Es uno de los puntos con más tráfico de la red viaria de Bizkaia. Tras concluir los trabajos de la primera fase, la que ha ampliado de tres a cuatro los carriles del intercambiador de Cruces en sentido Rontegi, le toca ahora el turno a la calzada en dirección contraria. Las obras de esta segunda fase ensancharán la calzada para ganar carriles tras finalizar el puente sobre la ría hasta alcanzar los cuatro en el viaducto Buen Pastor hasta la bifurcación hacia Bilbao y Santander. Los trabajos arrancarán tras el verano y se prolongarán durante casi dos años.

En el nudo de Cruces confluyen una media de 250.000 vehículos, al llegar hasta el intercambiador los vehículos que circulan desde y hacia Santander, Ezkerraldea y Bilbao, convirtiéndolo en uno de los puntos más congestionados del territorio. 

Con el objetivo de agilizar el tráfico y mejorar la seguridad vial, se está llevando a cabo una importante obra para ampliar su capacidad. A finales del pasado mes de noviembre entró en servicio la primera fase, que se ha centrado en la calzada en sentido Rontegi, ampliando de tres a cuatro los carriles en los que desembocan los vehículos que llegan desde Bilbao por la A-8 y Ezkerraldea desde la recta del Max Center. Se ha actuado en un tramo de 1,2 kilómetros, mejorando también el desvío hacia Barakaldo y Lutxana, y la incorporación de los conductores que se acceden desde Cruces.

Concluidas estas obras, le toca ahora el turno a la segunda fase en la calzada en sentido contrario. El objetivo es el mismo: mejorar la fluidez del tráfico y crear un vial más seguro. Para ello, se van a ampliar la calzada para ganar carriles en el puente sobre la calle Buen Pastor, de forma que de los tres actuales se pasen a cuatro, hasta el lugar en el que la calzada se divide para que los conductores opten por dirigirse hacia Bilbao o Santander.

Hoy en día, el puente de Rontegi consta de cuatro carriles que se convierten en cinco al salir del viaducto. Dos de ellos se usar para tomar el desvío hacia Barakaldo y tres para que continúen los vehículos que quieran seguir por la A-8 hacia la capital vizcaina o hacia Ezkerraldea.

Se trata de un cuello de botella, al reducirse el número de carriles, en el que el tráfico se complica por la cantidad de vehículos que circulan por él en especial durante la hora punta de los días laborables, de 18.00 a 19.00 horas, y los viernes entre las 14.00 y las 15.00 horas.

Con las obras, se mantendrán los cinco carriles iniciales a lo largo de 375 metros pero será solo uno el que se desvíe hacia Barakaldo –se abrirá a dos rápidamente como en la actualidad– y se ampliarán a cuatro los que quedan desde esa salida a la localidad fabril hasta la bifurcación hacia Bilbao o Ezkerraldea.

Un carril en voladizo

Para ello, será necesario, en el tramo entre el puente de Rontegi y la salida a Barakaldo, ampliar la calzada en tres metros, hacia el talud, para dar cabida al carril de deceleración. Una vez termina el desmonte, la calzada está sostenida por un muro que se eleva hasta los ocho metros en algunos puntos por encima de la calle Etxatxu. Para evitar afectar a las aceras y el parque de esta calle, el carril extra se construirá en un voladizo de unos 185 metros de longitud desde el arcén derecho. Se ha buscado una solución lo más diáfana y menos invasiva posible, para minimizar el impacto visual y la sensación de encajonamiento que pueden percibir los vecinos de la zona.

Siguiendo por la autovía, también se ampliará el puente del Buen Pastor para incorporar ese cuarto carril adicional –serán de 3,5 metros de ancho cada uno de ellos–, en una actuación que será similar a la que ya se ha llevado a cabo en la primera fase en sentido contrario. Para ello se colocará, en el lado derecho del puente, una losa de hormigón. Metros más adelante, la bifurcación mantendrá dos carriles hacia Bilbao y otros dos hacia Ezkerraldea.

Afecciones al tráfico

Al ser uno de los puntos con más tráfico del territorio, las obras tratarán de interferir lo menos posible en la circulación. Los trabajos se desarrollarán por fases, reduciendo la anchura de los carriles. Únicamente se desviarán ligeramente algunos de ellos cuando se esté trabajando en la zona central, obras que se realizarán en verano, preferentemente en agosto, aprovechando que en esa época hay menos circulación de vehículos.

Sí habrá que cortar el tráfico cuando se extienda la nueva capa de rodadura, cortes que se harán en horario nocturno desviando el tráfico por el ramal de salida hacia Barakaldo, de forma que se pueda volver a la autopista desde la cercana rotonda del BEC.

Las obras, que comenzarán después del verano, se prolongarán durante 21 meses, casi dos años, y supondrán una inversión de 11,9 millones de euros.