Olentzero ya ha recibido las cartas de todos los niños y está a punto de abandonar su casa para emprender un viaje que le llevará a todos los hogares de los vizcainos repartiendo los regalos que ya tiene preparados y envueltos. Una cosa menos de la que preocuparse. Sin embargo, aún queda hacerse una pregunta muy importante antes de que llegue: ¿Tenemos todo lo necesario para cenar? Parece que la mayoría no. 

Incluso antes de que abrieran los establecimientos, ya había colas de decenas de personas en los principales comercios gastronómicos de Bilbao. Toñi Arias ha sido una de las primeras en personarse en la puerta de Lautxo quince minutos antes de que abrieran. Su sorpresa ha sido mayúscula al ver cómo, a pesar de ir con tiempo, la cola ya recorría toda la calle. Resignada, ha decidido colocarse en el último lugar y esperar más de dos horas para hacerse con los tan deseados manjares. “He venido a por las famosas croquetas, bacalao al pil-pil y chipirones, que es lo que nunca falla en casa”, comenta. Toñi confiesa que lo ha dejado para el último momento porque no ha tenido tiempo debido al trabajo y porque las amamas ya se encargan del resto de los preparativos de la cena. ¡Qué haríamos sin ellas!

Algo parecido le ha ocurrido a Inma Zarzosa cuando ha acudido a la pescadería a primera hora y ha tenido que esperar veinte números para que le sirvieran un rodaballo para la cena de Nochebuena. “La verdad es que no me esperaba que fuera a haber tanta gente siendo tan temprano, aunque también me ha venido bien ir hoy porque he encontrado los chipirones bajados de precio”, comenta. 

Y es que aunque parece que los bilbainos han andado listos este año y no han dejado los regalos para el último día, hay quienes prefieren apurar hasta el final para cerrar el menú, aunque eso les haga perder un tiempo muy valioso en esas colas interminables. Todo vale para poder disfrutar en familia de una de las cenas más especiales del año, en la que no faltará la ilusión, los regalos, y sobre todo, la buena comida en los platos.