El ingeniero navarro Javier Manterola, autor del puente Euskalduna y los viaductos del Bolintxu de la Supersur, falleció el pasado domingo en Madrid a los 87. Con una dilatada trayectoria profesional, especializada precisamente en puentes y viaductos, Manterola recibió numerosos reconocimientos a lo largo de su carrera.

En un comunicado, la Escuela de Ingenieros de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid anunció "con gran pesar" el fallecimiento de Manterola, "ilustre catedrático de nuestra Escuela desde 1976 y figura estelar en el ámbito de la ingeniería civil, tanto en España como a nivel internacional".

Manterola colaboró a lo largo de su carrera con renombrados arquitectos como Francisco Sáenz de Oiza, Rafael Moneo Fernando Redón, dejando "su huella indeleble" en más de 230 proyectos que abarcan estadios de fútbol, torres de oficinas, estaciones de transporte y auditorios, según la biografía detallada por la Escuela de Ingenieros madrileña. Sin embargo, fue en el diseño de puentes y viaductos "donde su maestría alcanzó reconocimiento internacional", con más de 200 proyectos que incluyen algunas de las estructuras "más emblemáticas de las últimas décadas".

En Bizkaia existen varios ejemplos de su buen quehacer, entre ellos el puente Euskalduna, inaugurado en abril de 1997, y los dos viaductos que en la Supersur salvan la vaguada del Bolintxu. También diseñó el Puente de La Pepa en Cádiz, el Puente Ingeniero Carlos Fernández Casado en León, y múltiples estructuras en Zaragoza y otras ciudades españolas.

"Genio creativo y técnico"

Para la Escuela de Ingenieros, "su marcha marca el fin de una era en la que su genio creativo y técnico transformó no solo paisajes urbanos y rurales, sino también la forma en que concebimos la funcionalidad y la estética en la ingeniería moderna".

Del mismo modo, aseguraron que Manterola "no solo será recordado por sus logros profesionales, sino también por su integridad, humanidad y el profundo impacto que tuvo en todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo y aprender de él. Su compromiso con la excelencia y su pasión por la enseñanza dejaron una huella imborrable en sus estudiantes, muchos de los cuales han seguido sus pasos, contribuyendo al campo de la ingeniería con honor y distinción". Precisamente sobre su legado, subrayaron que "perdurará en cada uno de los puentes que diseñó, en cada estudiante que inspiró, y en cada página que escribió, recordándonos siempre la armonía perfecta entre funcionalidad y belleza".