La fuerza del mar derribó en una década tres estructuras previas
Hasta la construcción de la actual se levantaron pasos elevados empleando un mecanutubo
La actual pasarela es sólo uno de los varios intentos que se han llevado a cabo para garantizar un paso tranquilo sobre el Barbadun. Así, como relata historiógrafo local Honorato Gil Santos, “sobre el Barbadun ha llegado a haber hasta tres puentes elaborados con mecanotubo a los que la mar puso en jaque hasta hacerlos desaparecer”. Incluso antes de estas alternativas a punto estuvo de acometerse la creación de una plataforma elevada con cables.
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“Entre 1941 y 1944 se desmontó la línea de baldes que traía el mineral desde La Arboleda hasta el lavadero de Campomar para luego retornarlo a los puertos de embarque. Dejaron apilados los cables junto a lo que fuera un hotel y hoy es la residencia de ancianos, al lado de la pasarela. Al parecer, para hacer un puente pretensado que nunca se llegó a realizar. Los críos jugábamos entre aquel enorme cableado que estuvo allí apilado hasta 1968, cuando ya se habían construido dos pasarelas fijas”, señala este pobeñés hondamente ligado a los oficios de la mar que cultivaron varios de sus ascendientes. Así, recuerda cómo en 1957 cruzaban a pie el río Barbadun para ir a ver al Athletic Club al viejo San Mamés.
“Tardábamos casi dos horas en llegar al campo porque tras cruzar a pie en marea baja, cogíamos la carretera hacia Muskiz para tomar el autobús en la antigua fábrica de La Casera (hoy BM) e íbamos hasta la estación del tren en Santurtzi. De allí a Olabeaga y al campo”, rememora este vecino de 74 años.
Sin estabilizar
La primera tentativa se llevó a a cabo en los años 1962-1963 con la construcción de una pasarela de mecanotubo que salvaba el río casi en la desembocadura. “Era un salto cualitativo para acceder a la playa, pero no pública y ahí estaba Enrique Fuentes para cobrar dos reales por usarla así que imagínate que los jóvenes, sin un duro, a seguir mojándonos los pies”, cuenta. Esta plataforma apenas estuvo dos años en pie, ya que su cercanía a la desembocadura la dejaba muy expuesta a la acción de riadas y oleajes. Años mas tarde, en 1965, se levantó otra pasarela en una ubicación similar a la actual, aunque de menor longitud “y que tumbó el agua porque al estar sólo pilotada, sin arriostrar para ganar estabilidad el agua la levantó y la hundió, lo mismo que sucedió con la tercera de 1970 en la misma zona”, relata.
Finalmente, en 1976 se construyó la actual pasarela, con un coste de ocho millones de pesetas. Pese a su aparente robustez de hierro y hormigón, el puente ha sufrido los embates del agua en varias ocasiones, como en octubre de 2011 –con el deslizamiento de una sección de la plataforma– o en 2014 cuando el mar descabalgó casi metro y medio el tablero. Estas bromas han supuesto más de 700.000 euros.
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