Pedro Barreiro pilota este proceso en esta legislatura, igual que la equiparación en servicios de los abonados de la comarca de Busturialdea al resto de clientes de la entidad.

¿Cómo afronta esta legislatura el CABB? ¿Cuales son sus retos?

—Pues lo primero implementar los compromisos que tienen la nueva directiva europea de aguas potables, operativa desde el 1 de enero. Después pensar en las actuaciones a abordar para acomodarnos a la directiva de aguas residuales a aprobar en Bruselas.

¿En qué momento está?

—En análisis de borrador, todavía hay elementos fundamentales de la misma en discusión y veremos qué es lo que sale definitivamente. Sí sabemos que si la de aguas potables es una directiva cara, la de residuales va a ser muy cara por las exigencias de inversiones que conlleva y su repercursión en presupuestos y las tarifas del agua los próximos años.

¿Para cuándo?

—Podrá entrar en vigor para finales de 2026 o 2027. En este mandato, fijo.

O sea, que la subida de las tarifas se mantendrá en el futuro.

—Hay que ser conscientes de que es un camino que no va a finalizar nunca. El poder adecuarnos a las directivas, querámoslo o no, va a suponer un importante esfuerzo inversor y de gasto corriente.

¿Qué otras consecuencias tendrá?

—Traerá consigo un proceso de unificación, sobre todo en lugares donde los municipios sean pequeños, para poder coger dimensión suficiente y poder cumplir con las exigencias de la nueva directiva.

¿Bizkaia está bien posicionada?

—Sí, y es de prever que en los próximos años se sumen más municipios.

Puede ser una especie de palanca para que municipios como Karran-tza y otros se adhieran.

—Karrantza, no lo sé, pero tenemos ya petición de entrada de Arrankudiaga y Orozko. Con la desanexión de Usansolo, superaremos el centenar de municipios antes de finalizar esta legislatura.

¿Están adelantado trabajo de cara a cuando entre en vigor la directiva de aguas residuales?

—Estamos haciendo un análisis exhaustivo de hacia dónde tiene que evolucionar la planta de Galindo. Vamos a necesitar instalar sistemas de depuración más potentes.

¿Más que los que ya tiene?

—Es cierto que ya es muy potente y los parámetros que tenemos son mucho mejores de lo que nos plantea la autorización de vertido. Aún así, es previsible que en el futuro tengamos que ir tomando otra serie de medidas marcadas por esa nueva directiva de aguas residuales como los microcontaminantes, las trazas de medicamentos en el agua, lo que tiene que ver con el mundo de la cosmética... Son contaminantes emergentes que ni tan siquiera cuentan con una denominación oficial

¿También llegan pellets a las depuradoras del Consorcio?

—Preferimos llamarlos microplásticos y son ya conocidos. Los que quedan en los fangos que se generan tras la limpieza del agua son valorados energéticamente y se quedan en cenizas, prácticamente inexistentes.

¿Cómo se está beneficiándose el CABB de los fondos Next Generation que llegan de Europa?

—Además del dinero que llega para actualizar el tratamiento primario en la planta de Galindo, nos presentamos al primer programa y hemos recibido 7,5 millones de euros para diferentes actuaciones. Varias están para acometerlas una manera inmediata y otras en licitación.

¿En que proyectos trabajan?

—Son un montón de pequeñas iniciativas, principalmente en las comarcas de Busturialdea y Lea Artibai, con un máximo de inversión de unos dos millones de euros, por que nosotros complementaremos los 7,5 millones hasta llegar a los diez millones.

¿Son actuaciones previstas o de nuevo cuño?

—Ya estaban programadas. Este dinero nos sirve para adelantar en el tiempo determinadas inversiones en esas comarcas y liberar 7,5 de los presupuestos del Consorcio para ir acometiendo otras actuaciones.

Han pasado dos años desde que entraran los municipios del antiguo consorcio de aguas de Busturialdea. ¿En qué situación se encuentran?

—Hemos avanzado mucho y tenemos claro lo que queremos hacer. Tenemos resultados interesantes.

¿Para paliar la escasez de agua en verano también?

—Sí. Ahora mismo Busturialdea es el líder en el Consorcio en nuestro índice ILI, que cuantifica el número de fugas nocturnas de la red de distribución. Se está ahorrando mucha agua. Además trabajamos en dos proyectos para activar el verano del año que viene.

¿Cuáles son?

—Se podrá en marcha un bombeo en el río Oka, aprovechando que la empresa Maier dejará de verter en esa zona del cauce. La idea es que solo se activaría si las condiciones climáticas lo requieren. Las obras empezarán en octubre de este año.

¿Y el segundo?

—Es una conducción desde Bakio a Bermeo que, con un coste de cerca de 7 millones, será licitada en abril. Con estas captaciones nuevas ya operativas la situación mejorará muchísimo con respecto a los veranos anteriores. La ventaja de esta última es que luego quedará como sistema redundante a la futura gran tubería entre Mungia y Gernika que abastecerá a la comarca del agua que llegue del Zadorra.

¿En qué punto se encuentra esa solución definitiva?

—Ahora el proyecto está en proceso de redacción, pero no estará operativo hasta finales de esta década.

Mucho tiempo para esa solución definitiva...

—Se están haciendo actuaciones en la comarca como no se han hecho nunca y por un valor económico que hubiera sido implanteable por el Consorcio de Aguas de Busturialdea. Solo las dos obras comentadas hubieran supuesto que la anterior estructura no hubiera podido invertir nada más en al menos 14 años.

¿Hará falta fletar este año otra vez el barco cisterna?

—A ver, el pasado verano no fue necesario el trasvase de agua en barco. Habrá que esperar.

¿Y el saneamiento en la comarca?

—Este próximo verano la playa de Toña volverá a ser declarada arenal limpio. En general, la calidad de aguas de baño ha mejorado mucho ya que antes había muchas playas donde el agua no cumplía los niveles mínimos. Además, se efectúan diferentes obras de mejora en la depuradora de Lamiaran y queda por ejecutar el último tramo del colector entre Gernika y Muxika para terminar el saneamiento.

En proyectos y presupuestos, ¿qué supone la atención a Busturialdea?

—Alrededor del 10%, pero el dato bueno es analizar el gasto corriente. Busturialdea es el 5% de la población que atiende el Consorcio y supone casi el 20% del gasto corriente, aunque hay que decir que con los años se irá corrigiendo.

¿Cómo de presente está el cambio climático en las decisiones del futuro del Consorcio de Aguas?

—Absolutamente, no puede ser de otra manera. Lo que pasa es que no hay unanimidad en sus efectos en los temas del agua. Se supone que siempre va a ser un elemento afectado, pero hay opiniones de otro tipo.

Pero ya se lo están notando desde hace unos años ¿no?

—Estamos viendo que las cantidades de agua globales no se han modificado mucho. Sí ha cambiado el régimen, es decir, que cada vez tenemos elementos más extremos, tanto por la parte de sequía como por las inundaciones. Eso supone que algunos de los sistemas, tal y como los teníamos planteados para determinados momentos, no valgan.

¿Por ejemplo?

—Si se producen lluvias muy importantes en poco tiempo no hay capacidad para almacenar tanta agua. Siempre está presente el cambio climático, con toda la incertidumbre que ello supone.