El centro de control de tráfico situado junto a los túneles de Malmasín se someterá a una reforma y ampliación para poder gestionar las nuevas infraestructuras que se pondrán en marcha en los próximos años. El edifico contará con una nueva sala de control a doble altura y otra de crisis para atender los incidentes más relevantes. Con las obras se mejorará además la eficiencia energética del edificio y se reducirá la huella de carbono.
Cuatro centros de control vigilan los más de 150 kilómetros de red viaria de alta capacidad del territorio: los dos de cabecera son los del Peñaskal, que gestiona la Supersur y los túneles de Artxanda, y Malmasín, que se hace cargo de la A-8, los accesos a Bilbao, los corredores del Kadagua y Txorierri, las variantes de Ermua y Bermeo, y La Avanzada, entre otros. A ellos se suman Iurreta, que vigila la AP-8, y Gerediaga, que hace lo propio en la variante hasta Elorrio. Desde estos puntos, en los que trabajan 35 operadores, se vigila todo lo que ocurre en las carreteras más críticas del territorio, las de alta capacidad. A través de un gigantesco videowall y gracias a las 1.635 cámaras distribuidas por todas las carreteras, ven lo que ocurre hasta en el último rincón de cada calzada y, en función de ello, adoptan decisiones como cambiar la información de los paneles para alertar a los conductores de una balsa de agua, poner en rojo el semáforo de un túnel para cerrarlo porque hay caravana en su interior o poner en marcha los ventiladores si se acumula humo dentro de una galería.
Bizkaia tiene previsto poner en marcha un importante número de carreteras y túneles, como la remodelación de las galerías de La Avanzada y Artaza, la variante de Markina que incluye un nuevo túnel, e importantes reformas en los túneles de los corredores del Kadagua y el Txorierri. Todos ellos se gestionan desde el centro de control de Malmasín, lo que hacer necesario acometer una renovación completa de las instalaciones.
Para su diseño se ha tomado como referencia el centro del Peñaskal. Se creará una nueva sala de control, que incluirá una de crisis; se reorganizarán todas las circulaciones del personal que trabaja en el edificio, y se mantendrá el espacio de los servidores de Bizkaibus y su despacho anexo, haciendo crecer estos espacios sobresaliendo de la línea de fachada.
Se construirá un edificio nuevo, con un espacio en doble altura que albergará en la planta baja la sala de control, con unas dimensiones de casi 12x12 metros, con el videowall, y en la planta alta, la sala de crisis. Aquí habrá un entrante en la envolvente del edificio, a modo de terraza cubierta, a modo de mirador hacia la zona de la carretera. En el bloque ya existente, en la planta baja se mantendrá el acceso de camiones al almacén y su vinculación con el taller, que se ampliará. Se trasladará aquí todas las duchas, que contará con un espacio cerrado de taquillas. En la primera habrá una única sala de despachos de mantenimiento, una oficina, baños, un office conectado a un espacio de vending y el acceso a la sala de control, mientras que en la segunda se creará un gran espacio diáfano de oficina y dos despachos cerrados en vidrio para jefaturas.
El apunte
Eficiencia energética. El edificio contará con una envolvente de lamas de madera –un material renovable y ambientalmente respetuoso– que, dependiendo de su colocación en las distintas zonas, permitirán que el sol caliente la piel interior en invierno y protegiendo del sol en verano, garantizando así el confort climático en su interior. Las obras supondrán una inversión de 2,7 millones de euros y se prolongarán durante 18 meses, una vez se adjudiquen.