay, son “doce horas de vuelo hasta Madrid y luego una hora hasta Bilbao”. La uruguaya, llegó a Zornotza “por casualidad” al “aprender el idioma en la Casa de la Cultura en la ciudad donde vivía. Allí ingresé en la facultad, empecé con el idioma y una cosa fue llevando a la otra”. En el caso de su compatriota, Marcelo Cunha, su primer contacto con la lengua fue en la facultad. “Soy profesor de historia y estoy en un máster con la particularidad de vincular historias de Euskadi con Uruguay”, expone. Entre otros factores, Susana Krzywiec está interesada en la “cultura y la música de los años 70 y 80, que es muy parecida a la melodía de Polonia de ese tiempo”. Además, Kzrywiec explica que en su país “se puede aprender euskera en dos universidades, en Varsovia, de donde vengo, y en Poznan”.

“Estoy en un máster con la particularidad de vincular historias de Euskadi con Uruguay” Marcelo Cunha, estudiante uruguayo

Eesha Barua señala que “me enamoré del euskera, tuve la oportunidad de venir y aquí estoy para aprender”. La convivencia entre las diferentes nacionalidades “ha sido muy buena”. En otros casos, es amor a primera vista. De hecho, Valle y Cunha aclaran que en Uruguay tienen que “aplicar en otro idioma y el euskera no nos sirve”.

“Kaixo” a todas horas

Después de presentarse en euskera diciendo nombre, apellido, edad y la procedencia –mostrando galones–, apostillan que “toda oportunidad es buena para poder intercambiar, expresar e incorporar un poquito más a nuestro euskera”.

“El euskera tiene algo especial que hace que las personas que lo hablan lo sean también” Dariana López, estudiante cubana

En este sentido, Dariana López ilustra que “estamos llegando a vivir más el euskera incluso que las propias personas euskaldunas”. Además, clarificaron que cuando acuden al supermercado “porque necesitas algo personal, interactúas, preguntas y pides en euskera. La verdad que nos estamos animando mucho”. “Gracias a estar aprendiendo euskera he podido entrar en un grupo de amistades que están aprendiendo o son plenamente euskaldunes que son las mejores personas que he conocido en mi vida”, resume Dariana López. “El euskera tiene algo especial que hace que las personas que lo hablan también lo sean”, matiza López.

Cambio total en el aprendizaje

En sus países de origen echan de menos el hecho de poder conversar en vivo, en vez de hacerlo “por grabaciones”. Notan grandes diferencias con “la parte estructural que aprendemos nosotros”.

Entonces, el contraste que están viviendo desde el 5 de agosto en el barnetegi es total. “Aquí estamos 24 horas al día siete días a la semana” por lo que “todos los días te vas con algo nuevo que vas incorporando y hace que puedas hablar algo más”, manifiesta Andrea Valle.

“Todos los días te vas con algo nuevo que vas incorporando y hace que puedas hablar algo más” Andrea Valle, estudiante uruguaya

Susana Kzrywiec destaca entre risas que encuentra algunas similitudes entre el polaco y el euskera. “A veces es muy divertido aprender euskera como polaca porque algunas palabras suenan como diminutivos en polaco”.

Por ejemplo, “Mikelek, Susanek, es muy bonito”. “Miguelito sería en polaco”, apostilla Marcelo Cunha. Barua comenta, a modo anécdota, la diferencia que existe entre “el euskera cuando se habla a cuando se escucha en las canciones”. Se muestra como una “enamorada de las “euskal abestiak”.

Valoración positiva

Edurne Etxebarria valora de manera positiva la experiencia que ofrecen en el barnetegi del que es directora. “Doce días aquí, ocho horas al día de clase, después las actividades, todo el día juntos. Les ofrecemos un sistema de inmersión total y gracias a ello se van con un nivel mayor”. Una diferencia que Etxebarria observa claramente “en los niveles bajos”. Una posición en la que suele ser complicado “en nivel entendimiento”.

Por ello, la directora del bartenegi de Zornotza añade que “con paciencia y ganas, que es como han hecho ellos, aquí todo se consigue”. “Tenemos profesores que no solo hablan euskera, también hablan castellano, inglés... diferentes idiomas con los que se pueden comunicar”, sentencia.

Implicación

La experiencia que la Fundación Aurten Bai, que gestiona el barnetegi, permite a los estudiantes que quieran acudir a través del convenio firmado con Etxepare a repetir estancia. A lo largo de todos los años que lleva el proyecto activo, hay algunos alumnos, en palabras de la directora de las instalaciones, que han repetido estancia “cinco o seis años seguidos”. En esta dirección, Edurne Etxebarria recuerda que una alumna procedente de Polonia obtuvo el certificado C2. Justifica dicha adquisición por tratarse de una estudiante que “le interesaba mucho el idioma”. De hecho, añade que era tal el valor que tenía en su vida que terminó mudándose a “vivir aquí”.