El origen del trazado a emplear en el bidegorri de Vía Vieja de Lezama hay que buscarlo en la línea de ferrocarril que se habilitó entre Bilbao y Lezama desde 1891 a 1895. En la época de su construcción se planteó para reducir gastos un recorrido que sube prácticamente hasta la cima de Artxanda, construyendo un túnel de 446 metros, con los que se conseguía reducir la longitud de trazado subterráneo todo lo posible y también su coste.

Pero claro ello supuso que las pendientes para alcanzar esa parte alta de la crestería fueran muy pronunciadas para los condicionantes ferroviarios de la época. De hecho este recorrido fue el que contaba entonces con pendientes más pronunciadas de toda Euskadi.

Fue el 7 de julio de 1895 cuando el peligroso itinerario provocó un grave accidente en el que fallecieron 13 personas, al descarrilar un tren que transportaba 34 viajeros en tres coches tirados por la locomotora Lezama, más otros tres vagones que se incorporaron en las canteras de San Roque al convoy, cargados con 18 toneladas de piedras. El peso de estas unidades de cola provocó que el tren se saliera de las vías según bajaba a la altura de Zurbaran, provocando una catástrofe que Bilbao recordó durante muchos años y marcó el futuro de este trazado.

La asunción de que las cuestas eran imposibles implicó que la compañía ferroviaria abandonara este trazado entre Bilbao y Zamudio en 1901, sustituyéndose por otro nuevo inaugurado siete años después que bordeaba la zona de la Ola, que aprovechaba el tramo construido en la parte final, entre Zamudio y Lezama. Este es el trazado que en la actualidad explota Euskotren en su conexión entre el Txorrierri y Bilbao.